Valijero: insiste arrepentido en plata para campaña
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De hecho, ayer Mulvihill tuvo una victoria a medias en el juzgado. La jueza Joan Lenard le permitió a Mulvihill incorporar al expediente dos de las 14 evidencias que dice tener el fiscal sobre sobornos pagados por Durán y Kauffmann para asegurarse contratos del gobiernovenezolano: una está relacionada con voluminosas ventas de materias primas de las empresas de ambos a PDVSA entre 2003 y 2008 y la otra con un contrato por venta de uniformes policiales y equipos médicos.
Kauffmann comenzó su testimonio llorando, una actitud que se explicó por ser la primera vez que aparecía públicamente frente a su socio Durán, después de haberse declarado culpable y colaborar con el FBI y la fiscalía y por estar su familia involucrada en problemas con las autoridades de inmigración de EE.UU.
Enseguida se recompuso y comenzó a responder las preguntas de Mulvihill sobre la participación de funcionarios venezolanos en el encubrimiento del caso Antonini.
«El vicepresidente dijo que sabía todo... que PDVSA también estaba involucrada», dijo Kauffmann con relación a Rodríguez.
También por una pregunta de Mulvihill, Kauffmann admitió que en varias oportunidades habló con otros de los acusados acerca de que «el dinero era del gobierno de Venezuela para Argentina... para la campaña política del momento, de la actual presidenta Cristina».
Kauffmann y Durán fueron socios y amigos desde 1996 hasta que estalló el escándalo del valijero. De acuerdo con la fiscalía, ambos hacían negocios con el gobierno de Venezuela, al que le pagaban sobornos para que continuara esa relación comercial. Así lo explicó ayer el fiscal federal y por eso la importancia de presentar prueba que ratificara la existencia de esos negociados en Venezuela.
También era importante para la acusación que Kauffmann confirmara que el dinero del maletín era de Venezuela y estaba dirigido a la campaña de Cristina de Kirchner, no sólo para ratificar el alegato de Mulvihill, sino también para dar mayor fuerza al testimonio de Moisés Maiónica -que tuvo que admitir que algunas de sus declaraciones en las grabaciones tomadas por el FBI no eran verdaderas- y al resto de las pruebas presentadas hasta ahora.
Vestido con pantalones y camisa beige, uniforme de la cárcel local y con cadenas en sus tobillos, Kauffmann se veía relajado y sonriente al llegar a la sala de audiencias. Sin embargo, no bien comenzó a interrogarlo Mulvihill comenzó a llorar y admitió que presentó documentos venezolanos falsos ante la policía de inmigración estadounidense para que su familia pudiera permanecer en Miami.
Admitió, también, que posee una cuenta bancaria con u$s 28 millones en Estados Unidos, de los cuales la mitad pertenecen a Durán.
Mientras tanto, la defensa de Durán argumentó que no había pruebas de que Kauffmann tuviera vínculos con el gobierno de Venezuela y conocimiento o participación en las reuniones con Henry Rangel Silva, director de la Disip, el servicio de Inteligencia venezolano, algo que Kauffmann ayer había reconocido.
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