18 de junio 2007 - 00:00

"Lloren por Argentina"

En el sitio de Internet del American Enterprise Institute for Public Policy Research, el economista Desmond Lachmand dedica un largo párrafo a la situación del país bajo el título «Lloren por Argentina». Habla de las inconsistencias de la economía hoy, y básicamente apunta al plan oficial de mantener el dólar alto a cualquier costo. En este sitio de Internet, habitualmente confluyen distintas opiniones sobre los tópicos más importantes en lo que se refiere a políticas públicas.

  • En el caso de la Argentina, especialmente luego de su desastrosa experiencia con el Plan de Convertibilidad, uno se imaginaría que los formadores de política ya habrían aprendido que fijar el tipo de cambio no es una buena idea en un mundo con grandes movilidades de capital. Sin embargo, en los últimos 15 meses, parecería que las autoridades argentinas han decidido nuevamente fijarlo en $ 3,10 por dólar. Esto lo logran a través de las fuertes intervenciones del Banco Central en el mercado cambiario con el objetivo de no permitir la revaluación del peso.   

  • Si consideramos la tendencia alcista de las exportaciones argentinas y su superávit comercial, no quedan dudas que el peso esta devaluado. Para empeorar las cosas, en el futuro esta devaluación se profundizará debido al cada vez más débil dólar.

  • En un país con una larga y triste historia de explosiones inflacionarias, uno se imaginaría que para la Argentina mantener un tipo de cambio devaluado no sería la forma más racional para manejar la política económica. Esto se debe a que el Banco Central no tiene los instrumentos necesarios para efectivamente neutralizar la gran cantidad de ingresos de flujos del exterior que resultan del peso devaluado. Como resultado, la extensa oferta de dinero continúa liderando en una economía que crece a dos dígitos anuales dándole un crecimiento a considerables presiones inflacionarias.   

  • Como si todo lo anterior no fuese lo suficientemente malo, ahora las datos de inflación están siendo manipulados con el objetivo de que la inflación que conste no supere 10%, en un tiempo donde los analistas la proyectan en 15% o más.

  • Hasta las elecciones presidenciales de octubre, existen pocas probabilidades de que haya cambios en las políticas económicas. Después de todo, una moneda barata es vista por la administración argentina como un método efectivo para mantener el crecimiento. Al mismo tiempo, la supresión de la inflación a través de una fuerte intervención es vista como una manera efectiva de mantener la base peronista contenta, al menos en el corto plazo.   

  • Una vez que la elección de octubre haya pasado, uno espera que el presidente electo haga uso de todo el espacio político adquirido para fundamentalmente examinar la política macroeconómica. La lección que se aprendió de los países que mantenían el tipo de cambio devaluado es que esto lleva a mayor inflación, la cual a la larga le quita la competitividad internacional. Y la experiencia en la Argentina nos enseña que la supresión de la inflación a través de una dura intervención impone un peso importante para el crecimiento en el largo plazo y para la equidad social.

  • La Argentina no tiene que ver más allá de Brasil para darse cuenta cómo una moneda que se aprecia puede ayudar a reducir la inflación sin comprometer el crecimiento a largo plazo. Sin embargo, ésta no sería la primera vez que la Argentina decide ignorar la exitosa experiencia de su vecino y continuar marchando a un diferente ritmo con consecuencias inciertas para su economía.
  • Dejá tu comentario

    Te puede interesar