14 de agosto 2017 - 00:47

Emprendedores en el zoológico

Ni unicornios ni gacelas: la clave pasa por estimular a las 2.000 firmas dinámicas que nacen cada año El argentino Hugo Kantis, uno de los mayores expertos mundiales en desarrollo de nuevas firmas, cuestiona la obsesión con los unicornios, esas empresas que rápidamente se valorizan hasta US$1.000 millones. “El foco deben ser las nuevas empresas dinámicas, que sobreviven bien a los peligrosos primeros 3 años y tienen luego aspiración y potencial para seguir creciendo”.

Hugo Kantis. “Los buenos emprendedores son a la vez soñadores y pragmáticos. La zanahoria debe ser desafiante pero no inalcanzable”.
Hugo Kantis. “Los buenos emprendedores son a la vez soñadores y pragmáticos. La zanahoria debe ser desafiante pero no inalcanzable”.
Hace unos años "EL" animal era la gacela. Rápida, fuerte, huidiza para los predadores, es considerada uno de los más veloces mamíferos terrestres. Hoy la nueva bestia de moda es el unicornio, esos caballos rarísimos con un cuerno en la testa que, para colmo, no existen. Pero, ¿a qué viene semejante bestiario en un medio de negocios?

Ocurre que las metáforas son una llave poderosa para entender la vida. Y en especial las analogías con el reino animal son muy útiles en el mundo emprendedor, un espacio de debate que no por azar adoptó como gran metáfora abarcadora la de "Ecosistema". Porque en el medioambiente de las nuevas empresas hay muchas que, como los seres vivos, conviven con hostilidad (hasta matarse), o con beneficios mutuos (hasta unirse). E igual que les pasó a los mamuts o a los tigres diente de sable, hay firmas y sectores que decaen o mueren, al tiempo que otras compañías y rubros, cual la hormiga argentina, nacen y se expanden con gran fuerza.

La nueva bestia estrella del ecosistema, decíamos, son los unicornios. El muy interesante sitio mexicano www.victoria147.com -enfocado en mujeres que emprenden- explica que el origen de la metáfora fue acuñado por la inversora estadounidense Aileen Lee en el sitio especializado TechCrunch, allá por noviembre de 2013. Lo usó para referirse a las firmas tecnológicas que se cotizan en mil millones de dólares al momento de salir a buscar capitales en las rondas de inversión. Y las denominó de ese modo porque todos creían que semejantes bichos empresariales no podían existir. Aunque, por cierto, en su artículo citó a 39 casos que lo habían logrado (entre ellos nada menos que Facebook, al que llamó Súper Unicornio).

En nuestras playas, los cuatro casos que lograron prenderse la cucarda de "1000 o más" fueron Mercado Libre, OLX, Globant y Despegar, con el agravante de que hace ya una década que no surge otro ejemplar de esta especie. Pero el punto es que tampoco queda claro si conviene centrar las expectativas y energías y recursos- en fomentar a semejantes fenómenos, o si por el contrario es más productivo tomar otras pautas e iniciativas que estimulen la fecundidad empresarial, en especial de aquellas firmas con fuerte impacto en el empleo, la innovación y el valor agregado global.

Para profundizar en esta disyuntiva así como en las carencias y potencialidades que ofrece el ecosistema empresarial argentino, hay pocas fuentes tan valiosas como Hugo Kantis, uno de los más importantes expertos mundiales en desarrollo emprendedor y director desde hace más de una década del Prodem, el Programa de Desarrollo Emprendedor de la Universidad de General Sarmiento. Hace pocos meses, por caso, recibió el Startup Nations Award 2016, uno de los premios globales más importantes destinados a estudiosos e impulsores del fenómeno del emprendimiento.  

¿Es positivo centrar tanta atención en los unicornios? El presidente Macri los puso como ejemplo varias veces, y desde diferentes actores suelen postularlos como casos ideales...

Los unicornios son un animal muy raro en el mundo de las empresas de carne y hueso. Es muy importante que los gobiernos los tengan presentes, porque si logramos tener más de ellos que impacten sobre empleo e innovación, puede incidir positivamente en la sociedad. Sin embargo no hay que obsesionarse: hay sólo 9 unicornios en la región, 4 de ellos en la Argentina, y si nos va bien tampoco cabe imaginar que vayamos a tener más de 10 de acá a cinco años. Ojalá que suceda, pero creo que el foco de especial interés son los emprendimientos y nuevas empresas dinámicas, es decir, aquellas que luego de los tres primeros años de vida, donde se registra la mayor tasa de mortalidad empresarial, salen airosas y convertidas en una pyme con la aspiración y el potencial de seguir creciendo. De esas nacen muchas por año. No son la gran mayoría, pero estimamos que hay cerca de 2000 nacimientos de este tipo por año. El esfuerzo de la política pública para emprendedores y pymes debe estar centrado en ellas, y en las empresas jóvenes que superaron esta barrera de los primeros años y buscan seguir creciendo.

¿No es peligroso el pozo de frustración en los emprendedores que no llegan a ser unicornios?

Los buenos emprendedores son a la vez soñadores y pragmáticos. Es bueno tener aspiraciones altas, pero creo que ellos saben que son contados con los dedos de la mano los que llegarán a serlo. En el medio hay muchas estaciones muy interesantes en el camino por alcanzar. Desde la teoría motivacional se plantea siempre que es bueno que la zanahoria sea desafiante pero no inalcanzable. Por lo tanto creo que en las actividades con emprendedores y en los mismos medios es importante mostrar bien la variedad de emprendimientos y no obsesionarse con los unicornios.

