Comentábamos la semana pasada el descontrol informativo que existe en torno a nuestro mercado de capitales y la inutilidad de la CNV para frenar noticias sesgadas o directamente falaces. Pero esta incapacidad del regulador no siempre es mala. Un buen ejemplo ha sido su ineptitud para evitar que se rompiera el acuerdo entre el Merval/ByMA SA y el Rofex. No sólo el regulador no supo preverlo y evitarlo, cuando la ley lo conmina a fomentar la integración del sistema bursátil argentino, sino que su tardía respuesta fue algo parecido a un "no innovemos hasta que entienda qué cornos pasa acá". Por arriba de los designios de los burócratas, el rompimiento dio lugar a que la gente de Rosario decidiera elaborar un nuevo índice de futuros más eficiente y moderno (que permita la aparición de ETF y FCI indexado -algo resistido por la industria de fondos comunes locales-) que el inapropiado Merval -cualquier seguidor de esta columna sabe de nuestras críticas-. Esto a su vez fue respondido días atrás por los de Buenos Aires a través de un acuerdo con la gente de S&P, para la elaboración de otro índice superador que pudiese aplicarse a la operatoria de futuros. Así, en la medida en que el regulador se mantenga neutro (resista las presiones del MinFin) será la competencia entre las distintas plataformas operativas quien decida que índice será el más popular, haciendo a un mercado más eficiente y justo para todos los argentinos. Para los que creemos en los beneficios de la libertad y los mercados "transparentes" -rol que le cabe asegurar a la Justicia y los burócratas-, entre un regulador inútil y otro todopoderoso, la elección es clara. Lo que no es nada clara es la situación de los IPO, en nuestra plaza. Por tercera vez consecutiva las principales personalidades de nuestro sistema arrancaron el año prometiendo que tendríamos una inundación de nuevas emisiones, sólo para ver cómo a medida que pasaban los meses lo que teníamos era un nuevo cúmulo de frustraciones. La semana pasada fue el turno de Distribuidora Gas del Centro que suspendió su colocación, el cuarto fracaso en lo que va de 2018 y el sexto desde noviembre del año pasado. Esto tiene que ver con la situación global, pero más con la confianza en nuestra plaza, reflejada en una caída de 6,38% del índice MSCI en lo que va de 2018, frente al 11,2% que gana Brasil, 10,2%, de Perú, 4,4%, de Colombia, 1,1% de Chile o 0,7% de México.
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