La pandemia del covid sacudió al mundo. Nos afectó como sociedad. Cambió nuestras vidas de un día para el otro. Pero en esta columna no quiero ahondar en los impactos negativos que ya todos conocemos, sino en el aporte que un sector al que pertenezco hace para mejorar nuestra calidad de vida.
Pandemia y después: la logística tiene mucho para aportar al país
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La logística se hizo visible en el día a día de las personas. Los productos llegan a cada domicilio y materializan emociones.
Lo que antes era un intangible hoy es claramente percibido por consumidores y organizaciones como un área estratégica en el desarrollo social y económico del país. El cambio que esperábamos para dentro de varios años ocurrió en pocos meses. Porque la logística no se trata sólo de optimizar el transporte, el almacenamiento o los flujos de información, sino de tener una mirada global y dar la mejor solución a cada una de las partes involucradas. Porque hay que solucionarle la vida tanto al que produce como al que vende y al que compra. Por ejemplo, se puede apuntalar el trabajo de las pequeñas pymes nacionales y grandes empresas con una logística customizada a las necesidades reales que combine el abastecimiento a canales tradicionales como a los medios online. A partir de la pandemia, para muchas empresas, la única oportunidad de vender productos fue el canal online. Encontraron allí una salida que quieren seguir explorando.
Los líderes de las empresas y los trabajadores de la actividad han sido pilares para que este desarrollo ocurra. La logística nos demanda a quienes trabajamos en la actividad una alta dedicación y energía. El servicio se presta las 24 horas en cada rincón del país y, en circunstancias como las que vivimos, el sector en su conjunto ha dado muestras de su capacidad de adaptación y vocación de servicio.
El crecimiento exponencial del comercio electrónico necesita de más y mejor infraestructura.
Esto implica mayores inversiones, empleo, tecnología y desarrollo inmobiliario en el país. Desde Andreani, contratamos 1.600 personas y aumentamos un 140% nuestro servicio de atención al cliente. Pero también, para apuntalar este crecimiento y hacerlo sustentable, la logística necesita metros. Nosotros aumentamos el espacio físico de nuestras plantas en más de 40.000 m² este año. A su vez, la capilaridad es central para lograr eficiencia en la última milla y las empresas de correo están preparadas para dar esas soluciones. De los 35 nuevos puntos de entrega que proyectábamos inaugurar para fines de 2020, ya hicimos la mitad. ¿Qué impacto tiene esto en los consumidores y vendedores? Mayores opciones, más cercanía con sus casas o lugares de trabajo y un menor tiempo de entrega.
Porque debemos empatizar con un consumidor cada vez más exigente. Esto incluye tanto a empresas y gobiernos como a clientes finales de los productos. Y obliga al sector a realizar constantes mejoras en los estándares y procesos para adaptarse a los cambios en los hábitos de consumo y a las necesidades de empresas, pymes y emprendedores que están explorando el comercio digital. Por ejemplo, desde Andreani duplicamos el envío de paquetes entre el primer y el segundo cuatrimestre del año. Nuestros distribuidores visitan cuatro veces por año cada hogar de la Argentina.
Pero la logística también necesita mejor tecnología. Además de las inversiones en nuevos procesos de automatización, el sector demanda mano de obra calificada y especializada en tecnología informática, experiencia del consumidor, industria 4.0, análisis de datos, innovación, automatización, infraestructura, entre otras cosas. Como compañía, contamos con 250 empleados dedicados exclusivamente a ello.
Y también queremos ser un actor positivo en la mejora de la calidad de vida de las ciudades. Para eso estamos trabajando en minimizar la huella ambiental, mejorar el tránsito urbano, disminuir los costos logísticos y contribuir con nuestra capacidad a numerosos proyectos solidarios.
Por último, el sector necesita del acompañamiento de los gobiernos y sindicatos. Los nuevos tiempos demandan simplificar los regímenes impositivos, adecuar el marco normativo del transporte (por ejemplo, reducir el uso de los remitos físicos) y de la actividad postal, y readecuar los convenios colectivos de trabajo de la actividad.
El futuro del sector es muy alentador y ello tendrá impacto en toda nuestra cadena de valor con saldo positivo para el consumidor. Lo acontecido generará nuevas oportunidades, tanto por demandas de la industria como por las políticas que implementarán los distintos gobiernos para el desarrollo de modelos logísticos que contribuyan a la sociedad. Así como los profesionales de la salud, las personas de seguridad, los maestros, educadores, trabajadores a distancia y tantos otros saben que nada será como antes, nosotros desde la logística, estamos listos para entrar en esa nueva normalidad que vino para quedarse.
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