El proyecto de país que asumió el presidente Javier Milei, enfrenta serias dificultades. Los enormes contrastes de poder, prosperidad, libertad y oportunidades se están profundizando y no coinciden con el potencial ni la historia contemporánea de la Argentina. A los ciudadanos bienintencionados se nos está haciendo cada vez más difícil concebir que el cambio de paradigma económico sea favorable.
Javier Milei, el máximo exponente de la libertad mundial en apuros
A los ciudadanos bienintencionados se nos está haciendo cada vez más difícil concebir que el cambio de paradigma económico sea favorable. ¿Qué significa “no la ven”?
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Javier Milei, en su visita a la universidad de Stanford.
- ¿Qué significa “no la ven”? - Las personas de culturas desconocidas e incomprendidas por el gobierno, son parte de la ciudadanía sobre la que hasta ahora no se ha pensado. Es la que está alimentando en forma creciente una ira de dimensiones incalculables, que puede desatar una protesta de tal magnitud, en que ya comienza a no importar el costo.
Una señora mayor le decía a un movilero: “si me voy a morir de hambre o me van a matar, que me maten”, otra dijo “tengo ganas de tirarme debajo de un tren”. Ayer, el gobierno nacional, después de muchos disimulos, reconoció que hay productos alimenticios guardados y vencidos en depósitos oficiales, muchos a punto de pudrirse.
Capital Humano tiene la responsabilidad.
Otra vez la ministra Sandra Pettovello, quien agrupó varios ministerios en uno, parece que no da pie con bola, después del traspié que sufrió al desafiar a los pobres que tenían hambre a que vinieran de a uno que los iba a atender y, al día siguiente reunió 20 cuadras de cola esperándola. Ahora, reconoce que el gobierno mintió cuando el periodismo descubrió la falla.
El país no es todo igual. Aunque el presidente haya ganado con alrededor de la mitad de los votos, hay otro tanto que no lo votó no está de acuerdo con él, ni con sus ideas. El todo es más que la suma de las partes (Kant). El país entero es integrante de esta nueva experiencia económica social. No es posible tomar la mitad de la ciudadanía y dejar la otra medianía de lado. Se puede resolver qué política se aplica, pero los habitantes son 47 millones. Algo hay que hacer con los que no están de acuerdo, guste o no.
La pretensión de generalizar la voluntad del 50%, sencillamente no es viable, pero es peor aún: un reciente informe de la consultora Zuban Córdoba y Asociados, manifiesta el nivel de aprobación que tienen los argentinos sobre la gestión de Javier Milei. El 74% de los encuestados opina que “al ajuste lo estamos pagando todos” y el 65% está en desacuerdo con que “los salarios empezaron a ganarle a la inflación”. En tanto, el 41% dice que llega a fin de mes “con lo justo” y el 41% no llega a fin de mes.
Por el lado de las políticas del presidente Milei, el 44% que no lo eligió, es el principal factor de alimentación de resentimiento que puede disparar una ira incendiaria. Un presidente de la Nación, hasta ahora conservador-neoliberal, también tiene responsabilidades con los pobres, y no puede ironizar diciendo: “si no llegaran a fin de mes se hubieran muerto”. Es una burla de mal gusto tomar la literalidad del reclamo para contestar con una ironía.
Se van acentuando los síntomas de polarización entre ricos y pobres. La actual administración no tiene toda la responsabilidad, pero según datos oficiales sumó 3.2 millones de pobres, solo en el primer trimestre 2024. Faltan dos meses más. El presidente es el máximo responsable de los 3.2 millones de nuevos excluidos.
El gobierno tiene de sí mismo a sus relatos históricos y mitos fundacionales de un país que fue fantástico, y una noción de sus héroes asaz discutibles, pero más preocupa la idea que Javier Milei tiene de sí mismo: “La gira demostró que soy el máximo exponente de la libertad a nivel mundial”.
Las enunciaciones de este tipo suelen ser expresiones relacionales por lo cual, inquieta sobremanera la imagen que Milei tiene de sí mismo, la cual incluye su propia idea acerca de los demás y, en parte, como depende de ella. Su auto imagen, su presuntuosa identidad- “soy rubio de ojos celestes”-, su auto percepción de ser único, tiene menos que ver con su historia de logros académicos y profesionales, que con la realidad que requiere una particular forma de actuar.
Definirse a sí mismo decretando: “soy el segundo líder del mundo, con lo cual está claro, cada vez que yo voy a un lugar es una fiesta”, es una negación arrogante del potencial de todo el resto de los lideres mundiales. Recuerde hoy al “comunista de Lula” que le salvo la coyuntura, resignando parte del gas boliviano para que lo importe la Argentina, y así evitar el faltante de gas para la industria. Una verdadera vergüenza, después de haber ofendido al presidente de Brasil, tiene que pedirle favores.
Preocupa decíamos, que la imagen idealizada de sí mismo que posee Milei, le posibilite una conexión odiosa, peligrosa y, a menudo cruelmente destructiva, entre los objetivos que persigue y los medios que utiliza.
