La actual reactivación económica tiene un límite bien definido en el mediano plazo: en tanto las cuentas externas del Balance de Pagos sigan arrojando un resultado global positivo, el país tendrá suficientes dólares para comprar en el exterior insumos intermedios y bienes de capital que no se producen localmente, y que son fundamentales para sostener el incipiente crecimiento de la actividad económica. Pero esta situación seguramente no durará demasiado, y en el futuro podrán faltar divisas para sostener el crecimiento. Dada la posición argentina respecto al pago de su deuda, cuando acuda a los mercados internacionales de crédito no encontrará financiación para sus importaciones.
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En la actualidad, el único rubro del Balance de Pagos que es positivo (y que compensa con creces los déficits de todos los demás rubros) es la Balanza Comercial, o sea, la diferencia entre las exportaciones y las importaciones.
Según el último Informe de Inflación del Banco Central, se estima que la balanza comercial arrojará para 2003 un saldo positivo equivalente a nada menos que 12% del PBI. Pero en la medida en que la reactivación continúe se necesitarán más insumos y bienes de capital, por lo que las importaciones crecerán aceleradamente, reduciendo de manera drástica este saldo positivo. Esto está en línea con las predicciones del Banco Central para 2004: las exportaciones crecerán 12% (basadas sobre todo en la soja), pero las importaciones crecerán 28%. Además, el país necesitará cada vez más divisas adicionales para enviar ganancias y dividendos al exterior, para pagar patentes y regalías y para cancelar deudas con organismos internacionales. A manera de ejemplo, el informe del BCRA señala al respecto que «luego de siete trimestres consecutivos de superávit en la cuenta de Utilidades y Dividendos, en el tercer trimestre de 2003 se registró una salida neta. Este hecho tiene su origen en la mejora de la actividad económica y, por ende, en la generación de resultados positivos por parte de las empresas (extranjeras), tendencia que esperamos se acentúe durante 2004». Entonces, en unos pocos años, y aun manteniendo previsiones optimistas en cuanto a los precios internacionales, la bonanza de las cuentas externas se puede esfumar.
Históricamente lo que se hacía en estos casos era recurrir a los mercados de capitales internacionales para obtener divisas y así seguir sosteniendo la expansión económica. Pero dada la actitud del gobierno en lo referido al pago de la deuda externa privada, la Argentina ya no contará con esta alternativa por un largo período.
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