15 de enero 2007 - 00:00

Charlas de quincho

Tres cumpleaños en sitios tan disímiles como Mar del Plata, Punta del Este y Quilmes fueron lo más destacado en materia de reuniones sociales. En el balneario bonaerense, 150 invitados celebraron los 50 años del vicepresidente. Curiosamente, la misma edad que festejó el ministro del Interior en el suburbio del que fue intendente, en el que dos poetas alemanes parecen ser lectura de cabecera de su «intelligentzia» política. Más afable, un reputado periodista y actual columnista de este diario rompió su promesa de no conmemorar más onomásticos tras sobrepasar la barrera de los ochenta. Allí se habló del maratón (un economista se vanagloriaba de haber llegado entre los 3.000 primeros) a las anécdotas exóticas de Hugo Chávez, pero también de los oscuros orígenes del pedido de extradición de una ex presidenta. Veamos.

Daniel Scioli festejó sus 50 años rodeado (entre otros) del intendente marplatense Daniel Katz, de su hija Lorena, de MirthaLegrand y de su esposa Karina Rabolini. En tanto, en Pinamar, María Lubertino -en el stand del INADI- se dedicó a convencera viandantes de las maldades de la discriminación, mientras tres macristas la admiraban.
Daniel Scioli festejó sus 50 años rodeado (entre otros) del intendente marplatense Daniel Katz, de su hija Lorena, de Mirtha Legrand y de su esposa Karina Rabolini. En tanto, en Pinamar, María Lubertino -en el stand del INADI- se dedicó a convencer a viandantes de las maldades de la discriminación, mientras tres macristas la admiraban.
  • Casi familiar, podría decirse, fue el cumpleaños del ya cincuentón Daniel Scioli, hoy vicepresidente y casi seguro sucesor de Felipe Solá en la provincia de Buenos Aires. Según las encuestas y el humor de Néstor Kirchner, claro. Celebró en Mar del Plata, en el Salón Dorado del Hermitage, invitó el dueño del hotel Florencio Aldrey Iglesias y hubo unos 150 convidados, entre parientes y otros que parece que lo fueran, como Mirtha Legrand, Miguel del Sel (de los Midachi) y Joaquín Galán del dúo Pimpinela. Su fiesta fue una radiografía de sí mismo, pues tampoco faltaron políticos como el cuarteto de oro que aspira a pegarse a su candidatura: el ministro de Salud, Ginés González García, el senador José Pampuro, el intendente local Daniel Katz y Sergio Mazza (ANSeS). Curiosamente, en un kirchnerismo tan afecto a las mujeres, ninguna aparece como posible segunda del ex motonauta (si hasta como alternativa se habla de Carlos Kunkel).
    ¿Es cierto que Néstor cambia el gabinete en marzo?, preguntaban algunos atolondrados, quizá por imaginar que Daniel Filmus tendrá que irse del gobierno -ya resulta poco ético que permanezca en el equipo cuando está haciendo campaña en la Capital- y lo mismo podría ocurrir con otros que tal vez se postulen para otros cargos electivos (¿el propio Ginés, quizás Aníbal Fernández?). Nadie respondía, es que la cabeza del Presidente resulta blindada para todos ellos y ni a los más íntimos les confiesa sus decisiones (por otra parte, no son muchas).   

