Parte de las grabaciones que se escucharon ayer en el juicio a Franklin Durán en Miami, el único acusado que no se declaró culpable por caso de conspiración que allí se juzga, giraron en torno a las opciones que le podían ofrecer los venezolanos a Guido Antonini Wilson para justificar que tuviera un maletín con u$s 800.000 en su viaje entre Caracas y Buenos Aires a bordo del avión alquilado por ENARSA.
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La estrategia de Durán, que comandó esa negociación, según lo escuchado en las cintas, fue que Antonini quedara convencido que podría zafar del problema legal en Buenos Aires si aceptaba hacerse cargo de los billetes, nombrar a un abogado que lo defendiera en la Argentina y aceptar que ni el gobierno de Chávez ni el de Néstor Kirchner lo perseguiría.
En ese tren se conocieron ayer detalles de cómo operaban los venezolanos en su país, donde eran socios inclusive en grandes empresas como la petroquímica Venoco.
Una de las pruebas que presentó ayer el fiscal Thomas Mulvihill en el juicio fueron las planillas con los números que Durán le llevó a Antonini para armarle un justificativo sobre la tenencia de los famosos dólares y las facturas que avalarían esos montos, herramientas que en las grabaciones aparecen como la solución legal ofrecida al valijero además del depósito de u$s 1 millón que le prometieron.
Así registraron una operación por exportación de camionetas Toyota por las que Antonini debía cobrar u$s 212.209,33. Pero con ese monto no alcanzaba. Por eso Durán le sumó el producido de una venta de equipos de seguridad a Hugo Chávez para utilizarlos en la Copa América que se hizo en ese país en 2007.
Facturas
Ambas operaciones aparecen facturadas por las empresas Ruibal y Durán y remitidas a nombre de Mil Importaciones, en el caso de las camionetas, y a Venuz Suppy Inc por los equipos de seguridad.
Lo curioso es que en esas charlas Durán reconoce que la diferencia que le facturó a Hugo Chávez por los equipos para la Copa América supera con creces cualquier soborno conocido hasta ahora para un contrato con algún Estado.
Durán le planteó entonces a Antonini sumar al justificativo de los dólares u$s 585.000 más por los equipos, a lo que Antonini respondió que la compra de los insumos al exterior se había hecho por u$s 17.500. Fue entonces que Durán tuvo que reconocer que el monto final facturado al gobierno había llegado a u$s 614.250 sumando las comisiones e impuestos que habían cargado por la operación.
Así, en total le armaron a Antonini Wilson la justificación de una tenencia de u$s 973.069,80, lo que hubiera resultado suficiente para dar explicaciones a la Aduana y la DGI Argentina sobre el origen de los fondos. De todas formas el esfuerzo fue en vano: para entonces hacía tiempo que Antonini estaba colaborando con el FBI.
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