La crisis de la histórica fábrica de cosechadoras Vassalli, ubicada en Firmat, volvió a encender todas las alarmas dentro de la industria metalmecánica y en el entramado productivo del sur santafesino. La empresa, que alguna vez fue símbolo del desarrollo industrial del agro argentino, atraviesa hoy un cuadro de virtual abandono empresario, sueldos impagos, nula actividad productiva y un creciente malestar obrero que amenaza con derivar en medidas drásticas.
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Vassalli, entre la toma inminente y la búsqueda de un comprador: alerta máxima en Firmat
La empresa fundada en 1949 atraviesa un cuadro crítico: conflicto salarial, retiro de los dueños y un mercado de maquinaria agrícola en caída que acelera la urgencia por encontrar un nuevo inversor.
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Se agrava el conflicto en la fábrica de cosechadoras Vassalli: denuncian vaciamiento y un posible negocio inmobiliario
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Vassalli: sin certezas sobre la reapertura y con salarios impagos, crece la tensión en Firmat
Los trabajadores y el gremio evalúa por estas horas tomar la planta de producción de la empresa.
La situación se volvió más tensa en los últimos días luego de que los Marsó, actuales dueños de la compañía, regresaran brevemente a Firmat, retiraran documentación y efectos personales y se marcharan sin ofrecer explicaciones. Para la UOM, ese movimiento fue un “muy mal síntoma” que refuerza la idea de que la empresa está en proceso de desprenderse de la operación. En paralelo, la conducción de Vassalli mantiene abierta la búsqueda de un comprador, considerada por el gremio como la única salida para evitar un cierre definitivo.
El conflicto se arrastra desde hace varios meses, pero se agravó tras el incumplimiento total del acuerdo firmado en octubre entre la UOM Firmat y la familia Marsó. Aquella negociación había permitido reabrir parcialmente la planta, fijar una jornada reducida y establecer un esquema de pagos en seis cuotas para cancelar la deuda salarial acumulada. Nada de eso ocurrió.
Desde entonces, los trabajadores permanecen en la fábrica a la espera de señales que nunca llegan. La decisión sobre los próximos pasos a seguir (que pueden incluir la toma de las plantas) se definirá “entre mañana y el resto de la semana”, dijo un dirigente consultado. “Es algo espontáneo, porque la gente está agotada. Bien no va a terminar, eso estamos seguros”, advirtió.
Lo cierto es que la fábrica no sólo está paralizada: está prácticamente desabastecida. No entran motores, ni chapas, ni pintura; tampoco hay piezas menores para terminar las máquinas parcialmente armadas.
La venta como única salida y un mercado que se desploma
En medio de este escenario, Vassalli enfrenta además un contexto sectorial adverso. La venta de maquinaria agrícola cayó en noviembre 13,4% interanual, con apenas 498 unidades comercializadas, según ACARA. También retrocedió 10,1% contra octubre, profundizando la tendencia bajista del segundo semestre.
El golpe más fuerte se sintió en tractores, con una baja del 15,9% interanual y del 6,8% mensual. Las pulverizadoras retrocedieron 24,2% frente a octubre, mientras que las cosechadoras —segmento donde compite Vassalli— vendieron 53 unidades, con una caída del 18,5% mensual, aunque con una leve suba interanual del 6%.
A esto se suma la presión creciente de maquinaria importada y nuevas marcas de bajo costo, que están fragmentando el mercado y desplazando a fabricantes tradicionales. La posibilidad de importar equipos usados agrega aún más competencia en un contexto de inversión débil.
Lo cierto es que Vassalli ya atravesó situaciones similares en 2009 y 2018, cuando la fábrica también estuvo al borde del cierre y fue recuperada tras la llegada de nuevos inversores. En ambos casos, la intervención del sindicato y la búsqueda activa de compradores permitieron sostener la producción y preservar los puestos de trabajo, un antecedente que hoy vuelve a repetirse ante la falta total de interlocución con los Marsó.
Sin una inyección de capital, un plan productivo o una definición sobre la continuidad de la empresa, en Firmat crece la sensación de que el desenlace será inminente. El mercado en caída, la competencia importada y el vaciamiento denunciado por los trabajadores configuran un cuadro que deja a Vassalli en uno de los momentos más críticos de su historia, a la espera de un inversor que permita evitar la paralización definitiva de la última fábrica de cosechadoras de capital nacional. Algo que por lo pronto parece más una utopía que una realidad.
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