8 de julio 2025 - 19:12

La nueva generación de incendios: tecnología y prevención ante un riesgo creciente

La prevención suele darse cuando es una obligación. Por eso, queda mucho por hacer, especialmente en un contexto donde la demanda de baterías de litio se viene incrementando significativamente.

A medida que aumenta el uso de vehículos eléctricos crece la preocupación por los incendios

A medida que aumenta el uso de vehículos eléctricos crece la preocupación por los incendios

Todos usamos a diario dispositivos tecnológicos que funcionan con baterías de litio, como celulares, notebooks, tablets. Al mismo tiempo, la movilidad eléctrica está creciendo con el uso de autos, motos, colectivos, monopatines y hasta bicicletas. Sin embargo, no somos conscientes del riesgo asociado a los incendios provocados por fallas o mal uso de estas baterías y, sobre todo, lo difícil que es apagarlos. Si bien los incendios son prevenibles, nuestro país enfrenta un gran desafío: la falta de preparación para enfrentarlos.

En Argentina, la prevención suele darse cuando es una obligación. Por eso, queda mucho por hacer, especialmente en un contexto donde la demanda de baterías de litio se viene incrementando significativamente, sin que exista un control claro sobre la calidad de los productos importados ni sobre la cantidad de ciclos reales que esa batería puede rendir antes de perder su capacidad.

Para aportar un dato, según un informe reciente de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (AFAC) y Promotive S.A., la flota de vehículos con algún grado de electrificación -es decir, híbridos y eléctricos- creció de manera acelerada en el último año. Solo los vehículos con motorización híbrida (nafta/eléctrico) pasaron de menos de 28.000 unidades en 2023 a 46.657 en 2024, un incremento del 69%. Y aunque la cantidad de vehículos 100% eléctricos sigue siendo muy baja -apenas 1.555 unidades en todo el país-, su expansión interanual fue del 41%.

Esto revela que la transición hacia la electrificación ya no es una tendencia lejana, sino un proceso que se está acelerando, aunque sobre una base todavía marginal en comparación con un parque automotor de más de 15 millones de vehículos.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un ejemplo de esta tendencia: ya cuentan con 12 autobuses eléctricos y proyectan aumentar su flota con otros 50 aproximadamente. Si observamos el mundo industrial, muchas empresas están cambiando sus autoelevadores a combustión por los eléctricos, al tiempo que instalan estaciones de carga o mal ubicadas o sin la protección necesaria.

Aunque los incendios más notorios suelen vincularse a vehículos, los dispositivos domésticos también presentan riesgos reales.

El crecimiento exponencial de estas nuevas tecnologías también implica nuevas responsabilidades: contar con normas de calidad, procedimientos de reciclaje de baterías y estrategias de respuesta ante incendios o fallas.

Existen cuatro formas en las que una batería de litio puede generar un incendio:

  • Sobrecalentamiento por embalaje térmico.
  • Corto circuito interno o externo.
  • Sobrecarga o daño físico.
  • Fallos de fabricación o defectos acumulados.

A medida que aumenta el uso de vehículos eléctricos crece la preocupación por los incendios pues si bien tienen una tasa de ocurrencia menor que los vehículos a combustión, son mucho más dañinos por la temperatura que toman dichos incendios. QBE registró en Reino Unido un 77% de crecimiento en vehículos eléctricos incendiados relacionados a las baterías en el 2024 y un 93% en scooter eléctricos y ebikes.

Más allá de la importancia de comprender los motivos por los cuales se pueden iniciar estos incendios, lo más preocupante no es sólo el fuego en sí, sino los gases extremadamente tóxicos que se liberan durante una reacción de embalaje térmico, en especial el fluoruro de hidrógeno (HF), que puede afectar gravemente la salud en segundos.

¿Qué pasa si no se toman las medidas preventivas necesarias y si no se cuentan con los elementos necesarios para extinguir estos incendios? En España, por ejemplo, en abril de este año, dos bomberos fallecieron, otro fue internado por heridas graves y alrededor de 15 personas sufrieron intoxicación en el incendio ocurrido en un estacionamiento subterráneo en Alcorcón, provocado tras un choque y el incendio de un vehículo eléctrico. Este caso reavivó el debate sobre la necesidad de diseñar infraestructuras necesarias para evitar estos hechos y de contar con protocolos y equipamiento específicos para actuar ante estos casos.

Respecto de cómo extinguir un incendio provocado por una batería de litio, lo primero que debe aclararse es que los agentes extintores tradicionales no son eficaces. El fuego que genera una batería no pertenece a una sola clase:

  • Clase A: carcasa plástica o celulosa.
  • Clase B: los electrolitos inflamables.
  • Clase C: presencia de energía eléctrica.
  • Clase D: metales como el litio, magnesio, níquel, cobalto, etc.

Apagar un incendio con múltiples clases involucradas y materiales difíciles de controlar requiere una solución específica, como el F500ea, el único producto homologado que supera la normativa NFPA 18A 7.7 de National Fire Protection Association, además de estar homologado por el INTI y aprobado por el EPA, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, como agente biodegradable, para apagar fuegos en baterías de litio, donde su acción encapsuladora a base de tecnología micelar es especialmente valiosa.

Actualmente, existe mucha confusión debido a la falta de normativas claras y certificaciones específicas. En Argentina se están comenzando a reunir distintas entidades para la creación de una norma nacional que aborde estos nuevos tipos de incendios.

En el mundo, ya hay avances importantes. En Estados Unidos, por ejemplo, la NFPA 18A (Sección 4.3), ya reconoce el uso de agentes encapsuladores a base de micelas esféricas. Estos han sido probados en ensayos internacionales por instituciones de renombre como Kiwa, Dekra, Daimler, Dutech, Bosch, el Instituto Fraunhofer-Gesellschaft y la Universidad Técnica de Clausthal para: extintores de incendios, controlar o eliminar embalajes térmicos, encapsular electrolitos inflamables y gases explosivos, y para reducir la toxicidad del HF.

Asimismo, Estados Unidos está avanzando en la redacción de la norma NFPA 800, que será el Código de Seguridad de Baterías, y abordará todo su ciclo de vida: desde la fabricación hasta su transporte, uso, mantenimiento y disposición final.

Por su parte, en Europa la norma NEM NTA 8133 ya se utiliza como estándar de prueba para la extinción de incendios en baterías. Incluso en Argentina hay productos que han sido homologados bajo esta norma, como el F500.

También se está avanzando en marcos globales como la ISO 17840, vinculados a la seguridad en vehículos eléctricos.

La electrificación de la movilidad y la expansión de dispositivos con baterías de litio ya son una realidad cotidiana. Cada año que pasa sin normas actualizadas, sin procedimientos de respuesta específicos y sin capacitación adecuada, es un año en el que los riesgos se multiplican. Contar con soluciones certificadas, procesos que contemplen todo su ciclo de vida útil y protocolos claros de actuación no puede seguir siendo una excepción ni una reacción improvisada ante emergencias. Es momento de anticiparse y de integrar la prevención como un componente esencial de esta transición tecnológica que ya está en marcha.

Director de Georgia

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