La inflación interanual de la zona del euro alcanzó en febrero el 8,5%, contra 8,6% en enero, indicó la agencia europea de estadísticas Eurostat. Aunque se trata del cuarto retroceso consecutivo de la tasa de inflación, la mayoría de los analistas y expertos esperaba una contracción más marcada. La inflación de la eurozona había alcanzado un tope histórico de 10,6% en octubre de 2022.
La inflación en Europa no cesa: el IPC subyacente tocó máximos históricos en febrero
Aunque la energía parece estar perdiendo impulso de forma casi definitiva, el precio de los alimentos sigue al alza y parece enquistarse.
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Aunque el IPC preliminar de marzo se situó en 8,5%, una décima menos que el dato de enero, la subyacente se disparó hasta el 5,6%, tres décimas más que en enero. Aunque la energía parece estar perdiendo impulso de forma casi definitiva, el precio de los alimentos sigue al alza y parece enquistarse. El Banco Central Europeo queda arrinconado tras este dato y solo tiene una opción para salir del rincón: subir y subir los tipos de interés hasta aplacar la naciente fortaleza de la economía que está insuflando fuerza a la inflación.
El anterior dato de inflación (enero) parecía confirmar la senda bajista del IPC en la zona euro. Tras marcar un máximo del 10,6% en octubre, el dato de enero generó gran esperanza en los mercados. Sin embargo, esta alegría ha durado poco. Los datos fuertes de España, Francia y Alemania ya hacían prever que la inflación se iba a enquistar, lo que pocos preveían es que la subyacente iba a subir tres décimas de golpe.
En el mes de febrero, el alza de los precios de la energía se moderó al 13,7% desde el 18,9% de enero, mientras que el encarecimiento de los alimentos frescos fue del 13,6%, frente al 11,3% del mes pasado.
Asimismo, los servicios subieron un 4,8% interanual, cuatro décimas más que en enero, y los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 6,8%, una décima más que en el mes anterior. Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la zona euro se situó en febrero en el 7,7%, frente al 7,3% de enero.
Asimismo, al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente de la zona euro escaló al 5,6% desde el 5,3% de enero, su nivel más alto de toda la serie histórica. Philip Lane, economista jefe del BCE, recalcó esta semana la importancia que tiene la inflación subyacente para el BCE a la hora de formular sus políticas (subidas de tipos y reducción del balance). La subyacente es uno de los tres criterios clave para decidir hasta dónde va a llegar el endurecimiento del BCE.
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