¿Qué otros animales desarrollaron en la "fábrica de metáforas" de Prodem para mostrar caminos alternativos en el ecosistema?

Nosotros a la clásica metáfora propuesta por el académico estadounidense Birch, que hablaba de ratones (las microempresas que no crecen), elefantes (las grandes corporaciones que no crean nuevo empleo) y las gacelas (las jóvenes de alto crecimiento), le adicionamos otros animales en la fauna del emprendimiento dinámico: los canguros, que a veces demoran hasta que pegan el salto; los delfines, que saben moverse en forma combinada en ambientes tan diversos como el mar y la superficie; los seres humanos, que van en promedio mucho más lento que las gacelas pero cuya inteligencia es muy superior. Y nos inspiramos en casos reales de empresas para armar una metáfora más amplia que refleja mejor la heterogeneidad del emprendimiento y las pymes dinámicas. La imagen de la gacela, por otra parte, es limitada, dado que la mayoría de las empresas dinámicas no crecen todo el tiempo de manera lineal por encima de los promedios que la OECD adjudica a las gacelas (20% anual en tres años). Conozco muchas empresas que fueron gacela y que hoy tienen cuellos de botella a superar y no están creciendo de igual forma. Y, del otro lado, sé de firmas que, tras períodos iniciales muy complejos, lograron desbloquear su potencial y comenzaron a crecer muy fuerte. Lo importante es la aspiración y el potencial de crecimiento.

Ustedes insisten mucho con los emprendimientos dinámicos...

Es clave el concepto de emprendimiento con potencial dinámico (que se asimila, digamos, a leer el diario del sábado sobre el partido que se jugará el día siguiente) y su continuidad en la empresa joven dinámica (ya con el diario del lunes, cuando pasaron los primeros tres años de vida de la empresa). Porque de ese modo se arma la plataforma de renovación del tejido empresarial, la base de futuras pymes e incluso de las próximas grandes empresas. Su contribución al nuevo empleo es más que proporcional con respecto a la cantidad de empresas. El concepto de "dinámico" abarca a las empresas que explican nada menos que un 50% del nuevo empleo generado por todas las empresas creadas 5 años antes, aproximadamente.  

¿Cómo ve el ecosistema argentino tras más de un año y medio de la nueva gestión de gobierno, que busca sintonizar mucho más con inversores y creadores de empresas?

Es muy auspicioso que los emprendedores hayan ganado status estratégico en la agenda de gobierno al ser explícitamente reconocidos en el mismo nombre de la SEPYME y con la creación de una Subsecretaría de Emprendedores. También ha crecido el presupuesto y los programas dirigidos a los emprendedores y se ha sancionado con consenso en el Senado la Ley de emprendedores. Ello se ve con claridad en nuestro Índice de Condiciones Sistémicas para el Emprendimiento Dinámico (ICSEd, ver recuadro aparte), donde estas acciones permitieron un avance de Argentina en el ranking de América Latina, aunque manteniéndose en valores medio-bajos todavía. Hay igualmente muchos desafíos por delante para que todo estos esfuerzos maduren y se traduzcan en un ecosistema favorable para el emprendimiento. Es una construcción de largo plazo, que habrá que ir completando y mejorando a medida que se va haciendo camino. Del lado negativo creo que es muy importante que lograr un cambio de clima y de gasto por el lado de la demanda, tanto el consumo de los consumidores como la inversión en las empresas. Son varios años sin crecer, luego la demanda declinó y ahora parecería ser que comienza a recuperarse de a poco.

¿Cómo están evaluando el ecosistema latinoamericano hoy hacia 2020, y comparado también respecto del año 2000?

Creo que los ecosistemas de emprendimiento de América Latina han evolucionado desde 2000, cuando ni siquiera se reconocía ni se conceptualizaba con claridad el tema. En perspectiva hoy tenemos una cultura más amigable con el emprendimiento, son muchos los gobiernos que tienen programas de apoyo que, aunque con diferente intensidad y cobertura, buscan que los emprendimientos den lugar a un tejido de empresas más virtuosas y por ende a mejores empleos y a la diversificación del tejido productivo. El perfil de los proyectos y de los mismos emprendedores ha evolucionado, así como las universidades y las incubadoras. Hoy versus el 2000 es otra película, mucho mejor. Sin embargo también debo decir que los países de la región están de mitad de tabla para abajo en el ranking internacional de nuestro índice. Salvo algunos pocos países que están cerca de la frontera internacional, en la dimensión específica de políticas y regulaciones para el emprendimiento (como Chile), en casi todo lo demás tenemos mucho terreno por recorrer. Y la verdad es que cuando miramos hacia atrás en un plano más corto, digamos los últimos 5 años y no contra el 2000, cada país registra avances y retrocesos.

La buena noticia es que hay nuevas fuerzas motrices que nos permiten pensar en que dentro de un lustro estaremos mejor. Por ejemplo, crecen los empresarios jóvenes que generan nuevas iniciativas como fondos de capital emprendedor así como las aceleradoras, entre otras iniciativas. También aumenta la cantidad de grandes empresas que lanzan programas que buscan apoyar a emprendimientos innovadores, con vistas a sinergizar sus negocios actuales. En pocas palabras: ya no son sólo los gobiernos o las universidades los que empujan, sino que el equipo tiene muchos más jugadores de calidad.

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