El gobierno se mostró ayer preocupado por un posible monopolio en la telefonía debido al ingreso -todavía no concretadode Telefónica de España en Telecom Italia. Las dos empresas son las controlantes de las que sucedieron a ENTel. Tras una reunión entre el presidente Kirchner con los ministros De Vido y Peirano y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se anunció la designación de dos veedores en Telecom Argentina para verificar el impacto en esta compañía de la operación a nivel global. Pero en esa firma no hay documentación para analizar ni todavía ocurrió algo para auditar porque la venta no se efectivizó. Puede ser que se trate de una forma de ganar tiempo para evitar malestar en España antes de que asuma el próximo gobierno, eventualmente Cristina de Kirchner si triunfa en las elecciones del domingo 28. Pero también podría representar una salida elegante para después dejar pasar el hecho, que viola la legislación en materia de comunicaciones, aun cuando pueda no objetarse desde la Ley de Defensa de la Competencia. No sería la primera vez. En Brasil, donde se repite el caso, los funcionarios están estudiando el tema desde mayo, pero todavía no decidieron. De todas maneras, en Brasil el impacto de la operación es menor. Esta misma administración, ahora posiblemente presionada por el grupo local Werthein, que es socio de Telecom Italia en la empresa argentina y a instancias de la tendencia oficial de «nacionalizar» a privatizadas, por el momento no dijo palabra sobre todos los monopolios o sectores en los que un grupo maneja y marca precios.
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El más obvio: el recientemente surgido de la fusión entre Multicanal y CableVisión, que implica el monopolio de la televisión por cable en el país para «Clarín». Para este caso, no hace falta ningún tipo de veedores ni hay apuro por tratarlo.
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