  • Circulaba un menú no precisamente doméstico («el gallego se jugó», bromeaban, casi con el mismo empeño que le reservaba en otros tiempos a Carlos Menem, nombre que se omitía en cualquier conversación): una entrada con langostinos gigantes, luego unas pastas (ñoquis con salsa de cordero), para cerrar con una inmensa paella: más que gasto, una inversión (aunque, para ser justos, Aldrey siempre mantuvo amistad con Scioli). Buenos vinos también que aportó González García de una bodega sanjuanina. Hubo videos sobre la historia de Scioli, casi un monumento en vida, algunos chistes del Midachi y sus vaticinios griegos: «Daniel será gobernador, y luego presidente». Como proviene de un cómico, ninguno quiso compartir el augurio: a ver si cae mal en la Casa Rosada. No faltó la torta y, como yapa, el veterano cantor Sergio Denis hizo un minirrecital para alegría de sus contemporáneas, mayoría en la fiesta. También patagónico.
    Pampuro llegó especialmentepara el cumpleaños (no dijo donde veranea), igual que Mazza (venía de Pinamar), el mismo ida y vuelta del ministro González García. En rigor, estos dos personajes ya escoltan a Scioli desde que éste aterrizó en la costa: al menos, comparten caminatas de adelgazamiento (al parecer efectivas en el volumen de Ginés, también en línea por su reciente enamoramiento). Incluyen en sus periplos al exitoso imitador Miguel Angel Cherutti, quien un día se apartó de Nito Artaza porque no estaba de acuerdo con que éste hiciera política, y ahora parece que él podría presentarse como aspirante a una intendencia. En fin, el tiempo cambia, aún para los cómicos. El candidato se ocupó de halagar a sus invitados, por ejemplo, dijo que «Pepe es mi copiloto en el Senado», mientras le guiñaba el ojo a Fabio Buzzi, un italiano que también viajó para el festejo y que solía ser su coequiper cuando corrían en lanchas. Había curiosos en las puertas del hotel, Scioli los saludó para su gloria transitoria, casi sabiendo que el duhaldismo bonaerense lo respalda in totum (hubo, es público, orden de Eduardo Duhalde al respecto), incluyendo a aquellos que coquetean con formas del «anti-K», o sea los de la primera hora que no tuvieron su segunda en el kirchnerismo. Ahora sueñan con modificación en sus vidas: siempre viene bien un doble turno cuando sobran energías.

  • Al margen de la farándula presente, había corrillos sobre el futuro político. ¿A quién vamos a enfrentar? Nadie mencionó a Juan Carlos Blumberg por falta de información; sí se congratulaban de que el principal opositor hoy sea Francisco de Narváez, un amigo también de Scioli: es que a pesar de las gigantografías y de la publicidad que despliega este aspirante que pernocta en Cariló (desde aviones con anuncios, carteles en todos los micros de una compañía que cubre los destinos de General Madariaga y hasta obsequios de naipes en las playas con el dorso en rojo, él envuelto en la bandera argentina y la inscripción «Por la provincia» con dirección de mail por si alguien desea contactarlo), los cercanos al vice dudan de que «el colorado» pueda superar la inhibición legal que pesa sobre él por su origen colombiano. Más: explicaban que hay un recurso presentado en la Corte Suprema de la Nación para habilitarlo y que sus miembros -quienes, como se sabe, no están limitados por plazos para expedirse- no se han interesado en el tema y, si alguno lo hizo, hasta frunció el ceño antes de imaginar un veredicto favorable. ¿Irá al sumidero tanto dinero en publicidad? Como el diputado Alberto Pérez (el único de Scioli en la Legislatura porteña) exhibe una cicatriz en la mano, fruto de un encuentro desagradable con una mascota del vicepresidente en su casa del Abasto, otro recordó que también Kirchner padece a un irascible cuzquito que Cristina de Kirchner posee en Olivos. Al parecer, la fidelidad que le guarda a su mujer no es la misma que le transmite al Presidente, quien en una velada -como el animal no cesaba de ladrarle- intentó apartarlo con el pie, quejándose: «No sé qué tiene este perrito en contra de mí, siempre me protesta». En la reunión también se encontraba Karina Rabolini, la esposa de Scioli, quien se atrevió a un comentario: «Debe ser el único que se te anima en este lugar». Esas palabras, no es necesario ser psicólogo, también expresan alguna rebeldía canina.   

