20 de octubre 2010 - 00:00

Arrecia en Francia el desafío gremial, pero Sarkozy no cede

Manifestaciones masivas, bloqueos a refinerías y depósitos de combustibles y disturbios fueron las imágenes de ayer en una Francia convulsionada. Pese a las presiones, el Gobierno conservador insiste en diferir la edad de jubilación.
Manifestaciones masivas, bloqueos a refinerías y depósitos de combustibles y disturbios fueron las imágenes de ayer en una Francia convulsionada. Pese a las presiones, el Gobierno conservador insiste en diferir la edad de jubilación.
París - Francia vivió ayer una nueva jornada de huelgas, masivas protestas y desbordes contra la reforma del sistema jubilatorio impulsada por el presidente Nicolas Sarkozy. El Gobierno anunció medidas para enfrentar la escasez de combustible que amenaza con paralizar el país y argumentó que «nadie tiene derecho a tomar de rehén a un país entero», en vísperas del tratamiento definitivo del proyecto en el Senado.

Unos 3,5 millones de personas salieron a las calles según los sindicatos, el mismo número que durante la última huelga, el 12 de octubre. Por su parte, el Ministerio del Interior contabilizó 1,1 millón de manifestantes en las 266 protestas organizadas en todo el país.

La huelga en las doce refinerías de Francia y el bloqueo de algunos depósitos de combustible -unos 20 de un total de 210, según las autoridades- dejaron sin nafta a 4.000 de las 12.500 estaciones de servicio del país, según el ministro de Energía, Jean Louis Borloo. Mientras el Gobierno pidió cinco días para normalizar el suministro, las entidades empresariales advirtieron que la semana próxima podría comenzar a paralizarse la producción de bienes industriales.

Reunión de crisis

Sarkozy celebró una reunión de crisis con el primer ministro, François Fillon, y los titulares de Interior, Trabajo, Energía, Parlamento, Educación y Transportes para analizar la situación.

«Nadie tiene derecho a tomar como rehén a un país entero», afirmó por la tarde Fillon ante la Asamblea Nacional, mientras que el propio Sarkozy se refirió a la presencia de «matones» en los piquetes y las manifestaciones.

«Es necesario prestar atención a la llegada de matones. Apelo a la responsabilidad de todos para que las cosas no superen ciertos límites», afirmó el presidente en Deauville, Baja Normandía.

La pulseada por la postergación de la edad para jubilarse es un caso testigo para un Gobierno que pretende poner orden en las cuentas públicas, y es seguida con atención por otros gobiernos europeos.

Tras los serios disturbios registrados el lunes y a primera hora de ayer en las afueras de algunos colegios secundarios, Sarkozy advirtió que tomaría medidas para evitar «disturbios» y reiteró su determinación de seguir adelante con la reforma.

La oposición de izquierda volvió a reprochar su «intransigencia» al Ejecutivo, y el secretario general del principal sindicato, la CGT, Bernard Thibault, llamó al Gobierno a «aceptar una negociación con los sindicatos».

Edades

Actualmente, en su tramitación final en el Senado, que debería aprobarla hoy si la oposición socialista no logra dilatar más la cuestión, la ley elevará de 60 a 62 años la edad mínima para jubilarse y de 65 a 67 años la edad para cobrar una pensión completa.

«El mayor disturbio sería no cumplir con mi deber y no prever la financiación de las jubilaciones», insistió el mandatario.

El 71% de los franceses, según el instituto CSA, apoya las huelgas y protestas.

Una muchacha de 15 años resultó herida tras estallar una motocicleta cerca de un contenedor de basura en llamas frente a su colegio en el sur de la capital, indicaron fuentes municipales. Además, una decena de las 83 universidades del país estuvo bloqueada, según la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF).

La huelga afectó al tráfico aéreo con la anulación del 50% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y del 30% en los aeropuertos de Roissy Charles de Gaulle y del interior. Esto se tradujo en trastornos para los vuelos no sólo en Francia, sino también en otros países europeos.

El tránsito ferroviario resultó afectado, igual que la circulación en diversos puntos del país, donde los camioneros efectuaron «operaciones tortuga» y grupos de manifestantes bloquearon el ingreso a fábricas, plantas industriales, depósitos de combustible y aeropuertos.

Con diversos grados de adhesión, la huelga fue seguida en correos, telecomunicaciones, educación, guarderías, radios públicas y hasta recolectores de residuos o transportadores de caudales en algunas ciudades.

Agencias AFP, Reuters, DPA y ANSA

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