28 de noviembre 2020 - 00:00

Un puente para llegar al 2021

Las necesidades, en el corto plazo, se atañan a estabilizar el mercado cambiario para no retroalimentar las expectativas de devaluación como sucedió a fin de octubre. Es necesario un puente para llegar al 2021 sin sobresaltos cambiarios y sin conflictos.

Ministerio de Economía.

Ministerio de Economía.

Mariano Fuchila

Algo que está muy por encima del índice general de precios de octubre (3,8%). Esto evidencia que el "pass through" fue más alto en el sector alimenticio, afectando principalmente a los sectores más vulnerables. Los aumentos interanuales, tomando este sector, fueron de 45,8% para la canasta básica y del 40% si consideramos la canasta básica total.

Además, y en línea con esto último, el nivel general del índice de precios mayoristas mostró un aumento de 4,7% en octubre de 2020 contra el mes anterior, también por encima de los minoristas. Siendo una consecuencia del 4,6% que subieron los productos nacionales y del 5,6% de los importados. También la construcción registró un aumento del 3,7%, impulsado básicamente por los materiales (7,8%). La medición interanual muestra un aumento de 32,8%, pero siendo que los materiales crecen al 54,1% y la mano de obra al 18%.

Por otra parte, y en una semana donde se anunciaron un 5% de aumento para los jubilados llegando 35,3% en lo que va del año (por debajo del 42% que hubieran alcanzado con la fórmula anterior), uno de los aspectos a observar será la pretensión de alcanzar un Extended Fund Facilities con el FMI, que naturalmente exige cambios estructurales en materia fiscal, monetaria y cambiaria. En este contexto lo que se busca es que los pagos entre 2021 y 2024 se posterguen unos años más para despejar el escenario de financiamiento del gobierno actual y reacomodar la macro, lo que exigirá mayores definiciones técnicas a partir de 2021.

La pérdida de depósitos, reservas internacionales y las metas fiscales del año próximo explican la urgencia del FMI. Y en términos de financiamiento, el Ministerio de Economía consiguió $210.517 millones en la licitación de la semana pasada, mientras que este jueves captó unos $81.000 millones y realizó una conversión de activos por $194.000 millones.

Frente a este panorama, existe la posibilidad que Economía baje la meta de déficit fiscal a 3% o 3,5% del PBI para 2021 (desde el 4,5% del PBI fijado en el Presupuesto 2021) y se confirmó que no habrá IFE 4, lo cual significaría un ahorro fiscal de más de $80.000 millones y posibilitaría acotar la de emisión de pesos del BCRA al Tesoro. En el Palacio de Hacienda creen que con la ayuda extra de ingresos, proveniente del “aporte extraordinario a la riqueza” que prevén aprobar y que podría recaudar unos $320.000 millones, el año próximo podría, o pretenderían, alcanzar una meta de déficit fiscal del orden del 3% del PBI.

Asimismo, con un arranque del mes de noviembre que le dio más “oxígeno” a la economía con una brecha cambiaria que bajó de 150% a 87% (hasta 10/11), el “dólar blue” comenzó a “recalentarse”, subiendo 23 pesos en solo 3 días, para luego volver a bajar. Mientras que los dólares alternativos en blanco se mantuvieron estables por la fuerte intervención de ANSES y BCRA en el mercado bursátil. Las ventas de bonos en dólares (AL30) contra pesos para garantizar la estabilidad en la cotización implícita del dólar tuvo su efecto.

En resumen, la aceleración inflacionaria pone en riesgo a la recuperación del consumo interno, ya que las recomposiciones salariales no serán tales y el crédito al consumo difícilmente pueda compensar esta caída en la demanda por la pérdida del salario en términos reales. El Banco Central llevo nuevamente la tasa al 38% y elevó en 2 puntos porcentuales la tasa de interés de Pases a 7 días, que quedó en 36,5% anual, tras los datos de la inflación. Y subió un punto el rendimiento de los pases a un día, hasta 32% anual.

Con todo esto la reacción de la política monetaria sigue pareciendo insuficiente, si consideramos el riesgo de que se vuelva a disparar la brecha cambiaria aún más. Y la probabilidad de aumento de las presiones inflacionarias, que siempre están latentes.

Dado que en el último mes del año, el Gobierno seguirá con esta estrategia de financiamiento del déficit fiscal vía emisión de deuda en el mercado local (con instrumentos que atados al dólar oficial y que ajustan por inflación), son dos las variables a seguir de cerca: la evolución de los depósitos a plazo fijo y las reservas netas.

Los depósitos a plazo fijo (en pesos) en un contexto de elevada incertidumbre y resurgimiento de las presiones cambiarias, se vuelven esenciales. Al igual que el nivel de reservas netas. Con respecto a estas últimas, las mismas (descontado el swap de monedas con China, los depósitos en dólares “encajados” por los bancos el Central para responder a los depositantes y otros préstamos) se ubican en torno a u$s4.200 millones de dólares aproximadamente (al 04/11). De esos u$s4.200 millones, u$s3.865 millones corresponden a tenencias de oro. Con esto, se vislumbra a las claras que sigue muy acotado el poder de fuego del BCRA para enfrentar una corrida cambiaria.

Por esto, siguen siendo ambas las variables claves a monitorear en la transición hasta que se concrete el acuerdo con el FMI y el Gobierno logre consolidar un plan macroeconómico (fiscal y monetario) a seguir para los próximos años (2021-2023). Las necesidades, en el corto plazo, se atañan a estabilizar el mercado cambiario para no retroalimentar las expectativas de devaluación como sucedió a fin de octubre. Es necesario un puente para llegar al 2021 sin sobresaltos cambiarios y sin conflictos.

(*) Profesor de la Universidad del CEMA

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