Diputada de Carrió admite que existen comisiones "femeninas"
Severa al juzgar la política en transportes del gobierno, la diputada nacional Griselda Baldata ( Córdoba, ARI-Coalición Cívica) impulsa la construcción de autopistas. Considera que los recursos disponibles están mal administrados y que el tren bala es un proyecto elitista. Dice, en otro sentido, la legisladora que a Cristina de Kirchner no la cuestionan por ser mujer, sino por su estilo. En diálogo con este diario expresó, además, sus criterios para el desarrollo vial.
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La diputada por Córdoba Griselda Baldata considera que con el costo del tren bala se puede modernizar el trazado ferroviario.
P.: ¿Qué se debería haber hecho?
G.B.: En mi opinión hay que priorizar la construcción de autopistas en todo el país y la modernización del sistema ferroviario actual. Es una demanda imperiosa en el interior. Nosotros estamos en contra de los trenes de alta velocidad en esta etapa del desarrollo argentino. Se puede llegar a eso cuando esté modernizado y funcionando el sistema actual. Modernizar el sistema no es algo tan costoso; hay que tener la voluntad y la decisión política. Con los 4.000 millones de dólares que se llevaría el tren bala alcanzaría para modernizar 80% del trazado ferroviario.
P.: ¿A qué cree que se debe la insistencia del gobierno con ese proyecto?
G.B.: Yo creo que hay negocio de por medio. No hay otra manera de entenderlo. El proyecto se había prácticamente caído por falta de garantías de los bancos. No es descabellado pensar que el pago de la deuda al Club de París haya tenido, entre otros fines, el de no perder este negocio. Viajar en el tren bala va a costar lo mismo que el avión. ¿Qué sentido tiene? De Rosario a Buenos Aires además hay autovía. ¿Por qué no resolverles el tema a los jujeños que no tienen cómo viajar? Ese tren es un proyecto elitista.
P.: ¿Qué proponen ustedes?
G.B.: Estamos impulsando en el Congreso un proyecto para construir una red federal de autopistas financiada con una tasa directamente imputada a esa obra, a diferencia de otros impuestos que van al presupuesto y el gobierno distribuye discrecionalmente, como sucede hoy con la tasa del gasoil, que está imputada a infraestructura vial, pero pasa por el Ministerio de Planificación Federal, que la distribuye en parte por coparticipación y el resto a través de subsidios. Eso explica que en 2007 Santa Cruz haya recibido más recursos para obras viales que Santa Fe y Córdoba. Hoy estamos pagando mucho para un Estado que destina esos recursos a otras cosas. En 2006 se recaudaron por impuesto al combustible 12.034 millones de pesos, suficientes como para construir 2.000 km de autopistas. Hay recursos. Los argentinos ponemosmuchísimo dinero y los que usamos las rutas más todavía, pero estamos desprotegidos. Circular en auto en las rutas argentinas es una acción de alto riesgo. Un desarrollo vial debe pensarse para cincuenta años: la autovía no evita el choque frontal, principal causa de muerte en rutas, mientras que la autopista sí. Y un reclamo de toda la sociedad es reducir la siniestralidad vial; 7.000 muertos por año y 17.000 lisiados llevan la cifra de víctimas de accidentes de tránsito a 24.000.
P.: ¿Qué resultados tuvo el último plan de seguridad vial del gobierno?
G.B.: Justamente, hace 15 días presentamos un pedido al ministro del Interior, Florencio Randazzo, para que venga a la comisión a informar. El Plan Nacional de Seguridad Vial que lanzó Cristina en febrero de 2008 era igual al de 2005. Se creaba la Agencia Nacional de Seguridad Vial y se establecían importantes objetivos. Y en estos siete meses, ¿cuáles son los resultados? No se ven. ¿Se creó la agencia? No lo sabemos.
P.: El recambio presidencial, ¿trajo una mejoría en la calidad institucional como se prometía en campaña?
G.B.: Era una de las expectativas que teníamos, pero si hubo avances, como la recuperación del rol republicano del Congreso, fue por la presión de la gente, no por voluntad del Ejecutivo.
P.: ¿Qué pasará con los superpoderes, en caso de que el gobierno los vuelva a incluir en la Ley de Presupuesto?
G.B.: Estos cuatro meses de conflicto agropecuario nos enseñaron que la gente no sólo estaba demandando la eliminación de la Resolución 125, sino también leyes de coparticipación más federales, que el Congreso recupere su rol, que se ponga fin a los superpoderes. Cuando la Mesa de Enlace se reunió con los legisladores, dejó muy claro que ése es uno de sus reclamos. No sé si alcanzará para que en el oficialismo también hagan caso a esta demanda. Pero hay que ver qué pasa en el Senado, donde los senadores suelen tener más contacto con las provincias. Nosotros lo vamos a plantear como una cuestión prioritaria ya que no tiene sentido discutir el Presupuesto si luego el gobierno gasta como le parece.
P.: ¿Cómo vivió la llegada de una mujer a la presidencia?
G.B.: Aunque Cristina era una dirigente con mucha militancia, creo que su candidatura no fue tanto un avance en cuanto a política de género como una estrategia elaborada en el entorno kirchnerista, con lo cual, a diferencia del caso de Michelle Bachelet en Chile, se desmerece el hecho de que por primera vez tengamos una mujer presidente. Por otra parte, en la gestión lo que vale, antes que el género, es el compromiso, la idoneidad, la verdadera vocación de servicio y pilares muy fuertes en lo que es la ética en la función pública. Cuando se tiene todo eso, no interesa si se es hombre o mujer.
P.: ¿Las críticas son más duras cuando se trata de una mujer?
G.B.: No, y me parece incorrecto que ella, como lo hizo durante el conflicto con el campo, se victimice a partir del género. La gente no la cuestiona por su género, sino por la intransigencia, la dureza, la falta de diálogo, el no reconocer las demandas. Al contrario, mucha gente pensó que por su condición de mujer iba a tener una mirada mucho más sensible ante las demandas del sector, cosa que no ocurrió.
Entrevista de Claudia Peiró
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