LOS MEDIOS ESCONDEN A MILEI
Nunca antes nuestra sociedad estuvo tan deficientemente dotada de recursos en los medios de comunicación, como para que a nivel popular se pueda aprender algo, o alguien acuda para expresar ideas. El producto de la formidable construcción de medios concentrados se inclina hacia dentro y se abstrae, el ciudadano medio se entera de lo que pasa en la Argentina por unos medios de comunicación cuyas noticias estan hechas a la medida de la moralidad y la perspectiva del establishment.
La televisión y su extensión en las redes sociales, hicieron presidentes a Mauricio Macri y Javier Milei, pero desde hace tiempo se han transformado en los principales instrumentos de representación, así como lo que la ciudadanía debe pensar. La gente “de a pie” ya no piensa, percibe.
Desde “la 125”, el poder de los medios mantuvo al pueblo argentino cerrado a las ideas, abandonado, absorto; eso constituyó el problema esencial que condujo a una situación, que en este momento es difícil de sostener, porque hoy hay hambre entre los pobres y privaciones entre la clase media.
El ejercicio del poder grosero, sin un examen democrático instruido y sin control, no constituye una expresión de justicia pero logra transformarse en una fórmula para tornar a las personas convincentes con los errores cometidos en su nombre y sin su consentimiento, contrarios a lo que, tras una meditación serena, hubieran estimado mejor.
Los acontecimientos que estamos viendo hace dos semanas en la provincia de Misiones son dantescos. Las “5 mil toneladas de comida guardada”, que movilizaron centenares de personas de los comedores desabastecidos a los galpones del gobierno. El gasoducto Néstor Kirchner, que, frenada la obra pública, ahora deberá desembolsar 500 millones de dólares para hacer frente a la mayor demanda de energía. Los enfermos de cáncer a quienes se les canceló la medicación, sin más, dan cuenta de una situación social fuera de control.
En suma, el Poder Ejecutivo que estamos viendo, afecta la vida de las personas, sin considerar la necesidad de conocer y debatir las consecuencias reales de las políticas públicas.
Los especialistas en salud mental dicen que, en la vida cotidiana, están percibiendo traumas significativos en buena parte del psiquismo de los argentinos.
Impera el desconocimiento de los problemas de las personas y se ocultan sus carencias, aun cuando existen unos pocos medios para enterarse, en el ecosistema, hay muchos que ocultan lo que está sucediendo.
Para Milei y su equipo de gobierno, sus ideas y sus historias son el único margen para medir lo que es razonable, normal y adecuado. Milei y varios integrantes de su equipo lo expresaron así, ellos interpretan lo que saben de los demás con una oposición binaria, donde ellos se atribuyen ser parte de “la gente de bien”. De ese modo, llegan a creerse mejores que los demás. También creen que saben más que los demás, de lo que ellos saben de sí mismos, saben cuál es la naturaleza, el carácter y la intención de “los otros”, basados en un análisis sórdido y en provecho propio.
El presidente emulando a George W. Bush, ha creado su propio “eje del mal”, lo cual constituye otra perversión. La gente contraria a sus ideas, es la que, según él, se esconde detrás de las críticas, solo porque no piensa como él. Pero, por otro lado, incluye economistas y empresarios que discurren en forma sucedánea y a quienes ha maltratado como a sus ex empleadores Miguel Ángel Broda y Eduardo Eurnekián, su ídolo Domingo Cavallo y su colega Carlos Melconián.
Esa especie de absolutismo tiene su reflejo en la forma que actúa, aun con las personas de su entorno. Hemos visto el despido intempestivo y la humillación de su jefe de Gabinete de ministros Nicolás Posse y de más de 30 funcionarios, desde que comenzó la gestión. Esa es una receta para el desastre, la muestra de su deshumanización y la demonización de las relaciones internas y externas.
Milei hoy tiene el poder y los recursos para rechazar la crítica, es el presidente que aun goza de alto nivel de aprobación, en un pais donde parte importante de la población, se ha olvidado de reflexionar por sí misma. La poca diversidad de opiniones académicas y profesionales que sufrimos, dada la estructura restrictiva que nos oponen los medios de comunicación inclinada a sostener a Milei, no nos permite reflejar la pluralidad política que implica considerar a “la otra mitad”. Esto va camino a constituirse en antipatía, hostilidad y, hasta aborrecimiento, a todo lo que Milei y su esponsorización representan.
Si Milei no consigue reflexionar sobre sí mismo, su uso y abuso del poder y, el capital que lo financia no lo exhorta, las consecuencias de su estilo de gobierno y su aplicación práctica con la ciudadanía, pueden verse comprometidas. Mauricio Macri descubrió que el odio y la persecución no son los fundamentos para construir un pais mejor, el mismo se ha erigido en un individuo altamente impopular, ni siquiera en Boca Juniors se le respeta.
Dieciséis años después de tanto rencor y violencia desplegada-desde 2008 con “la 125”- hay una cosa que queda clara: la sociedad está harta de las grietas. Milei tiene una responsabilidad con todo el pueblo argentino, la situación está tornándose difícil y los peligros que enfrenta no le dan margen de error. Asumió el deber de pensar y actuar para todos los argentinos, incluyendo a “los otros” también, de esa manera podría impedir que continue el odio y exista una cohabitación pacifica, sin la cual, le será muy complicado sostener el mandato que le fue concedido hasta diciembre 2027.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros, @pablotigani
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