Con el objetivo de transformar a la cadena porcina en un motor económico y social, la Federación Porcina Argentina (FPA) presentó oficialmente su Plan Estratégico Porcino 2025, una hoja de ruta a largo plazo con horizonte en 2032. El plan busca duplicar la producción, triplicar las exportaciones, generar más de 130.000 empleos y aumentar el consumo interno de carne porcina en la Argentina.
Proyecto ambicioso para el cerdo argentino: invertirán u$s1.600 millones para exportar más, generar empleo y duplicar la producción
La Federación Porcina Argentina lanzó un plan hasta 2032 con metas de crecimiento productivo, consumo interno y desarrollo territorial, apoyado en una agenda federal y multisectorial.
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La FPA presentó su Plan Estratégico Porcino 2025.
El lanzamiento reunió a referentes institucionales, técnicos y empresarios del sector, encabezados por Daniel Fenoglio, presidente de la FPA y gerente general de Cabaña Argentina, y Agustín Seijas, director ejecutivo de la entidad. La propuesta descansa en cuatro ejes estratégicos: comercio exterior, sanidad, promoción y marco impositivo-financiero, e involucra una inversión estimada de u$s1.600 millones, de los cuales el 75% se destinará a granjas y el 25% a la industria.
El documento establece objetivos concretos: pasar de 348.272 a 550.000 cerdas productivas, alcanzar una producción de 1,7 millones de toneladas de carne porcina (hoy 726.651 toneladas), exportar 300.000 toneladas (actualmente 9502) y elevar el consumo per cápita a 28,3 kilos, desde los actuales 17,5 kg. Esto implicaría un impacto económico de u$s7.760 millones, un salto de u$s3.484 millones respecto a los niveles actuales.
Fenoglio recordó que la FPA es heredera de más de un siglo de historia, al tomar el legado de la Asociación Argentina de Productores Porcinos (AAPP). Hoy agrupa a entidades como APPORSAFE, CAPPCOR, CAPPER, CEPBA, Pormag y Gitep, y representa al 70% de la faena nacional, consolidándose como interlocutor clave ante las autoridades. En este sentido, el dirigente destacó que buscan “construir un ecosistema porcino competitivo, sostenible e integrado, con políticas públicas de largo plazo”, con la articulación público-privada como base del plan.
Exportaciones: un crecimiento sostenido en la sanidad
En materia de comercio exterior, el plan contempla consolidar los 39 mercados abiertos, pero también resolver cuellos de botella. Brasil, que representa el 95% de las importaciones que ingresan a Argentina, coloca productos como la bondiola, considerados de bajo valor allá pero que afectan el mercado local. “Necesitamos mejorar la integración de la media res y avanzar en la apertura de mercados para subproductos, como Vietnam, México y especialmente China”, subrayó Seijas.
Actualmente, el 40% del animal —las patitas, por ejemplo— no se aprovecha con valor agregado. La apertura del mercado chino a estos subproductos permitiría aumentar la rentabilidad, mejorar la integración y reducir precios internos. Se espera que el protocolo sanitario con China, acordado en 2023, se firme durante una posible visita de Javier Milei a ese país en julio.
El plan prevé también un fuerte impacto logístico: se proyectan más de 249.000 fletes de granos y 99.000 fletes de faena, con un consumo de 6,7 millones de toneladas de maíz y soja, lo que beneficia también a otras cadenas agroindustriales.
En el eje sanitario, el país se mantiene libre de enfermedades clave, y trabaja junto a Senasa y la Secretaría de Agricultura para erradicar el virus de Aujeszky. La creación de un Ente Sanitario Nacional busca garantizar la implementación territorial del programa y mejorar la trazabilidad.
La FPA también anticipó una campaña masiva de promoción de la carne de cerdo en ámbitos como gastronomía, nutrición y educación alimentaria. “Tenemos que romper mitos y mostrar el verdadero valor del cerdo argentino: es sano, rico y versátil”, señaló Fenoglio. Hoy no existe un instituto oficial de promoción, y la mayor parte de las acciones se financian con aportes voluntarios de productores.
En cuanto al marco impositivo, Seijas apuntó contra el desfasaje del IVA: “Pagamos 21% por insumos y solo recuperamos 10,5%, lo que genera sobrecostos de hasta un 19%”. También reclamó créditos con plazos y tasas acordes a la realidad del sector, para facilitar la modernización de las granjas y la incorporación de tecnología.
Los desafíos de un acuerdo técnico y político
El Plan Estratégico Porcino 2025 constituye un acuerdo amplio entre el sector privado, el Estado y el ámbito académico, con una agenda federal, sanitaria y productiva. Si bien desde la FPA advierten que “no es solo un documento técnico” y manifiestan el deseo de que “el cerdo argentino sea protagonista, no solo en nuestras mesas, sino también en el mundo”, el panorama actual es realmente complejo desde la mirada productiva.
Hoy en día, los productores de cerdo atraviesan un “buen momento”, pero gozan de una rentabilidad que llegó hace apenas 4 meses después de muchísimo tiempo de grandes esfuerzos para sobrevivir y evitar caer del negocio. Pareciera que el programa -que estaba destinado a presentarse hace algunos años- llega en un contexto poco favorable desde el punto de vista de la matriz productiva que propone la actual administración nacional, con la libre importación de carne de cerdo y en un contexto de necesidad urgente de reducción de costos y búsqueda de la eficiencia para sostener a pequeños y medianos productores.
El desafío será entonces articular entre el sector político y el privado para hallar las condiciones que sostengan a quienes producen a pequeña o mediana escala y desean crecer en galpones, madres e infraestructura. Caso contrario, el PEP quedará en un anhelo o una utopía planteada por quienes se dedican a la producción de carne de cerdo, que tiene un enorme desarrollo global y aún no puede despegar en nuestro país.
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