6 de julio 2020 - 00:00

El "Chapter eleven" de la ley de quiebras podría ser parte de la nueva normalidad

La crisis sanitaria y económica golpea a los trabajadores de EEUU.

La crisis sanitaria y económica golpea a los trabajadores de EEUU.

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Sólo en el primer trimestre de 2020 más de 3.600 empresas se acogieron al “Chapter eleven” (Capítulo 11) de la ley de quiebras de los Estados Unidos. Es levemente inferior a los números registrados durante la Gran Recesión. Sin embargo, dada la prolongación de la crisis, se espera que esta cifra sea aun mayor en la segunda parte del año.

En 2016, consultado por las repetidas bancarrotas de sus empresas, Donald Trump aseguró que, en situación de distress, les decía a los inversores: “¿Saben qué? La economía se estrelló. Les voy a devolver la mitad”. Además de exhibir perfectamente la idiosincrasia del empresariado estadounidense, la retórica de Trump exhibe la centralidad del “Chapter eleven” especialmente en contextos económicos adversos.

Como se dijo, en la primera parte del año, miles de empresas buscaron reorganizarse y sanear sus pasivos. En la segunda mitad del año, los cambios vertiginosos precipitados por la pandemia y la reducción de los subsidios estatales llevarán a más empresas a una situación de insolvencia. Asimismo, todas las compañías tienen en mente que los altos niveles de apalancamiento son un serio problema en tiempos de tanta volatilidad.

La llegada del Covid ha alterado a todo el aparato productivo, generando problemas financieros para muchas empresas y forzando a otras a solicitar protección judicial para reestructurarse. Se trata de sectores que los consumidores han evitado durante la pandemia, como es el caso de restaurantes, shopping, aerolíneas, salones de belleza y alquileres de coches.

Para estas empresas y comercios, la capacidad para mantener la liquidez determinará su sostenibilidad en el corto y mediano plazo. Por otro lado, hay también un grupo de firmas que ya tenían modelos de negocios débiles y que la pandemia evidenció. Ahora ambos grupos necesitarán reinventarse y reinvertir en sí mismos.

“Esto es el comienzo de un tsunami de bancarrotas que golpeará a las principales empresas y barrerá a las pequeñas empresas cuando se reduzcan los estímulos gubernamentales”, dicen en Wall Street. A pesar de algunos indicios de una recuperación económica, el mercado descuenta que vendrán una ola de bancarrotas en septiembre, luego de que expire el Plan de Protección de Sueldos (u$s620.000 millones en préstamos condonables). En los próximos meses, se estima que muchas empresas que no reorganizaron sus estructuras de costos buscarán hacerlo a través de la ley de quiebras.

Por último, hay un común denominador entre todas las empresas que buscan el “Chapter eleven”: el alto nivel de deuda en su estructura de capital. Dadas las tasas de interés extraordinariamente bajas en la ultima década, el sector privado en los Estados Unidos tiene hoy la carga de deuda más alta de la historia. “Es toda esa deuda que fue emitida en buenos tiempos lo que pone a las empresas en este presente complejo”, señalan. Tal es el caso de empresas como Chesapeake Energy, pionero en el fracking, y Frontier Communications, telecomunicaciones, cuyos servicios de deuda se tornan incumplibles dada la alta volatilidad actual de los ingresos. El “Chapter eleven” de la ley de quiebras de los Estados Unidos da lugar a una reorganización en bancarrota que protege a la compañía de un cierre definitivo, y le da tiempo para repensarse y buscar fuentes de financiamiento. En definitiva, la cantidad las empresas que buscaron una reorganización en bancarrota en la primera mitad del año es sólo comparable con lo acontecido cuando explotó la burbuja financiera en 2008. Miles de compañías en los próximos meses dependerán de esta ley. Tal vez sea momento de empezar a diagramar la “nueva normalidad”.

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