5 de junio 2025 - 15:48

Intrigas, negocios y poder: qué hay detrás del divorcio entre Elon Musk y Donald Trump

Beneficios fiscales recortados, contratos millonarios en jaque y tensiones dentro del gobierno republicano. Cómo se quebró la alianza entre el magnate tecnológico y el presidente de EEUU.

En apenas cuatro días, el CEO de Tesla, SpaceX y la red social X pasó de despedirse en la Casa Blanca con honores y una llave simbólica de oro, a lanzar una ofensiva pública contra la nueva ley de presupuesto impulsada por el gobierno republicano, al que calificó de “traidor al pueblo estadounidense”.

En apenas cuatro días, el CEO de Tesla, SpaceX y la red social X pasó de despedirse en la Casa Blanca con honores y una llave simbólica de oro, a lanzar una ofensiva pública contra la nueva ley de presupuesto impulsada por el gobierno republicano, al que calificó de “traidor al pueblo estadounidense”.

Lo que hasta hace pocos días parecía una sociedad estratégica entre dos de las figuras más influyentes del mundo Elon Musk y Donald Trump terminó en una ruptura abrupta y cargada de tensión. En apenas cuatro días, el CEO de Tesla, SpaceX y la red social X pasó de despedirse en la Casa Blanca con honores y una llave simbólica de oro, a lanzar una ofensiva pública contra la nueva ley de presupuesto impulsada por el gobierno republicano, al que calificó de “traidor al pueblo estadounidense”.

La relación entre Musk y Trump fue uno de los pilares no declarados de la campaña republicana que devolvió al magnate neoyorquino a la presidencia. Pero ahora, con una ley que amenaza los intereses comerciales de Musk, el vínculo se quebró. Y el conflicto ya tiene consecuencias políticas, económicas y hasta tecnológicas.

Tesla, la gran perdedora con la nueva ley

El punto de quiebre fue el proyecto de presupuesto que busca eliminar o reducir drásticamente los créditos fiscales para la compra de vehículos eléctricos fabricados en EE.UU., un beneficio clave para Tesla. Hasta ahora, los consumidores podían acceder a un descuento de hasta u$s7.500 por cada unidad adquirida, un incentivo central para mantener la competitividad frente a la industria automotriz china.

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Musk, furioso, escribió en su red social X: “Lo siento, pero ya no lo soporto. Este escandaloso proyecto de ley de gastos del Congreso es una abominación repugnante”. Además, advirtió: “El Congreso está llevando a Estados Unidos a la bancarrota. En noviembre del próximo año despediremos a todos los políticos que traicionaron al pueblo”.

El mensaje cayó como una bomba en Washington. Según medios norteamericanos, altos funcionarios de la Casa Blanca sabían que Musk estaba incómodo con el proyecto, pero no esperaban una reacción tan virulenta, menos aún tras haberle otorgado un cargo como “asesor especial no remunerado” en el gobierno.

Starlink y la batalla por el control del cielo

Otro foco de tensión es Starlink, el sistema de satélites de SpaceX que Elon Musk intentó posicionar como proveedor oficial para el control del tráfico aéreo estadounidense. Según fuentes citadas por Axios y Politico, el empresario buscaba que la FAA (Administración Federal de Aviación) adoptara su tecnología para reemplazar parte de la infraestructura terrestre. Pero la propuesta fue rechazada por “conflictos de interés” y limitaciones tecnológicas: “No se puede controlar el tráfico aéreo solo con satélites”, dijo una fuente oficial.

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La controversia se agravó cuando se conoció que otras agencias, como la GSA (Administración General de Servicios), también analizaban incorporar Starlink para brindar conectividad en zonas remotas. Legisladores demócratas denunciaron que Musk, como asesor del gobierno y accionista mayoritario de SpaceX, podría beneficiarse económicamente de decisiones tomadas desde su propia influencia política.

En marzo, 42 congresistas demócratas enviaron una carta al Pentágono expresando su preocupación por el creciente poder de Musk, y pidieron frenar cualquier participación de SpaceX en el nuevo sistema de defensa antimisiles “Cúpula Dorada”, un megaproyecto anunciado por Trump como parte de su estrategia de militarización del espacio.

Un asesor con demasiado poder

El rol de Musk dentro del gobierno republicano fue, desde un principio, polémico. Su cargo como asesor especial del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) le daba acceso a información sensible y poder de decisión en áreas clave del presupuesto y la reforma del Estado.

Durante su estadía, se enfrentó con figuras centrales como el secretario del Tesoro, Scott Bessent. Según el New York Times, Musk intentó influir en el nombramiento del titular del IRS (la agencia recaudadora de impuestos, equivalente a la AFIP), lo que derivó en una crisis interna y en la remoción del funcionario que él respaldaba.

Desde la Casa Blanca dejaron trascender que Musk había intentado extender su permanencia en el gobierno más allá del plazo legal de 130 días, pero su propuesta fue rechazada. La salida fue inevitable.

El golpe final: la NASA

La estocada definitiva llegó el sábado por la noche, cuando Trump anunció por redes sociales que retiraba la nominación de Jared Isaacman –amigo personal y socio comercial de Musk– como nuevo administrador de la NASA.

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Isaacman, empresario de tecnología y primer civil en realizar un paseo espacial con SpaceX, era el candidato ideal de Musk para liderar la agencia espacial.

Isaacman, empresario de tecnología y primer civil en realizar un paseo espacial con SpaceX, era el candidato ideal de Musk para liderar la agencia espacial.

Isaacman, empresario de tecnología y primer civil en realizar un paseo espacial con SpaceX, era el candidato ideal de Musk para liderar la agencia espacial. Su remoción, sin explicaciones claras, fue interpretada como una señal directa de que la Casa Blanca busca limitar la influencia del magnate tecnológico en las decisiones del Estado.

“Pronto anunciaré un nuevo nominado que pondrá a Estados Unidos primero en el espacio”, escribió Trump, dando por terminado cualquier atisbo de continuidad en la relación con Musk.

Un divorcio con consecuencias

La ruptura no solo deja heridas abiertas en el plano político. También genera incertidumbre en los mercados, especialmente en el sector tecnológico y de defensa. Las acciones de Tesla y SpaceX aún no reflejaron cambios bruscos, pero los analistas de Wall Street ya anticipan turbulencias si se confirman los recortes en beneficios fiscales o si se enfría la relación entre Musk y el gobierno federal, que hasta ahora era uno de sus principales clientes.

En el plano internacional, la figura de Musk había ganado poder gracias al alcance global de Starlink, que fue clave para mantener conectadas regiones en guerra como Ucrania y Medio Oriente. Pero su cercanía con Trump, y ahora su enfrentamiento abierto, lo vuelven una figura impredecible.

En el tablero político, la salida de Musk deja al gobierno republicano sin uno de sus aliados más potentes en el mundo tech, y abre la puerta a nuevos reacomodamientos de poder de cara a las elecciones legislativas de 2026.

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