22 de septiembre 2008 - 00:00

Dicen en el campo...

Mario Llambías
Mario Llambías
... que, obviamente, la semana pasada fue complicada, tanto en el país como en el mundo. A la conmoción internacional hubo que sumarle la propia, que tuvo distintas vertientes, y el campo no fue la excepción. Hubo reuniones, asambleas, siguieron las protestas, y también declaraciones, como la de la poderosa CARBAP (Buenos Aires y La Pampa), alertando que «los tiempos se agotan», y «es hora de definiciones», tras más de dos meses desde el episodio en el Congreso, sin que se haya materializado un solo avance concreto de parte del gobierno. El vicepresidente, Julio Cobos, se reunió con la Mesa de Enlace ( aunque a último momento hubo que cambiar de sitio y, en lugar de CRA, ubicada en la calle México, se llevó a cabo en el Senado de la Nación), y también un grupo de diputados no K se encontraron con los cuatro dirigentes rurales. De todo esto, el único factor que aportó cierta distensión concreta fueron las lluvias (en general escasas) que cayeron en varias regiones y dieron un respiro a la feroz sequía. Naturalmente, la reunión anual de CRA, que preside Mario Llambías, esta vez en Tucumán (para aprovechar el aniversario por los 100 años de esa rural norteña), concentró la mayor cantidad de gente que, sin embargo, mostró un factor común: al malhumor local sumaron ahora la inquietud internacional. Aunque no hay demasiado para festejar en lechería, igual se conmemoraron los 70 años de una conocida cooperativa láctea, mientras en el corazón del ruralismo se preparaba, aceleradamente, el traspaso de la presidencia de la también centenaria Sociedad Rural, de manos del conciliador Luciano Miguens al más combativo Hugo Luis Biolcati. Y todo esto con el aditamento del nuevo cierre del mercado de maíz.

* * *

... que, así las cosas, las algo más de 1.500 toneladas de carne que ya se importaron desde Uruguay pasaron casi inadvertidas, mientras algunos voluntaristas nuevamente volvían a hablar de planes ganaderos, provinciales o nacionales que, evidentemente, no tienen ningún sustento -ni posibilidad- mientras se mantenga el esquema de política económica de la administración Kirchner. «El INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) acaba de instaurar un premio para quien invente la mejor máquina procesadora de granos pero, entonces, ¿por qué matan a las vacas que, sin duda, son las más eficientes?», comentó con feroz ironía un productor en Tucumán, aludiendo a la ya impresionante matanza de hembras vacunas que se sigue agudizando. Por eso tampoco sorprendieron los resultados de muchos de los remates y exposiciones ganaderas de los últimos días, en los que el grueso quedó sin vender y no pocos lotes de los que se llegaron a colocar fueron a valores de liquidación. «Vendí los toros reproductores al precio por kilo», se lamentó un reconocido cabañero, en plena etapa de liquidación de sus planteles. Mientras, la Federación Agraria daba un dato alarmante: en la Argentina se cierra un tambo cada 12 horas.

* * *

... que, respecto de la entidad federada que preside Eduardo Buzzi, también hay otros comentarios, como el que habla de la inminente compra, por parte de esta organización, de un medio periodístico de alcance nacional. Parte de los fondos se los aportaría un banquero que, al menos hasta no hace mucho, se encontraba muy cerca de los Kirchner. Por supuesto que en los encuentros de productores los temas son mucho más variados, como el de la postergada definición sobre las regalías (en realidad, el reconocimiento de la propiedad intelectual) de las semillas que sigue estancado desde 2003. Ahora, ante el reconocimiento oficial de la «imposibilidad» de que salga una nueva ley de semillas que subsane los déficits de la anterior, según afirmó un encumbrado funcionario de esa área, están intentando algunos parches que podrían pasar, por ejemplo, por una resolución obligando a la utilización de semilla fiscalizada de trigo y de soja, pero que sería sólo para los grandes productores que, a su vez, deberían inscribirse como semilleros, y así los podrían controlar. Un dislate de magnitud, inaplicable, y que presenta más agujeros que un colador sólo porque ningún funcionario se anima a hacer lo más simple: cumplir la ley y respetar el derecho de propiedad. Igual, algunos productores casi estarían dispuestos a aceptar semejante enredo para no quedar relegados respecto de sus pares de los países limítrofes, que ya cuentan con semillas y obtenciones más modernas, mientras que a la Argentina llegan cada vez más postergadas. Si bien éste es un tema demorado desde el inicio de la gestión K en 2003, se podría pensar que ahora que el titular de Agricultura, el jaqueado Carlos Cheppi, proviene del INTA, y este organismo técnico también es un productor de obtenciones vegetales con las más modernas tecnologías (como las transgénicas), tal vez se sienta más motivado que sus antecesores para finiquitar tan tedioso tema. De paso, beneficiaría al organismo donde hizo gran parte de su carrera que, aunque no fue particularmente destacada en lo técnico, igual le valió para llegar a titular de Agricultura, ya que en el Grupo Calafate original, prácticamente era el único con alguna formación en los temas del sector.

Dejá tu comentario