  • El intendente Katz juraba que no va por la reelección («nunca segundas partes fueron buenas», lección que le vendría bien a varios), modo sutil de asegurar que él está vacante para otras posibilidades. Como el ministro Ginés, quien agobia a Scioli con números de la provincia -y éste, prolijamente, los anota en una libretita, copiando el método de Kirchner, quien lo hace en un cuadernito-, sobre todo sociales: baja asignación de recursos por habitante, récord de pobres y miserables, bajo aporte en Salud del Presupuesto, apenas 7% (mientras en Capital bordea 35%), reconoce los problemas de inseguridad para ofensa de León Arslanian, y el reclamo -para resolver estas inequidades- de que Buenos Aires disponga de 25% de coparticipación (o sea, la vuelta al fondo del conurbano que Menem le distribuía a Duhalde). Parece imposible esa cesión en la cabeza de Kirchner, pero también se sabe que instruyó a Carlos Mosse, el subsecretario de Hacienda, para que corrija y mejore los envíos del Estado nacional al provincial.
    En la ciudad, mientras, se vive con expectativa la búsqueda de petróleo a 250 kilómetros mar adentro: es una tarea de Repsol-Petrobras-ENARSA que perforan a más de 150 metros bajo el agua, hasta ahora sin resultados y con el costo de la plataforma a razón de 300 mil dólares al día. Se supone que, en el caso de encontrar fluido, habrá que construir otro puerto en Mar del Plata, pues el actual no sirve para esa actividad. «Ahora que se nos fue la pesca al Sur, tal vez debamos aceptar un negocio contaminante», expresan algunos ecologistas. Pero el esfuerzo sigue, las discusiones vendrán más tarde si aparece petróleo.

  • Punta del Este también tuvo cumpleaños. Por ejemplo, el de Bernardo Neustadt (82), quien a pesar de que prometió no celebrar más desde los 80, igual aceptó una comida en el Floreal que le hizo un grupo de amigos. A su modo sigue durmiendo poco y más ahora desde que colabora en Ambito. Ya había festejado por la mañana nadando hasta más allá de 100 metros de la costa. «La próxima vez -dijo- voy a pedir que me manden una lancha a buscarme porque me cansé un poco.» En verdad, la próxima vez, le bromearon, vas a necesitar una lancha para que te lleve y te traiga. Amable reunión con plato principal (luego de una ensalada de rúcula con huevos poché) a elección, destacándose el esturión uruguayo: en verdad, es más sabroso que el ruso, reconocen los expertos, lo que viene a ser una curiosa particularidad gastronómica, ya que en el río Negro oriental también se cultiva un interesante caviar que puede competir con el de la madre asiática. Cerró, por supuesto, el pain gelé de la casa: uno de los mejores postres del balneario.
    Marcela Brito, Ignacio Corzin, ningún médico a pesar de los hábitos de Neustadt, los dueños del flamante hotel Awa ( elegante con muebles de Vivai y chef importado del Llao-Llao), Javier Tizado contando exóticas anécdotas empresarias de China y Venezuela, superando en extravagancia las de Hugo Chávez a las orientales, un abogado cercano al cumpleañero, el responsable italiano de un restorán en Campana («el mejor del mundo», al decir en el cumpleaños) y el economista Miguel Angel Broda, imparable por dos razones: aunque salió ubicado en el número tres mil y pico en la maratón de Punta del Este, batió sus propios récords, dejó atrás a más de mil participantes, se colocó entre los diez primeros de su categoría y, por último, pero no menos importante, volvió a ganarle a otro economista (de un banco) más joven que nunca pudo superarlo.   

