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¿Qué tiene que pasar para que no explote la bola de Leliqs? El BCRA tiene que encontrar espacio para bajar gradualmente las tasas de interés sin generar un nuevo salto cambiario que acelere la inflación en una segunda vuelta y deteriore aún más el poder adquisitivo del salario. Si las tasas permanecen en estos niveles en los próximos meses, se corre el riesgo de extender la recesión en el tiempo y de un aumento en la mora de la cartera de los bancos, arriesgando la estabilidad de los depósitos a plazo. Por el contrario, si las tasas bajaran rápido sin un descenso de las expectativas de devaluación/inflación ni del riesgo país, la estabilidad de los depósitos a plazo estaría comprometida arriesgando un nuevo salto cambiario. No hay magia. Para que el BCRA pueda bajar gradualmente las tasas, dar oxígeno a la economía y controlar el crecimiento de la bola de Leliqs sin arriesgar la estabilidad cambiaria y la de los depósitos a plazo, tienen que bajar las expectativas de devaluación/inflación y el riesgo país. El apretón monetario del BCRA, la estabilidad cambiaria y el despeje del riesgo de default con los dólares del Fondo ya empiezan a mostrar un descenso de las expectativas de devaluación, que dará lugar a una caída más pronunciada de las expectativas de inflación, en un contexto donde la recesión y la "emisión cero" del BCRA limitan los márgenes para que el comercio minorista traslade a precios la presión de costos por el lado de dólar, tarifas y salarios. ¿Y el riesgo país? Ese es el componente de la tasa local más difícil de comprimir con la recesión consumiendo capital político de cara al año electoral y recaudación fiscal frente a la meta de déficit cero antes de intereses en 2019 bajo el acuerdo con el Fondo (parte II).
2019. Tal como sucedió en las últimas cuatro elecciones: 2011, 2013, 2015 y 2017, el gobierno intentará financiar en el año electoral 2019 un deslizamiento del dólar por debajo de las paritarias para que el salario se recupere contra la inflación en una economía donde el 73% de la "torta" es consumo privado. Recomposición del salario real a costa de atrasar algo el tipo de cambio real. Con dos restricciones en los extremos. Un escenario con "nominalidad alta" chocaría con el programa monetario de "emisión 0" (en rigor la base crecería al 1% mensual a partir de julio 2019) y el ajuste pesaría sobre los márgenes de las empresas. En tanto, en un escenario con "nominalidad baja" (desinflación acelerada), se complicaría el ajuste fiscal, con un Gobierno que pagaría jubilaciones con la inflación alta de 2018 mientras que la recaudación viajaría con la inflación más baja de 2019. ¿Hay nafta para atrasar algo el dólar en el año electoral? El tipo de cambio real alto de partida (hoy en torno a 1,65 base 1 = diciembre 2001 tomando el tipo de cambio real bilateral con el dólar), el ajuste de la cuenta corriente externa, la convergencia al déficit fiscal cero antes de intereses y el desenchufe de la maquinita del BCRA le darían cierto margen. De todas formas, se requieren tres fuentes de ingreso de dólares: 1) Dólares de las exportaciones para financiar una recuperación de las importaciones en un contexto de alta elasticidad importaciones/producto. 2) Dólares del Fondo para pagar los vencimientos de capital e intereses de la deuda. 3) Y, en un contexto de libre movilidad de capitales, dólares financieros para que el tipo de cambio esté controlado y poder bajar gradualmente las tasas de interés. 1) y 2) van a estar, y si bien hay riesgos para 3), probablemente ya haya pasado lo peor en materia financiera: el riesgo país está bajando pero todavía está arriba de los 600 puntos básicos: una buena noticia para apostar a una compresión de spreads en los bonos largos en dólares bajo un escenario donde la estabilidad cambiaria empieza a mejorar las encuestas para Cambiemos y la Fed no acelera el ciclo de suba de la tasa de interés.
* Director de Eco Go / Profesor en la Maestría de Finanzas en UTDT
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