11 de octubre 2001 - 00:00

La microfilmacion apunta a un mercado heterogeneo, que incluye bancos, empresas y organismos estatales

La microfilmacion apunta a un mercado heterogeneo, que incluye bancos, empresas y organismos estatales
Escribe Christian Daneri

La microfilmación, técnica utilizada para reproducir imágenes o manuscritos en cintas especiales y en tamaño reducido, nació a fines del siglo XIX y recibió un notorio impulso durante la Primera Guerra Mundial.

En la actualidad, la microfilmación es muy utilizada por organismos estatales, bancos, empresas y bibliotecas para archivar sus documentos. Es que esta técnica reúne tres ventajas fundamentales respecto de otros métodos de documentación:

•Reducción de espacio. Los rollos de microfilmación son muy pequeños y tienen una gran capacidad de almacenamiento, lo que permite reducir considerablemente los espacios destinados al depósito de documentos. De esta forma, las empresas no se ven en la obligación de mantener grandes estructuras edilicias y de esta manera disminuir los gastos inmobiliarios.

•Seguridad. La información vertida en los rollos es inmodificable, lo que garantiza la conservación fiel y total de la imagen o del texto, algo que no sucede con otras formas de documentación.

•Durabilidad. Las cintas de microfilm tienen una duración que supera con creces a la de los papeles o, incluso, a la de otros medios utilizados para el archivo de documentos, como por ejemplo, la digitalización.

«Los medios electrónicos que se usan en la digitalización no duran más que 10 o 12 años, de manera que una vez transcurrido ese período, la empresa que haya archivado sus documentos a través de este sistema deberá transferir de nuevo toda la documentación a otros archivos, con los consecuentes gastos que esto implica», comenta Néstor Salaberry, de ICAP, una de las empresas de microfilmación más importantes del país.

A estos tres elementos habría que agregarle el hecho de que los microfilms son muy económicos de duplicar y que pueden ser convertidos a datos electrónicos para ser distribuidos a través de Internet.

Ahora bien, más allá de que la microfilmación es una técnica que en la Argentina se aplica desde 1940, las fuentes consultadas manifestaron que éste es un rubro que ha encontrado numerosos obstáculos para desarrollarse en el país.

En primer lugar, durante muchos años, sobre todo durante la década del ’0, fue el Ejército quien concentró de manera casi monopólica esta actividad.

Falta legislación

Por otra parte, hoy en día, quienes se desenvuelven dentro de este sector encuentran dos serios problemas: la recesión, que lógicamente reduce la actividad notoriamente, y la falta de una legislación nacional adecuada, que le otorgue a la microfilmación el mismo rango que la documentación original, algo que por el momento sólo se aplica a documentación específica.

«El gran problema que tiene la microfilmación en la Argentina es que no hay una ley nacional que reconozca a los archivos microfilmados como documentos originales, algo que sí ocurre en muchos otros países. Por el contrario, hay como 30 o 40 leyes, pero que se aplican a distintos documentos específicos», comenta Orlando González, presidente de Sistemas Informatizados Microfilms SA (SIMSA), empresa con una vasta trayectoria en el mercado.

«La legislación vigente impidió el desarrollo de la microfilmación porque, salvo las excepciones estipuladas por ley, las empresas tienen la obligación de guardar los documentos originales. Entonces, consideran a la microfilmación como un gasto innecesario y no como una inversión», coincide Salaberry. Los principales clientes son los organismos del Estado, bibliotecas, empresas y algunos bancos. Pero así como en la actualidad el negocio de la microfilmación se ve perjudicado por la crisis económica, dentro del mercado se produjeron cambios que también beneficiaron a las empresas.

Por ejemplo, en su afán por abaratar costos, algunos organismos del Estado y grandes bancos decidieron cerrar sus departamentos de microfilmación y comenzaron a tercerizar el servicio, que de esta manera volvió a quedar en manos de firmas especializadas.

Pero, como bien explica González, estos cambios no se produjeron únicamente por cuestiones económicas, sino también por comodidad.

«Los organismos del Estado cambiaron su estrategia respecto de la microfilmación, ya que en ellos hay una excesiva rotación de personal, que impide que la persona que aprendió a manejar los equipos de microfilmación permanezca mucho tiempo en su puesto. Así, el Estado se veía en la obligación de capacitar constantemente a gente que se hiciera cargo de esta operación, lo que le implicaba un gasto enorme.»

Los rollos de microfilm tienen un ancho de 16 mm, 35 mm o 105 mm, y el más corto mide 30,5 metros.

Para dar una idea de la capacidad de almacenamiento que tienen, el de tamaño más chico puede albergar entre 12.000 y 13.000 cheques.

Mercado fragmentado

Si bien la aplicación de la microfilmación es muy diversa -sirve para archivar artículos de diario, documentación histórica, cualquier tipo de imagen o texto-, en rigor el mercado de hoy en día es muy acotado y está fragmentado en pequeños sectores que por sí solos ofrecen una rentabilidad escasa.

