28 de febrero 2013 - 00:00

Autocrítica judicial mirando a Lorenzetti

Gils Carbó ayer con Estela de Carlotto en la apertura de la contracumbre judicial “Por una Justicia legítima”. El show tuvo lugar en la Biblioteca Nacional, en el mismo escenario que suelen utilizar los intelectuales de Carta Abierta.
Gils Carbó ayer con Estela de Carlotto en la apertura de la contracumbre judicial “Por una Justicia legítima”. El show tuvo lugar en la Biblioteca Nacional, en el mismo escenario que suelen utilizar los intelectuales de Carta Abierta.
El cónclave de jueces y fiscales cercanos al Gobierno se inició ayer en la Biblioteca Nacional con debates sobre cómo democratizar la Justicia y con fuertes críticas al poder económico. La procuradora general, Alejandra Gils Carbó, a cargo del discurso inicial, tomó distancia de las palabras de Ricardo Lorenzetti en la apertura del año judicial, aunque no realizó críticas directas a la Corte Suprema. Contundente, la jefa de los fiscales calificó a la Justicia actual de "elitista" y "autoritaria" al tiempo que aseguró que es un terreno de "lobbies oscuros". Luego, múltiples oradores combinaron opiniones negativas con alternativas para la continuidad de la agrupación. Hubo poca presencia de exponentes del fuero federal.

El encuentro tuvo lugar un día después de la apertura del año judicial realizada por la Corte Suprema, acto al cual Gils Carbó no asistió, como tampoco la titular de la Defensoría Oficial, Stella Maris Martínez, quien fue otra de las grandes animadoras del primer día de la cumbre que continuará hoy.

"Se requieren más debates que consensos, más discusión que unidad corporativa", sostuvo la procuradora. En su discurso del martes, Lorenzetti había abogado a favor de los consensos y las "reglas claras". El titular del máximo tribunal se mostró favorable a la discusión, pero en el marco de la conferencia nacional de jueces.

En el discurso de Gils Carbó también aparecieron cuestionamientos a la Asociación de Magistrados (actualmente presidida por la lista Bordó, de perfil crítico al kirchnerismo) y a la Cámara Federal en lo Civil y Comercial. Señalamientos que tuvieron como lugar común la puja entre el Gobierno y el Grupo Clarín por la ley de medios. Sobre los primeros sostuvo que entienden la independencia judicial "como un buen eslogan, una alabanza autoindulgente". En cuanto a los segundos recordó las políticas económicas de la década del 90, especialmente los procesos de privatización, y disparó: "¿Dónde estaba el furor de las cautelares?". Con el paso de los minutos también cuestionaría la designación de subrogantes en este fuero.

La procuradora realizó constantes menciones a la influencia de las grandes corporaciones en el curso de la economía. Hizo hincapié en la década del 70 y en las medidas adoptadas durante los gobiernos de Carlos Menem. "La Justicia ha sido cómplice primero de la represión y luego de la dominación económica", comentó acompañada en el escenario por Estela de Carlotto, quien luego recordó las penurias vividas en el ámbito judicial durante el último Gobierno militar.

Una vez finalizada la exposición de Gils Carbó comenzó el desfile de oradores, quienes contaban con cinco minutos para expresarse. La ecuación no cambió demasiado: críticas al panorama actual y luego propuestas. En este sentido, uno de los que cosecharon mayores adhesiones en un auditorio colmado fue el camarista de la Casación Alejandro Slokar, que propuso la implementación de "un observatorio de la independencia judicial integrado por jueces y académicos".

Entre los concurrentes dominaron los interrogantes sobre el destino de la agrupación: hubo proyecciones de todo tipo, desde la creación de un think-thank judicial hasta la puesta en marcha de una asociación de jueces paralela a la oficial.

No participaron funcionarios del Gobierno, aunque hubo contactos reiterados entre los asistentes y quienes reportan tanto en el Ministerio de Justicia como en la Secretaría de Legal y Técnica de presidencia.

En la lista de asistentes figuraron la camarista Ángela Ledesma, los fiscales Jorge Auat y Javier De Luca, el exjuez porteño Andrés Gallardo y el gremialista Julio Piumato (actualmente enfrentado al kirchnerismo), quien tuvo un rol clave: fue uno de los pocos que el día anterior pasaron por el cuarto piso del Palacio de Tribunales con lo cual animó jugosas conversaciones.

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