12 de marzo 2010 - 00:00

Asumió Piñera y pidió coraje a los chilenos para la reconstrucción

Sebastián Piñera saludó a la gente  tras su asunción como presidente de Chile en Valparaíso. La emergencia que vive el país lo obligará a replantear el programa que había propuesto en las elecciones.
Sebastián Piñera saludó a la gente tras su asunción como presidente de Chile en Valparaíso. La emergencia que vive el país lo obligará a replantear el programa que había propuesto en las elecciones.
Valparaíso - Temblaban las paredes casi al mismo tiempo en que Sebastián Piñera recibía la banda presidencial, ayer al mediodía, en el Congreso ubicado en la ciudad de Valparaíso. Un temblor, secuencia de aquél de 8.8 grados Richter del 27 de febrero, que resultaba paradójico en virtud de la promocionada estabilidad de los grandes trazos de la política chilena, más allá del color partidario de quien gobierne.

Piñera se puso a trabajar de inmediato, tras una breve y acortada ceremonia de traspaso, para distanciarse del Gobierno de su antecesora, Michelle Bachelet, que fue criticada por tardar en la reacción frente al devastador sismo.

Vestido con una campera roja, Piñera tomó un helicóptero para visitar la región de Rancagua, 88 kilómetros al sur de Santiago y cerca del epicentro de la mayor de las réplicas, de magnitud 6.9, y luego se trasladó a la ciudad de Constitución, que fue azotada por tsunamis tras el terremoto de hace dos semanas.

«Había invitado a almorzar a la presidenta de la Argentina, los presidentes de Perú, de Colombia, de Uruguay, de Paraguay y de muchos países más. Los tuve que dejar sentados a la mesa con mi mujer porque sentí que mi deber era estar aquí en Constitución y haber estado en Rancagua esta tarde», dijo Piñera mientras recorría una de las áreas afectadas.

«A pesar del dolor, a pesar del sufrimiento y de la adversidad, les quiero pedir que tengamos coraje porque tenemos que ser capaces de secar nuestras lágrimas e iniciar un proceso de reconstrucción de aquello que el maremoto botó», afirmó Piñera en esa localidad situada 360 kilómetros al sur de Santiago, en la que depositó 87 claveles, en homenaje a las víctimas locales.

El mandatario anunció que hoy mismo enviará un proyecto de ley para hacer efectivo el pago del prometido bono de marzo, de 40.000 pesos (unos u$s 78) por cada hijo, por única vez, a las familias de más escasos recursos. Fue una de sus promesas de campaña, junto con otras de largo plazo, como dotar al país de una tasa de crecimiento del 6% y la creación de un millón de empleos.

En las regiones costeras del centro y sur del país, cientos de personas se refugiaron ayer en áreas elevadas ante el temor de que gigantescas olas volvieran a golpear la costa como a fines de febrero, cuando desaparecieron del mapa pueblos enteros.

La mayor de las réplicas fue levemente menor que el terremoto de Haití en enero, y Piñera se apuró a declarar a la región más cerca de los nuevos sismos bajo estado de catástrofe con militares a cargo, pero sin toque de queda.

No obstante, los daños no fueron tan significativos.

Rancagua fue militarizada tal como ocurrió en las regiones del Maule y del Bío Bío, donde cientos de personas saquearon comercios y viviendas hace casi dos semanas.

A pesar de los potentes sismos, la jura de Piñera se desarrolló con relativa normalidad en la sede del Congreso en el puerto de Valparaíso, a 100 kilómetros al oeste de Santiago. De todas formas, varios de los siete presidentes invitados no ocultaron rostros de susto por las réplicas (ver aparte).

Mientras en el Congreso se realizaba la ceremonia de traspaso de mando, en las calles de Valparaíso se activaron las sirenas, y la Policía y Bomberos pidieron con urgencia a miles de personas que subieran hacia los cerros del puerto. Superado el acto protoclar, el edificio del Congreso fue evacuado.

Piñera inició un Gobierno que debió modificar a la fuerza sus prioridades para atender las consecuencias de un sismo que dejó unos 500 muertos confirmados, que podrían ser 800, y daños por hasta u$s 30.000.

El empresario sucedió en el mando a la ahora ex presidenta Michelle Bachelet, quien dejó el poder con un histórico apoyo del 84%, que se vio reflejado en la calidez del apoyo en las calles mientras dejaba el Palacio de La Moneda (ver aparte).

«Nos vamos muy tristes por lo que ha pasado en estos últimos días, tanto dolor en tanta gente», dijo una emocionada Bachelet antes de dejar la Casa de Gobierno para dirigirse a Valparaíso.

Piñera es conocido por sus posturas pro mercado que ya han chocado con sindicatos, aunque analistas dicen que las tareas de reconstrucción tras el terremoto le permitirán, en el corto plazo, conseguir consensos que hasta antes parecían esquivos.

El presidente se dirigía anoche a sus partidarios desde un balcón del palacio presidencial.

Agencias Reuters, EFE y AFP

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