¿De veras Finlandia es la tierra más feliz del mundo? Así dice una difundida estadística, pero en la nueva comedia de Aki Kaurismaki el único comprobadamente feliz es el público, mientras los personajes, típicos finlandeses, están todo el tiempo más serios que perro en bote, yendo imperturbables de despido en despido, desencuentro en desencuentro, y así, mientras uno está esperando que aunque sea el perro que allí aparece mueva un poco la cola, como señal de alegría. Sin embargo ellos, aun manteniendo sus caras agrias, caminan hacia el final feliz que corresponde. Bueno, para algún lado los vemos caminando, y les deseamos suerte porque les hemos tomado cariño, cosa fácil porque se trata de personajes de Kaurismaki, que siempre mira a todos los desgraciados con un cariño sobrio, burlón y contagioso.
Un magnífico retrato de finlandeses poco felices
“Hojas de otoño”, de Aki Kaurismaki, es la lograda historia de una pareja tímida y apocada, con una banda de sonido en que predomina el tango.
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La historia es simple, se ambienta en una ciudad que pareciera haberse quedado en el tiempo, y reúne a tres solitarios. Una empleada de categoría mínima, un obrero poco calificado, y un perro bachicha, ninguno de los cuales es demasiado comunicativo que digamos. El autor nos muestra cómo se conocen, se acercan, y encaran una posible relación. La gracia está en la forma de caracterizar a estas figuras, de mostrarnos las cosas, de mezclar la dignidad con el absurdo, el realismo con la fábula, el lugar sin tiempo con las noticias de actualidad que transmite una radio vieja (recuérdese que Finlandia tiene frontera con la belicista Rusia), y, en especial, la gracia también está en esa forma de unir los rostros impávidos con las situaciones y emociones capaces de descolocar a cualquiera, menos a esas criaturas que parecen resignadas al destino, resistentes a las pruebas cotidianas, y renacidas a la oportunidad del amor, o aunque sea del cariño, o la bondad.
Ese recurso de causar risa manteniéndose impávido lo practicaron Buster Keaton, Jacques Tati, el dúo Clint Eastwood & Geoffrey Lewis, pero Kaurismaki no se inspira en ellos, sino directamente en sus paisanos. Lo mismo, la distancia que ponen naturalmente entre ellos. Lo contaba la actriz Maria Jarvenhelmi, cuando años atrás vino a presentar un ciclo de este autor en Sala Lugones: “En Navidad fuimos a un restaurante. Abrimos la puerta y vimos 30 mesas, y en cada mesa había una persona sola. ¡Kaurismaki estiliza su pintura de los finlandeses, pero no exagera nada! Pero en verano la cosa cambia, la gente se habla, se abraza. Se deshiela”.
Cada uno es feliz a su manera. Como afirmando el concepto, la banda sonora, bastante surtida, incluye un tango de Gardel, “Arrabal amargo”, y varios temas de Olavi Virta, apodado El rey del tango finlandés. Suya es también la versión de “Hojas muertas” que acompaña el camino (dicho sea de paso, una versión casi tan buena como la que cantaba Yves Montand, pero con otra letra).
“Hojas de otoño” (Kuolleet Lehdet, Finlandia, 2023). Dir.: A. Kaurismaki; Int.: A. Poysti, J. Vatanen, N. Koiua.
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