29 de junio 2007 - 00:00

Vivo soñando con irme de vacaciones a las Bahamas

Fabián Gianola confiesa que como turista le gusta ser «familiero».
Fabián Gianola confiesa que como turista le gusta ser «familiero».
Lo aplauden. Saluda desde el escenario. Acaba de terminar la obra en donde interpreta a un yerno canchero y exitoso. Algunas horas antes en su camarín había dicho que disfruta mucho de su trabajo, que le gusta hacer teatro, cine, televisión, radio. En una primera mirada parece que el tiempo no le alcanza para desarrollar tanta actividad, pero él dice: «Es más la exposición en los medios que el tiempo que me lleva hacer cada labor. Creo que el trabajo me exige menos de lo que aparenta. El secreto es que, antes de comprometerme con un nuevo emprendimiento, organizo muy bien los horarios».
Explica que a lo largo del día también tiene espacios para disfrutar de otras actividades, estar con su familia, entrenarse, escuchar música o leer obras de teatro. Sus hijos, Camila (11) y Nicolás (7), lo miran desde las fotos pegadas en las paredes de su camarín. Siempre juntos y sonrientes. «Disfruto mucho del tiempo libre que comparto con ellos. Con Nico jugamos y nos divertimos, son juegos más corporales, de varones. Con Cami, en cambio, elegimos juegos de mesa.»
Su padre, el recordado actor Beto Gianola, acompañado por distintos actores de primera línea, también le sonríe desde las paredes. Reconoce que sus padres le transmitieron valores y amor por la familia, y que tal vez por eso hoy sus hijos y su esposa, Verónica, son su cable a tierra.

Viajes de infancia

«Mi viejo nos llevaba siempre en sus giras teatrales por el país y a las temporadas en Mar del Plata. Viajábamos los cuatro, con mi ma-má y mi hermano. No le gustaba dejarnos. Yo disfrutaba mucho porque siempre me atrajo el teatro. A los once años contaba la gente que ingresaba a la sala, a los quince era acomodador. También fui utilero. Gracias a mi padre, antes de subirme al escenario, conocí muy bien los entretelones de este trabajo», expresa. En la conversación surgen detalles más íntimos de su experiencia de vida y que, tal vez, se relaciona con su predisposición a ser laboralmente muy activo: «Cuando tenía más o menos la edad que tiene Nicolás ahora, mi viejo compró su primer departamento. Pero la alegría no duró mucho porque en seguida se quedó sin trabajo por falta de rating. Estuvo seis meses sin actividad y, para que podamos subsistir, tuvo que vender el auto. Estas historias suceden en nuestra profesión. Lo recuerdo firmando autógrafos por la calle, y en algunas obras con muy buena crítica y muchísimo público. Pero también encaró algunos proyectos que no resultaron bien». De hablar pausado y muy agradable en el trato, el actor reconoce: «Me hubiera encantado que mi viejo me viera en escena».

Una vida al aire libre

Su último viaje fue a Bariloche: «Estuvimos alojados en un hotel muy lindo, el Pire Hue, que está en la base del cerro Catedral. Los chicos disfrutan mucho de la vida al aire libre y en un entorno tan agradable. Esquiamos bastante. Fue una experiencia maravillosa. Nuestro país es muy lindo. Lo conozco bien. Más allá de haber viajado a algunos destinos en calidad de turista, también es cierto que visité muchos lugares gracias a las giras. Conozco Salta, Tucumán, Jujuy, Misiones, Formosa, Córdoba, San Martín de los Andes, Río Gallegos, y muchos otros. Me gusta especialmente la zona de los Glaciares. Estuvimos alojados en Los Nostros». Agrega que tiene pendiente volver a Ushuaia, ciudad en la que estuvo por muy poco tiempo y casi no conoció. Y enumera los destinos extranjeros que le gustaría visitar: Egipto, Grecia, Inglaterra, España, China. En cambio, conoce Francia, Italia, EE.UU., México...
«Hace algunos años fuimos a París. Allí tenemos familiares que nos llevaron a recorrer muchas ciudades, pueblitos, la campiña. En otra oportunidad, fuimos a Italia, conocimos Roma, Florencia y Venecia. Me gusta especialmente hacer turismo en ciudades. Y adoro la playa. En México, estuvimos en Tulum», dice y cuenta detalles de la enigmática ciudad maya, la única construida en espectacular costa caribeña. «Espero que nuestro próximo viaje sea a las Bahamas... Sería maravilloso», agrega. Con sus hijos viajó a Walt Disney World: «Allí todo es mágico. Son vacaciones soñadas. No sólo las atracciones son divertidísimas sino que la organización es impecable. Mis hijos eran chiquitos pero la pasaron bárbaro, me gustaría volver a llevarlos cuando sean más grandes para que disfruten de las otras propuestas. Disney es una fiesta a cualquier edad».
Practica deportes desde chico, pero no fue por elección sino por necesidad: «Era delgadísimo, casi raquítico, y asmático. Me recomendaron que realice actividad física». Primero fue fútbol -llegó casi a nivel profesional-, pero con el correr de los años aprendió otros deportes. Hoy acepta cualquier propuesta de sus amigos a participar en partidos de fútbol, tenis, básquet. También practica natación. Vive en el Gran Buenos Aires, le gusta preparar asados para compartir con amigos. Y parece tener una filosofía de vida: sonreír, estar de buen humor, disfrutar del trabajo porque, a pesar del esfuerzo, hace lo que le gusta. Y además recibe aplausos.

Entrevista de Silvia Montenegro

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