23 de marzo 2004 - 00:00

Se buscan soluciones para enfrentar inseguridad rural

El robo de ganado es sólo una cara de la inseguridad que vive hoy el campo.
El robo de ganado es sólo una cara de la inseguridad que vive hoy el campo.
A nadie le puede llamar la atención la preocupante y creciente inseguridad rural. Esta avanza a pasos agigantados, desplazando de la escena a quienes quieren aportar su esfuerzo y trabajo en aras de la producción.

Se está así convirtiendo al campo en tierra de nadie y sufrimiento de todos.

Vemos con estupor cómo en el sur de la provincia de Buenos Aires recomiendan armarse a los productores. Pero también vemos cómo en esas zonas cortan la oreja a aquel que se niega a los designios de los malhechores, lo cual es otra monstruosidad.

Desgraciadamente, nuestra legislación es más benévola con el infractor que con la víctima; esta última sufre y permanece con esa horrible sensación aparte del daño económico, mientras el delincuente accede a la libertad por una amplia puerta giratoria. Pues entra por un lado y automáticamente sale.


Y eso, siempre y cuando lo descubran, porque, desgraciadamente, los delitos rurales tienen un común denominador, que no es otro que el no esclarecimiento de la mayoría de los casos.

Evidentemente, si siembro incertidumbre cosecho fracasos.

Al ser la nuestra una institución de propuestas donde se dan cita productores de distintos eslabones de la cadena, como criadores, invernadores, frigoríficos, abastecedores, consignatarios, analizaremos brevemente el abigeato para que entre todos tratemos de frenarlo.

A nadie se le escapa que el abigeato es primo hermano de la faena clandestina y ésta nos lleva a una carencia de control sanitario, con la consiguiente falta de higiene, rotura de la cadena de frío, desperdicio de la faena, carne más dura, con evasión impositiva y trabajadores clandestinos.


Evidentemente, en una faena reglamentaria hay inspección veterinaria, con control sanitario ante y posmortem, con condiciones higiénicas, cadena de frío, aprovechamiento total de la faena, ganado de origen legal, trabajadores inscriptos y carne que aporta con sus impuestos. Aparte de ser más tierna, por la adecuada cadena de frío, y con sanidad garantizada, hay que hacerle notar al consumidor todas estas diferencias para que no se tiente con esas ofertas de dudoso origen o, mejor dicho, de hurto cierto.

Para combatir el abigeato es vital controlar la comercialización de la carne.
No olvidemos las bandas que asolaron y asuelan a lo largo y a lo ancho del país.

Para poner freno a esto venimos insistiendo desde 1998, cuando en agosto de ese año organizamos la
Primera Jornada Nacional sobre la Inseguridad Rural, para que el abigeato sea considerado un delito no excarcelable por medio de la reforma del Código Penal y el Código Procesal Penal; todavía estamos esperando.

A su vez, debe modificarse la forma de extender los boletos de marca; a éstos los deberían dar por indicación de las instituciones de productores.

También deben otorgarse permisos de caza, sólo confeccionados por el dueño del campo y la Policía del lugar y a aquel que no lo tenga hay que sacarle el arma y detenerlo. Todo camión debe viajar con una hoja de ruta que debe conocer la Policía sobre hacia dónde va, de dónde viene y qué transporta.

• Prevención

Otro ítem fundamental es la prevención, actuar antes que ocurran los hechos.

Lamentablemente, siempre se aduce la falta de fondos. Si esto es así, ¿por qué no nos permiten que hagamos aportes directos a cuenta del Impuesto Inmobiliario? De este modo se solucionaría el problema en forma fácil e inmediata.


Viene bien informarles que merced a una propuesta de Aprocaboa se ha instrumentado, en forma conjunta con el Ministerio de Gobierno de la provincia de Santa Fe y las autoridades policiales, un formulario de denuncia del delito rural, que se confecciona por triplicado y mediante él se persigue que se logre el esclarecimiento del hecho denunciado, a través de un trabajo institucional en conjunto.

Para acelerar los trámites judiciales, pues muchas veces las causas caducan por la demora de su tratamiento, propiciamos la creación de juzgados rurales, que deberían tener acción penal en los mismos juzgados comunales o hacer un mapeode los delitos rurales y tenerlos donde son más frecuentes, aunque con dolor esto es hoy todo el país. Estos juzgados deben ser rápidos y diligentes. Deberán atender toda la problemática del delito rural: robo de cereales, de maquinarias, ataques a personas, abigeato, etcétera.

Nosotros pagamos nuestros impuestos; aparte soportamos retenciones directas injustas y abusivas. ¿No es hora de que se nos tenga en cuenta por todo lo que damos y aportamos?

Sólo así el país crecerá y será una república organizada.

Puesto que si no, nunca se revertirán los efectos de las dos generaciones faltantes en la Argentina: los hombres que se fueron y las vacas que no están.

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