8 de septiembre 2008 - 00:00

Carrió también quiere su propia transversalidad: junta PJ y UCR

El senador Javier Mor Roig, armador radical para Elisa Carrió, con Aníbal Toti Leguizamón, durante un encuentro de peronistas en la Coalición Cívica.
El senador Javier Mor Roig, armador radical para Elisa Carrió, con Aníbal "Toti" Leguizamón, durante un encuentro de peronistas en la Coalición Cívica.
La interesante teoría, revelada en el 98 por Torcuato Di Tella, que pronosticaba la conformación de dos bloques ideológicos, entrecruzando las pertenencias partidarias, no contempló un detalle: que esos entrecruzamientos fueran múltiples y simultáneos.

Si Néstor Kirchner, emulando al Perón del 46 que abrazó a Hortencio Quijano luego de fracasar en la captura de Amadeo Sabatini, fundó la transversalidad que elevó a Concertación con la incorporación de Julio Cobos, ahora esa práctica es moneda corriente. Torcuato tenía razón.

Mientras Kirchner trata, aunque pejotizado, de mantener en pie su armado «plural», Cobos se ilusiona con ser él mismo la cabeza de una verdadera Concertación -aunque no logra seducir a sectores del peronismo- y también Elisa Carrió se anima a esa fantasía.

Hace tiempo, la líder de la CC se rodea de dirigentes peronistas como Gerardo Conte Grand y Patricia Bullrich, mientras escucha las sugerencias de Juan Archibaldo Lanús. Pero permitió, ahora, avanzar con esa construcción más concreta en Buenos Aires.

La semana pasada, en el hotel Pestana Buenos Aires, uno de los armadores de Carrió, el senador radical Javier Mor Roig compartió una cumbre con el ex diputado Aníbal «Toti» Leguizamón, dirigente del PJ anti-K que desde hace un tiempo orbita a Carrió.

Mor Roig es un radical agregado a la CC al que Carrió le delegó la tarea de sumar voluntades, tarea que a su vez lleva adelante Margarita Stolbizer. Pero por los recelos que dejó la dirigente en la UCR, Carrió también habilitó para el «armado» al platense Mor Roig.

En ese proceso, se produce el acercamientocon Leguizamón, quien anda explicando sus movimientos. «Nuestro límite fue el kirchnerismo. Tenemos un fuerte compromiso ético y queremos construir política, no vendernos a cualquier espacio», se esmeró el ex diputado abrazado a Mor Roig. Y «carriorizado», apuntó: «No estamos de acuerdo con los espacios de mafias».

En esa línea, montado al argumento de lo «generacional», Mor Roig dijo que «se abrió la cabeza de muchos peronistas que verdaderamente tienen ganas de trabajar».

Le tiró otro centro a Leguizamón: elogió el proyecto de ley antifraude que el año pasado presentó como diputado nacional. «Toti -exageró- trabajó en un proyecto esencial, porque en la última elección nacional hubo fraude y lo hicieron los partidos tradicionales con la candidatura de Lavagna

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