Basta decir que se perdió todo lo ganado el miércoles, el martes y al menos la mitad de lo del lunes (que fue la mayor suba en cuatro años). La que parecía ser una semana imposible de revertir en su camino ascendente, queda entonces a un paso (0,67%) de ser la cuarta consecutiva en baja. Mientras en otro momento hubiéramos hablado de una "trampa de los osos" o del efecto agosto (julio -que fue bajista-suele ser el mejor mes del tercer trimestre, el peor del año) hoy sólo podemos hablar de la desconfianza (o el temor) que prima entre los inversores. Es cierto que cosas puntuales, como la decisión del Banco Central Europeo de inyectar u$s 130.000 millones extras al sistema interbancario (la Libor tocó 5,86%, máximo de seis años), la de la Fed de hacer algo similar con al menos u$s 24.000 millones -en realidad no sabemos el monto total de la intervención-o las declaraciones del Central Canadiense (y otros centrales) de inyectar tanto dinero como hiciera falta para garantizar la liquidez, les quitan la careta a quienes venían afirmando que estaba todo tranquilo y controlado (el congelamiento de los activos de los fondos del Paribas -una semana atrás su presidente los veía libres del riesgo "subprime"es más llamativo pero menos relevante aunque la mejor manera de iniciar una corrida sea decirles a los inversores que no pueden retirar su dinero).
El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores.
Pero todo esto no son más que reacciones tardías a un sentimiento subyacente y que es el que determinará finalmente hacia dónde va el mercado. Tal vez la huida a la seguridad de los treasuries sugiera que existen refugios (la tasa bajó a 4,766%), pero que la licitación de títulos a 30 años tuviera la oferta más baja desde febrero de 2000, habla de la verdadera confianza en el gobierno norteamericano.
Veamos otros datos: el volumen en el NYSE fue el mayor desde julio de 2002, el VIX marcó el máximo en cuatro años, los tres grandes índices (el Dow retrocedió 2,83% a 13.270,68 puntos) la mayor baja desde marzo de 2003, la chance implícita de un recorte de tasas para setiembre subió de 25% a 100%, el yen y franco suizo "volaron", etc. ¿Hace falta recordar aquello de quien juega con fuego, al final...?
Dejá tu comentario