De nuevo promesas en Olivos a intendentes
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Néstor Kirchner dialoga ayer, en Olivos, con Gilberto Alegre, en la previa de una reunión con intendentes y legisladores bonaerenses. Lo escoltó Florencio Randazzo.
Con eso, Kirchner hizo una concesión: se corrió, al menos formalmente, de los asuntos ejecutivos que en las cumbres anteriores él mismo se encargada de anotar para, casi como un presidente paralelo, luego llamar a los ministros para que intervengan.
El 0800-Néstor -pedía que lo llaman cuando se produzca algún impedimento en la gestiónfue transferido, en principio, a la Casa Rosada. Por eso, el encuentro en Olivos no tuvo el frenesí de los encuentros de las semanas pasadas con alcaldes de la Quinta, la Sexta y la Séptima.
Ayer aceptó una mecánica más razonable: delegó en Randazzo-, López, el secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, y Ricardo Echegaray, de la ONCAA, los temas de gestión. La promesa fue que se reactivarán las obras que están paralizadas o marchan demasiado lento.
Ese compromiso fue la clave de la visita de los alcaldes que entienden que, sin obra pública, 2009 puede ser catastrófico. Lo digan o no. De hecho, algunos, como Andrea García, ya habían agilizado charlas con Julio De Vido para darles impulso a las obras.
Relajado, con tiempo libre, Kirchner tomó un hábito: luego de enumerar la fortaleza oficial y escuchar los comentarios de los huéspedes, hace un Olivos tour mostrando la quinta. Dejó que pongan en marcha el auto que usó Evita y les mostró el polígono de tiro, subterráneo, que -dijo- «construyó Menem».
De pasada, antes de encerrarsea discutir la reforma de la Ley de Movilidad Jubilatoria, Cristina de Kirchner pasó a saludar, junto al jefe de Gabinete, Sergio Massa. Estaban ahí Randazzo, Alberto Balestrini -futuro jefe del PJ bonaerensey Julio Pereyra, titular de la FAM.
De entrecasa, sin perder la sonrisa pero con inquina, le dedicó una parrafada a Cobos. «Estoy buscando algún país en el mundo donde el vicepresidente-vote contra su gobierno-», carcajeó. Trasluce el patagónico la furia y el temor por el futuro rol electoral del mendocino.
Tema recurrente, insistió en que «la gente se está dando cuenta» de las intenciones del campo y repasó que los pequeños productores se van a « arrepentir» porque ahora «están peor que si estuviera la 125». Dio, otra vez, por clausurada la crisis del campo.
Con mesa ampliada, Kirchner recibió a alcaldes y legisladores de la Cuarta Sección a los que sumó al platense Pablo Bruera, y a jefes comunales de la zona rural del conurbano sur: Gustavo Arrieta (Cañuelas), Mario Secco (Ensenada), Gustavo Sobrero (Lobos) y Fernando Carballo (Magdalena).
La cita fue, en esencia, para dirigentes del PJ y el Frente para la Victoria. Además de García y Alegre, estaban Ariel Franetovich (Chivilcoy), Jorge Fernández (Lincoln), Alexis Guerrera (Pintos), María Celia Gianini (Tejedor) y Aldo San Pedro (Bragado), entre otros.
Además, Jorge Barrachia, ex radical, luego arista y ahora ocañista, alcalde de Trenque Lauquen. El único radical K, amigo de Kirchner, y todavía alineado con Olivos, fue Alberto Conocchiari, de Leandro N. Alem. Emilio Monzó, Darío Duretti y Patricio García fueron algunos de los legisladores presentes.
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