  • La otra razón que lo entusiasma a Broda es el advenimiento cercano de dos nietos mellizos, circunstancia que lo obligó a investigar todo tipo de detalles sobre estas parejitas (primero, él y su hijo, quien vive en Chicago, descubrieron que el tomógrafo del hospital Mautone de Punta del Este es más moderno que otros de los Estados Unidos). Lo que más entusiasma a Broda es descubrir -contrariando al comunismo, de paso- que la inteligencia humana es exclusivamente genética. «Fíjense -señalaba- que diversos estudios demuestran que gemelos con un ADN común, separados en el nacimiento, con vidas distintas, familias diferentes y en condiciones sociales opuestas, no modifican en su adultez sus niveles de inteligencia.
    Se salda así una vieja discusión del siglo pasado, cuando Carlos Marx influía y algunos creían que el medio ambiente alteraba los coeficientes de inteligencia. Conclusión de la ciencia, inobjetable ya, tanto que el propio Broda al hacer una pesquisa sobre el nivel de inteligencia del personal de su estudio (unas 40 personas), descubrió que la señora ( paraguaya) que ayuda en los menesteres domésticos de su oficina reveló los mejores índices al respecto. De modo que él se preocupó por solventar la formación de la hija de su empleada para que ésta disponga y amplíe las propias posibilidades congénitas, seguro de que logrará facilitarle un destino de excelencia.

  • Neustadt, más audaz que otros más jóvenes, ni imaginaba lo que le tocaría al día siguiente: hablar en Pueblo Blanco sobre el conflicto de las papeleras. Ocurrió que Pacho O'Donnell, quien había prometido hacerlo, de repente se apartó aduciendo que debía viajar a Buenos Aires y, como nadie bancaba la convocatoria, Neustadt se hizo cargo. Más que imaginar su mensaje, importa el comentario de tres señoras de un mismo apellido, Giménez, indignadas con el monopolio «Clarín». Usted sabe, le decían, que «Clarín» regala sillas para que se sienten los piqueteros en Gualeguaychú y hagan más cómodos los cortes. Señor, ¿qué tiene ese diario contra el Uruguay?, interrogaban.
    De la cena, lo más serio fue un comentario especializado sobre la detención de María Estela de Perón y el complicado curso que tomarán los procesos en materia de derechos humanos, también la investigación de la Triple A ( recordando que la Corte Suprema del hoy adorado oficialista Héctor J. Cámpora nunca hizo nada al respecto, tampoco el Congreso de la Nación de entonces, con mayoría de peronistas de todos los pelajes, mientras que a la organización de las tres A el primero en denunciarla fue un oficial del Ejército, el jefe de Granaderos Sosa Molina). Explicaba el abogado que este proceso discutible en muchos aspectos, de apertura de juicios, en rigor se inició para castigar exclusivamente a las figuras más emblemáticas de la etapa militar (caso Astiz) y, sobre todo, para quitarles a los magistrados extranjeros (caso Garzón) la posibilidad de pedir extradiciones. Ese fue el propósito, tanto que el juez Norberto Oyarbide tiene la causa de Isabel hace más de veinte años, nunca hizo nada y hasta recordó que el fiscal original era Aníbal Ibarra. Todos calladitos durante ese tiempo, precisó.
    Pero, luego, esta iniciativa se modificó con la decisión de la Corte Suprema, el reclamo por las indemnizaciones, los pedidos de captura generalizados y la campaña política que de todo esto ha hecho el presidente Kirchner. Disección legal que concluyó en otro anticipo: «Mire, como la Argentina se tendrá que adaptar a los dictados de Naciones Unidas sobre terrorismo, como llaman a Isabel, a Cafiero, a Perón muerto y a otros, también van a tener que citar a los Montoneros y al ERP» (de ahí la velocidad que Horacio Verbitsky le exigió a la jueza María Servini de Cubría para lograr su exculpación sobre un atentado). Esto se va a enturbiar, sostuvo, porque aparecerán muchos nombres (algunos cercanos al gobierno, ya que no todos los héroes fueron héroes) y, en el futuro, también lo pondrán a Duhalde en el banquillo (por Kosteki y Santillán). Y bajo esa regla, ¿ acaso Kirchner saldrá indemne del caso López?, interrogaba.   

