8 de enero 2021 - 00:00

Lo que se dice en las mesas

Wall Street soslayó el asalto al Capitolio marcando nuevos récords. Apuesta, mesurada, a los planes de Biden y a la Ola azul. Vuelve un "grande" al mercado.

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Por delante un inimaginable verano atípico para los usos y costumbres de las últimas décadas. Sin las tradicionales y farandulescas fiestas de fin de año en la vecina Punta y sin los clásicos eventos de la temporada, las reuniones, casi secretas, se esparcen a lo largo del territorio, según las posibilidades de traslado. A horas del inicio del “toque de queda” nocturno en el país, los inversores decantan aún los increíbles y bochornosos acontecimientos ocurridos en el mismísimo Capitolio de EE.UU. que, sin duda, superó incluso el ingenio de los guionistas de “House of Cards”. Como comentaba un conocido financista, que develó en un Zoom internacional cómo venía invirtiendo en su cava desde la trepada del “blue” y en la última parte de 2020 intensificó las compras de whisky importado (¿inside information desde el BCRA?), los mercados prestaron más atención a la “ola azul” que al asalto al Capitolio (así Wall Street pareció ignorar el escándalo marcando nuevos máximos históricos). Es que se descuentan nuevas medidas de estímulo ahora que los demócratas controlarán ambas cámaras legislativas, además de la presidencia. Sin embargo, otro colega lo alertó que si bien la ola azul garantiza un mayor gasto, no habrá ninguna explosión porque hay anticuerpos como la regla Byrd que limitará el alcance de las medidas presupuestarias y así el plan BBB (Build Back Better) de Biden no fracasará sino que quedará a mitad de camino, priorizando por ejemplo la infraestructura y postergando otros gastos como educación, etc. porque no representaría aumentos permanentes en el gasto, una vez que se construye un puente, el gasto se detiene. Además el gasto en infraestructura, en cualquier caso, podría atraer el apoyo de los republicanos, especialmente de los senadores nerviosos por sus posibilidades en las elecciones intermedias de 2022. Cualquier semejanza con la realidad política criolla es pura casualidad, diría el personaje de Francis Underwood. En Hollywood ya buscan al representante del “mortero man”, más conocido como el “gordo mortero”, para la futura saga de Netflix.

Mientras tanto el ministro Guzmán retomó su “pac-man” y avanzó sobre el directorio del BCRA con el desembarco de Bastourre (pase de factura a Don Roberto). Por suerte Pesce puede mostrar que cerró el año con un BCRA comprador al recuperar u$s608 millones en diciembre. Pero volvió a no gustar el timing de las nuevas medidas cambiarias (bienes suntuarios). El mercado espera más coordinación entre BCRA y Economía ahora con el exsecretario de Finanzas sentado en Reconquista. Pero lo que gana cada vez más es el convencimiento, entre inversores y analistas internacionales, que bancos y empresas miran a 2023 como el faro de la normalidad. El bitcoin y sus sobrinos siguen avanzando impulsados por el anabólico de las vacunas y los rebrotes. Pero el mundo de los negocios como se lo conocía antes de la irrupción de la “sopa de murciélago” de Wuhan se espera para fines de 2022 si todo sale bien. Basta con tener en cuenta que en 2020 desaparecieron dos décadas de tráfico de pasajeros y así el turismo internacional retrocedió a niveles de 1990.

Dos gestores invitaron a sus “8 mejores” clientes a un asado en el bajo San Isidro y allí se comentó el regreso de un grande: Hank Paulson, exsecretario del Tesoro de Bush (h)), manejará un fondo enfocado en el cambio climático. Ahí también se debatió por “The Chosen One” de Morgan Stanley: Tesla con un precio objetivo de 810 dólares (antes 540). Otro dato escuchado a la hora del whisky: este año vencen u$s13 billones de deuda solo de las principales economías del mundo.

J. G. H.

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