Uno de los ejemplos en este sentido es el servicio de microfilmación que se les brinda a las farmacias, autorizadas por el Ministerio de Salud a conservar las recetas de esta manera. Hasta no hace muchos años, estos trabajos quedaban en manos de firmas medianas o pequeñas, ya que las grandes no se molestaban en tomar dichos pedidos. Sin embargo, recesión y consecuente pérdida de clientes mediante, hoy en día las firmas de envergadura también acuden solícitas a satisfacer este tipo de encargos. Esto, necesariamente, perjudicó a las pequeñas y medianas empresas del sector, que de esta manera se quedaron sin su exclusiva fuente de ingresos. Además de la microfilmación para farmacias y documentación histórica, el sector también está compuesto por la microfilmación aplicada a la ingeniería y, por otro lado, a la actividad bancaria. De esta manera, antes de instalar una empresa, la persona deberá decidir a qué rama de la actividad va a dedicarse. Pero, como bien advierte González, «hoy en día dedicarse a una sola rama no es rentable. Para que una empresa de microfilmación sea sustentable tiene que dedicarse a todos los segmentos del rubro. Pero esto entraña otro problema, ya que para estar en condiciones de brindar un servicio tan amplio primero hay que adquirir equipos sofisticados, que demandan una inversión muy elevada. Además, la empresa deberá contar con un laboratorio para revelado, un sector especialmente dedicado al control de calidad y equipos de duplicación de películas, lo cual habla de una infraestructura de proporciones», opina González. Según fuentes consultadas por SU DINERO Personal, ese monto rondaría, como mínimo, los $ 150.000. En cambio, si la empresa pretende dedicarse a uno de los tantos segmentos de la microfilmación, necesitará adquirir una reveladora ($ 4.000), una microfilmadora ($ 4.000), visores varios y demás elementos por un valor total de $ 20.000, aproximadamente.

Personal

Ahora bien, las empresas dedicadas a la microfilmación no necesitan profesionales especializados, requisito que sí se torna indispensable en caso de que la firma también pretenda brindar el servicio de digitalización. De ser así, habrá que contratar gente con probados conocimientos de informática.

Por otra parte, en la Argentina la microfilmación es incluida, en el mejor de los casos, por algunas facultades como una asignatura dentro de la carrera de archivología, pero no se dicta como carrera de manera independiente.

Precisamente éste es uno de los reclamos de los titulares de las empresas del sector. «En mi opinión, sería positivo que hubiera una carrera, aunque sea terciaria, de microfilmación, porque sería una manera de que la gente conozca cómo funciona este sistema», dice González. Además, los comerciantes consideran que también serviría para eliminar, aunque sea en parte, el gran desconocimiento que todavía existe en la Argentina respecto de esta actividad.

«Cuando visito empresas para ofrecerles el servicio, me encuentro con gerentes que se asustan cuando escuchan hablar de microfilmación, porque todavía creen que se trata de algo relacionado con el espionaje», comenta, jocoso, González. Como quedó dicho, muchas de las empresas que se dedican a la microfilmación en los últimos tiempos incorporaron el servicio de digitalización, habida cuenta de la gran demanda que tiene en estos momentos esta última.

Las firmas que también digitalizan archivos se abastecen de lo que en el medio se conoce como equipos híbridos, es decir, con capacidad para realizar las dos técnicas de documentación. Por un lado, las microfilmadoras electrónicas capturan las imágenes a través de un escáner, luego se archivan a través de la computadora en un disco óptico o en un disco compacto. Si bien los empresarios del sector destacaron las ventajas que tiene la microfilmación sobre la digitalización, esto no quiere decir que haya que descartar siempre a esta última. Como bien advierte González, a la hora de decidirse por una o por otra alternativa, el cliente deberá tener en cuenta la relación costo-beneficio.

«La digitalización, que en estos momentos está muy de moda, es más cara porque se aplica mayor tecnología, y el proceso por el cual atraviesan los documentos es más complejo. Yo la recomendaría especialmente para las empresas de servicios, que deseen archivar documentación que tengan que consultar de manera permanente y ágil. Pero la microfilmación sigue siendo el medio más seguro y económico para preservar un documento; desde una tarjeta hasta un plano de ingeniería.»

Salaberry coincide y agrega: «La digitalización es un método ideal cuando la empresa no necesita conservar la documentación durante mucho tiempo, pero sí requiere una velocidad de consulta muy grande».

La digitalización también se ha impuesto sobre la microfilmación por una cuestión de comodidad, ya que si bien las dos técnicas permiten leer la información a través de monitores, el método que se utiliza para leer los rollos de microfilm es más artesanal, porque requiere que la persona busque el rollo en cuestión, lo coloque sobre el lector y busque la información que necesita según la indexación que se le dio.

En cambio, la digitalización permite archivar la información en un disco rígido o bien en un disco compacto.

Si tenemos en cuenta la seguridad, confiabilidad y durabilidad que brinda, la microfilmación es un servicio indispensable para las empresas, pero cuyo pleno desarrollo dependerá de que se cambie la legislación y que la economía argentina supere, de una vez, la recesión.

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