  • Aun con la escasa simpatía que recoge Isabelita, muchos se indignan con este episodio que sufre en la última fase de su vida, luego de haber desgobernado la Argentina y padecer cárcel con los militares (más de cinco años, como Menem, no por 48 horas como presume Kirchner) y por razones insostenibles (por ejemplo, le cuestionaron la compra de fiambre para consumo particular siendo presidenta). Esta mujer ya venía con padecimientos y depresión por el juicio de la falsa hija de Perón, ni viajaba a las Pirámides que tanto le gustaban -recordar que José López Rega llamaba a Perón «el Faraón»- y debió cambiar de departamento y hasta despedir a un secretario sesentón, Juan Martínez ( ahora lo reemplazó por uno más joven). Triste momento, lejos de la vida madrileña cuando ella era visitada hasta por la hermana de Franco, en Puerta de Hierro, la casa que le obsequiaron al general -vaya a saberse la razón del intercambio- Rogelio Frigerio y Roberto Noble.
    Ni siquiera, parece, le queda la amistad de aquel cantor horrible, Carlos Acuña, que en determinados momentos la entretenía. Pero, al margen de este patético final, que tiende a volverse aún peor, queda una pregunta: ¿entregará España a Isabel Perón? Justamente al gobierno que se negó a cederle a un terrorista de la ETA, con el cual comía el canciller kirchnerista Rafael Bielsa, alegando tal vez que sus atentados no dañaban la democracia.

  • Otro que festejó años fue el empresario Jorge Neuss, quien eligió el Club de La Barra ( cancha de golf) con poca fortuna: esa noche hubo vendaval (a Cristiano Rattazzi se le volaron los techos de su casa, casi todos los hombres asistieron con saco), algunos desertaron y, para colmo, ese día en La Terraza buena parte del patriciado se consagró a la cena de los chefs. Neuss cumple años un mes antes pero posterga la fiesta para tener más convocatoria en el balneario. Aun así, con bandejeada de sushi y otras pavadas, nada más, celebró Neuss con el propio Rattazzi, Oscar Imbellone, Constancio Vigil, Jorge Aufiero, Ramón Leiguarda, Carlos Fontán Balestra, Jorge Pereyra de Olazábal, Roberto Sambrizzi y Carlos Oris de Roa, entre otros. Hubo baile y concurso, ganó la pareja de Saráchaga y la viuda de Qualitas. Muchas fotografías y una incógnita a develar: estaba Eduardo Amadeo, un duhaldista amigo de Antonio Cafiero, quien aseguró que disponen de un documento, una carta, que los prescinde a Cafiero y a la propia Isabel de las atrocidades que le endilgan.
    Algunos se quejaban de que en la Parada 18 de la Mansa, la policía detiene y multa sólo a vehículos argentinos. Parte del anecdotario del verano. Otros, más envidiosos, hablaban de un asado gigantesco que hizo Jorge «Corcho» Rodríguez en su chacra, con más de 140 personas sentadas, formidables costillares y abrumadora mayoría femenina, casi todas pulposas menores de 30 años. Al parecer, hay quienes la pasan mejor que otros, era la conclusión, por lo menos Rodríguez y el banquero argentino con helicóptero que lo acompaña (no es Jorge Brito, como se podría imaginar), a quienes ya los bautizaron Ticky y Tucku, porque uno entrega y el otro pone.   

  • Algunos indicaban como excepcional que Ralph Lauren, en su paso por Punta del Este, casi no se entrevistara con su representante Roberto Dvorik (famoso otrora por haber develado conversaciones con Lady Di, de quien fue vestuarista). Debe ser, insinuaban, porque él aprovechó el viaje para ordenar una auditoría sobre los negocios de su empresa. Pereyra de Olazábal, mientras, contaba una anécdota deliciosa con Jorge Telerman: «Fue la noche en que Kirchner decidió que Scioli fuera candidato a la gobernación bonaerense y, por lo tanto, abandonara su pretensión sobre la Jefatura de Gobierno porteño. Lo encontré en una fiesta a Telerman, en el Círculo Militar, y con mucha gracia me comentó: 'Viste, Jorge, Dios está con nosotros'». Se refería, claro, a que la partida de Scioli le abría el camino para mantenerse en el cargo de alcalde, pues le simplificaba la competencia electoral.

