Martín Guzmán tiene en mente una estrategia financiera de relojería para cerrar el 2021. Y que liberaría también el 2022 de compromisos importantes. El ministro de Economía quiere liberar del ejercicio actual, en lo posible, los dos pagos de capital que se le deberían liquidar al Fondo Monetario Internacional (FMI) de u$s 1.800 millones cada uno; y que deben cumplirse en septiembre y diciembre respectivamente. La intención de Guzmán es intentar firmar una Carta de Intención con un acuerdo con el organismo, que incluya los u$s 3.600 millones de dólares en el acuerdo por la refinanciación del stand by firmado por Mauricio Macri en 2018 por unos u$s 48.000 millones. La idea del ministro es que este dinero con vencimiento en 2021 entre en la negociación, y que el país no deba cumplir con esos pagos. Y, si esto ocurre, conseguir que este año no haya deuda que pagar y que el dinero proveniente de los Derechos Especiales de Giro (DEG), queden íntegramente en el país para reforzar las reservas del Banco Central. Y, en consecuencia, darle más tranquilidad y poder de fuego a la política cambiaria del gobierno.
FMI: Guzmán ahora quiere liberar de pagos el 2021 (y 2022 sólo Club de París)
La intención es postergar dos pagos que deberían hacerse al FMI este año, y que se incluyan en la negociación por un nuevo acuerdo. Y que el dinero de los DEG vaya a las reservas.
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La estrategia se completa cerrando las negociaciones con el organismo que maneja Kristalina Georgieva para lograr un acuerdo de Facilidades Extendidas a 10 años, con la posibilidad de comenzar a liquidar recién en el segundo semestre de 2026; y con la posibilidad de renegociar los pagos para el año 11. Si se cumpliera este proyecto del funcionario (sólo debería aprobarlo el ala política del oficialismo); Guzmán promete que hasta el 2025, luego de saldar la deuda con el Club de París, el país estará liberado de grandes compromisos financieros. Ese año, y de manera gradual y lenta, comenzaría a operar el cronograma de liquidaciones de la renegociación de la deuda con bonos emitidos bajo legislación nacional; dinero que además podría liquidarse obteniendo financiamiento del mercado voluntario de deuda. Siempre que Argentina en el tiempo que transcurra hasta esa fecha, ordene su economía, vuelva a crecer, y logre reconciliarse con los mercados de capitales financieros internacionales.
Durante su gira de la semana pasada por Washington, Guzmán recibió la confirmación de parte de la propia Georgieva, de la autorización del comité ejecutivo del FMI, para la activación de los DEG. Según este programa, el Fondo destinaría unos u$s 650.000 millones para paliar las consecuencias de la Pandemia en los países en desarrollo miembros del organismo y que tengan su aporte de sociedad al día. Argentina mantiene el 0,7% de la participación y, milagrosamente, nunca se atrasó en el giro del dinero. En consecuencia, podría disponer de manera directa de unos u$s 4.354 millones; los que se efectivizarían entre fines de abril y mayo, una vez que la directora gerente del Fondo haga el anuncio oficial en la próxima reunión conjunta del FMI y el Banco Mundial de otoño entre el 9 y el 11 de mes próximo. En ese momento Guzmán tendrá un desafío. Deberá convencer al ala política de resguardar ese dinero en las reservas del Banco Central; a la espera del fin de las negociaciones con el FMI. No será fácil la tarea del ministro. Políticos argentinos con miles de millones de dólares frescos listos para gastar en una año electoral con la excusa de la Pandemia, será un problema que Guzmán deberá manejar con maestría. Su plan es utilizar el dinero para garantizarle a Georgieva que se destinarán a los dos pagos que se deben cumplir con el FMI durante el 2021; y que implican desembolsos por unos u$s 1.900 millones en septiembre y otro similar antes de Navidad. En total serían unos u$s 2.800 millones; que, de no tener el dinero de las DEG y ante el hecho de estar el país fuera del mercado financiero voluntario (salvo que se quiera pagar una tasa de 20% en dólares), deberían salir de las reservas. La intención de Guzmán es no recurrir a ninguno de los dos planes, y garantizar las liquidaciones con los DEG. Sabe el ministro que la decisión tranquilizaría a los técnicos del FMI de Washington, en medio de negociaciones que se sabe serán duras, largas, pero que podrían tener final feliz si hay buena fe mutua. Guzmán tiene además una corazonada. Si las discusiones terminaran rápido (hay posibilidades); los pagos de este año podrían ingresar también en la renegociación con el FMI, con lo que eventualmente tampoco habría necesidad de disponer del dinero este año. En este caso, si hay fumata con el Fondo, los u$s 4.354 millones quedarían dentro de las reservas como refuerzo extra. Y se utilizarían quizá en 2022 para pagar la deuda de los u$s 2.123 millones que se le deberían pagar al Club de París este año, y que se quieren prorrogar para el próximo ejercicio. Será tarea de la política.
Si se confirmara y aprobara la estrategia, Guzmán promete “pax financiera” hasta 2025. Dicho de otra manera, Alberto Fernández no tendría que preocuparse en sus últimos dos años de gestión del tema deuda, y sería tarea de su sucesor el pensar en los compromisos que habría que cumplir; pero, también, dos años después de haber asumido.
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