Gran Bretaña: en medio del escándalo, renunció el líder del parlamento

Michael Martin.
Insistió en que el escándalo de los gastos no le iba a distraer en su lucha contra la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.
"El trabajo económico y todas las demás tareas del Gobierno siguen adelante. Estamos absolutamente determinados a sacar a este país rápidamente de la recesión", agregó.
Martin, un ex trabajador metalúrgico, se enfrentó a una intensa presión para dimitir por parte de los diputados, que le vieron como un obstáculo para las reformas.
El lunes, los diputados pidieron públicamente a Martin que dimitiera en una de las sesiones parlamentarias más insólitas de los últimos años. Su autoridad fue desafiada abiertamente y se enfrentaba a una moción de censura firmada por 23 parlamentarios.
"Para que esa unidad pueda mantenerse, he decidido que renunciaré al puesto de presidente el domingo 21 de junio", declaró Michael Martin en un breve comunicado ante el Parlamento.
El último presidente de la Cámara de los Comunes que se vio obligado a dimitir fue John Trevor, que perdió la confianza de la cámara en 1695 por aceptar un soborno.
El nuevo presidente se elegirá el 22 de junio mediante una votación secreta y podría corresponder a alguien proveniente de cualquierda de los partidos más grandes.
El presidente es el cargo más importante de la Cámara de los Comunes y su marcha eleva la crisis que afecta a la política británica.
Brown dijo que los diputados deberían remitir sus gastos a un organismo independiente y no al Parlamento. Agregó que ningún miembro del Partido Laborista podrá postular a la próxima elección si rompió las normas de gastos.
Brown, Cameron y otros líderes acordaron imponer fuertes restricciones a los gastos.
Los diputados sólo podrán reclamar el alquiler, los intereses de la hipoteca y artículos para sus segundas viviendas en el futuro, lo que impedirá cargar gastos como la limpieza de piscinas o reparación de canchas de tenis.
La antigua institución del Parlamento se ha visto afectada por una serie de informes en el Daily Telegraph basados en información filtrada sobre cómo los parlamentarios usaban el sistema de gastos para complementar su salario anual de unas 65.000 libras (100.700 dólares).
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