  • En la noche de los chefs, los que brillaron fueron los postres (como repostera principal Isabel de Quirno), más de 200 personas con mucho baile, aunque la música aturdía, al menos para la gentil edad de los presentes. Estuvieron los Blaquier (Julia Elena, Juan José), Daisy Chopitea, los Born, Norberto Peruzzotti, Javier Goñi, Luis Rusconi, Miguel Sauce, Marcos Anchorena, Máximo Bomchill. El cotilleo de la noche fue la visita a Punta del Este del biznieto de Bismarck, el verdadero Kaiser. Este descendiente, Andreas, paseó con su mujer sueca, Charlotte, comió con los Soldati, los Grondona y sus parientes los Von Thielmann. Con tantos alemanes, se conversó de que Julio De Vido hablará del conflicto internacional con Siemens en el CIADI en su próximo viaje, que Alemania es el principal comprador de la Cuota Hilton y de que los alemanes -en setiembre se cumplirán 150 años del establecimiento de las relaciones con la Argentina- contribuyeron a construir el Obelisco y la cancha de Boca.
    Después, otros más informados, recordaban las máximas sobre el poder de Bismarck y la forma en que derrotó a Napoleón III, aquel emperador francés del siglo XIX tan peculiar que ya se había desbarrancado en México. Con el biznieto, un hombre de negocios, se puede hablar también de política: es primo de un neoconservador alemán, bávaro por supuesto -heredero de Franz-Joseph Strauss- y líder de la Democracia Cristiana que, según él, tarde o temprano, presidirá Alemania. Su nombre, imposible olvidar: Gutemberg.   

  • El fin de semana en Pinamar fue atroz, ya que hubo huracán y hasta debió suspenderse un maratón (se corrió al otro día, con varios duhaldistas en la grilla como Pedro Comito, el de la inmobiliaria). Se lo vio a Telerman, bastante amistoso con Pepe Albistur, secretario de Medios y hombre de Alberto Fernández. Pero entre ellos no parece agitarse la riña del jefe de Gabinete. Es lógico: alguna vez Albistur le hizo la campaña política a Telerman, éste incluyó en sus espectáculos de La Trastienda a Adriana Varela (cantante de tangos que promovía Albistur) y ambos, en común, también se relacionan por el tema del mobiliario urbano, negocio que licita y regula la comuna y muestra al funcionario de Kirchner como una de sus partes más interesadas.
    Por el balneario Cabo Blancose los vio a Cristian Ritondo, Jorge Enríquez y Daniel Amoroso, todos fascinados con sumario bikini de la directora contra la discriminación, María José Lubertino (quien también luce camiseta con la leyenda «Inadi»). Rara predilección macrista, pues el trasero de la dama no es reconocido como uno de los mejores de la costa. Ellos, mientras, adelantan sus propias operaciones políticas. Enríquez, quien se presentaba como «cero K», ahora se promocionará como «100% T». Es decir, anotado con Telerman, asociado a otros macristas como Santiago de Estrada o Diego Santilli, vía su ex compañero de Migraciones Sergio Beros (hoy, mano derecha del Intendente). Este trío, más De Estrada, intenta que Macri desista de ir por la Presidencia de la Nación, se consagre en exclusividad a la Capital y, sin plantearlo, induce a pensar que si su jefe parte, ellos se inscribirán con Telerman. Afable por la arena se los ve a Ricardo López Murphy, a Roberto Alemann, a un periodista deportivo todas las noches en cualquiera de los dos casinos (debe ganar debido a la insistencia) y a un mundo más innominado que gasta y consume como pocas veces, algo preocupado porque los robos no paran y reina la consigna de que uno es estúpido porque no se clausura en su casa bajo 7 llaves, en lugar de considerarse una víctima de los asaltantes.

