22 de marzo 2020 - 13:12

Impacto económico del coronavirus: sabemos el "cómo" pero no el "cuánto"

Las urgencias en Argentina cambiaron en apenas unos días; la reestructuración de la deuda le cedió su rol protagónico a la cuarentena total. El Gobierno busca proteger a los sectores más afectados para frenar la recesión.

La crisis mundial por el coronavirus afecta por varios canales a la economía argentina. Sin embargo, su profundidad y su duración todavía están lejos de ser conocidas.

La crisis mundial por el coronavirus afecta por varios canales a la economía argentina. Sin embargo, su profundidad y su duración todavía están lejos de ser conocidas.

Foto: Mariano Fuchila

En tan solo dos o tres semanas las urgencias del Gobierno cambiaron: hasta hace algunos días, ponerle punto final a la reestructuración de la deuda era el desafío principal. Las drásticas medidas de protección adoptadas en la mayoría de los países a raíz del coronavirus así como también su propagación en Argentina tendrán un impacto muy severo sobre la economía. Este nuevo escenario llevó al Poder Ejecutivo a decretar la cuarentena total y a formular medidas económicas de emergencia, pateando por completo el tablero las prioridades.

¿Cuáles son los canales por los que el Covid-19 afecta al funcionamiento de la economía argentina? Vale decir que son múltiples, y provienen tanto de lado de la oferta como de la demanda.

Dado que el virus es tuvo su origen afuera, en un primer momento la oferta se vio condicionada sobre todo en los sectores dependientes de la provisión de insumos importados, debido al cese parcial en la producción de las fábricas de afuera. Del lado de la demanda, los efectos más inmediatos también se asocian a la dinámica del comercio exterior. La desaceleración económica de China afecta a las exportaciones argentinas tanto por cantidades como por precios. La propagación del virus al resto de los países refuerza esta tendencia, por lo que es de esperar que gran parte de la producción de bienes transables se vea reducida.

No obstante, en épocas de cuarentena las dificultades se agudizan. La merma en la producción se extenderá a todas las actividades que no quedaron exceptuadas del cumplimiento del aislamiento social (a modo de ejemplo, la industria automotriz, textil, muebles, entre otras). La actividad también se verá resentida en aquellos servicios que no pueden ser perfectamente sustituidos por el teletrabajo. En cuanto a la caída de la demanda interna, la peor parte se la llevarán las actividades que fueron declaradas en emergencia: cines, teatros, restaurantes, turismo, transporte de pasajeros y hoteles. Aunque obviamente, la mayoría de los sectores asimilará, en menor o mayor medida, el cese de la actividad.

Finalmente, aparece el canal financiero. El pánico generado en los mercados activó el efecto fly to quality o vuelo hacia la calidad. En el actual contexto de crisis global, los capitales se trasladan de forma súbita a activos libres de riesgo, abandonando las inversiones en títulos de deuda corporativos y los bonos soberanos de los países considerados más riesgosos.

¿Qué efectos tienen estos movimientos sobre nuestra economía? Destacamos al menos tres: 1) Enormes pérdidas en el capital accionario de las empresas; 2) Presiones sobre las cotizaciones paralelas del dólar y caída de reservas y pérdida de competitividad de la economía por no acompañar el ritmo devaluatorio de nuestros socios comerciales; 3) Desplome de los precios de los títulos soberanos, que ya se encuentran en una zona atractiva para el ingreso de fondos buitres y que podría bloquear cualquier intento de reestructuración de la deuda soberana.

Ahora que sabemos cómo, debemos preguntarnos cuánto. Respuesta que lógicamente es muy difícil de dar, dado que depende de cuánto se extienda la pandemia en el tiempo (doce días, semanas o meses). Y ante todo no debemos olvidar que depende tanto o más de los avances en el campo de la salud que de las respuestas que puedan darse desde la política económica.

En este sentido, el Gobierno dispuso una serie de medidas para atender a la emergencia. Por un lado, reforzando los ingresos de la base de la pirámide, de la misma manera que se hizo con los bonos otorgados a fin de año y con el cambio en la movilidad jubilatoria. Y fundamentalmente, para el caso de los beneficiarios de la AUH, garantizando un ingreso mínimo en los hogares con trabajadores informales. Pendientes quedan las medidas paliativas para los que trabajan por cuenta propia, aunque Alberto Fernández tomó nota y aseguró que en los próximos días avanzaría en ese sentido.

Asimismo, esbozó medidas dirigidas a dar alivio al sector productivo. Entre ellas, nuevas líneas de crédito a tasas negativas, que apuntan a financiar capital de trabajo y evitar un mayor resentimiento en la cadena de pagos. Adicionalmente, la eximición del pago de contribuciones patronales para los sectores declarados en emergencia y ampliación de los REPRO (subsidios para hacer frente al pago de sueldos) para evitar despidos masivos. Sin embargo, quedan sin cubrirse muchos reclamos pendientes, como son la postergación del pago de algunos impuestos, empezando por las contribuciones patronales.

Lo importante es entender que no se trata de medidas que buscan reactivar la economía. El objetivo es minimizar el impacto recesivo del coronavirus sobre la agudización de la pobreza y evitar quiebres y despidos masivos, afectando las capacidades productivas de la economía, provocando consecuencias en el mediano y largo plazo.

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