  • También en un lugar de la provincia de Buenos Aires, menos veraniego como Quilmes, se cumple años. Y, en este caso, a quien le tocó celebrar fue al ministro del Interior, Aníbal Fernández, sus primeros 50, diría un optimista de la familia. Igual que Scioli, a quien ha dejado sólo como candidato, ya que Fernández se apartó de la quimera con la que había soñado y hasta invertido (por lo menos, en actos). Para mostrar consecuencia, lo que nadie discute, el ministro eligió un salón para el festejo, de nombre «Santa Cruz» (nadie vaya a dudar de su disciplina gubernamental). Hace tiempo, por otra parte, que los santacruceños se han hecho cargo de la provincia, son minoría, pero detentan el poder.   

  • Unas 300 personas para recordarle que siguen siendo amigos, aunque no pueda ir a la provincia, con buena comida y mejor espectáculo (la Creole Jazz Band, el guitarrista Juanjo Fernández y Guillermo Fernández, ese cantor de tangos que hace variasdécadas dejó de ser Guillermito). Aunque la estrella fue un enviado del mandatario: José López, secretario de Obras Públicas, el santo al cual se rinden todos los intendentes bonaerenses. Aunque nadie deja de tomarlo en cuenta, parte de los fondos de las obras hoy es controlada por un primo de Kirchner, Carlos para más datos.
    De la Casa Rosada también llegó Oscar Parrili, con más destino político en esos barrios bonaerenses que en su Neuquén natal (allí se afirmó que Jorge Sobisch se baja de su postulación a la Presidencia), y el eterno femenino del gobierno: Felisa Miceli, la mujer que está sola y espera, por alusión a su admirado Raúl Scalabrini Ortiz. No faltó Osvaldo Mércuri, José María Díaz Bancalari, Julio Pereyra, Alejandro Granados, Daniel Gurzi, el «Chino» Villordo y Pablo Paladino, todos hombres del rosario provincial.


  • Mucho humor en las mesas, diversión, con amigos y parientes, en esta ocasión no tocó la guitarra y se escucharon historias de todo tipo. La más desopilante se refirió a Carlos Reutemann: parece que hizo terapia de grupo con sus dos hijas durante tres meses y, apenas el día anterior a su casamiento, les avisó de la boda. Parece que las chicas se enojaron y que al profesional quizá le quiten el registro habilitante.

  • Aparte de esos intercambios, Fernández se burlaba de que en Ambito Financiero habían escrito equivocadamente -en una nota en la que él no salía bien parado- el nombre de Bertolt Brecht y, lo peor, el diario le atribuyó a ese autor una frase que le pertenece en rigor a Martin Niemöller, un pastor crítico del nazismo (aquella de que no me preocupé porque vinieron por los trabajadores, por los vecinos, hasta que le tocó el turno al dicente). Se divertía con esa mención, como si sus invitados alguna vez hubieran sabido quién era Niemöller. Porque Brecht, como se sabe, es lectura cotidiana en ese ambiente. Felicidades.   

  • Vamos a terminar con un chiste de la línea fuerte. Un adolescente va a la farmacia a comprar su primer paquete de profilácticos. Para su sorpresa, lo atiende una empleada madura pero bonita, que rápidamente se da cuenta del apuro por el que está pasando su cliente. Y le pregunta:

    - ¿Sabés cómo se usan, cómo colocarlos?

    - La verdad, no... La empleada abre el paquete, toma uno de los condones y se lo pone en el pulgar.

    Mientras lo alisa y lo estira, le dice:

    - Tenés que asegurarte de que quede ajustado y seguro.

    De pronto, la mujer se dirige hacia la puerta de la farmacia, la cierra, pone el cartel de «Cerrado» y se lleva al chico a la trastienda.

    Rápidamente se desnuda y le dice al joven:

    - Ponéte el preservativo, bombón...

    Con la premura de la primera vez, el chico arremete contra la beldad desnuda y poco después todo había terminado. La mujer, entre sorprendida y enojada, le pregunta:

    - Pero ¿te pusiste el condón, flaco?

    Y él, mostrándole el pulgar, le responde: «Sí, claro...».
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