Canje: no mejoran la nota al país (es por el INDEK)
«El canje de deuda de la Argentina constituye un evento positivo, pero no es un detonante de una suba de calificación soberana», explicó ayer a través de un comunicado Standard & Poor's. De esta forma, la calificadora de riesgo mantuvo la nota del país en «B-/Estable», debido a que todavía existen dificultades para obtener financiamiento en los mercados internacionales y hay una cantidad de litigios pendientes por el remanente de u$s 6.200 millones que quedaron fuera del canje. Además, S&P remarcó que uno de los factores que juega en contra de la reinserción argentina en el mapa económico mundial es «la desconfianza que existe sobre su tasa oficial de inflación».
A continuación, los conceptos más sobresalientes de este informe:
A pesar del importante paso alcanzado con el canje actual (66% de aceptación), la obtención de financiamiento de los mercados internacionales seguirá siendo un desafío importante para la Argentina.
Quizás aún más importa que la capacidad del Gobierno para emitir deuda en los mercados también sigue limitada por factores derivados de la economía interna. Entre ellos se encuentra el grado de incertidumbre sobre políticas gubernamentales futuras y la falta de credibilidad en las estadísticas oficiales, en especial en lo que respecta al índice de inflación.
La calificación de la deuda argentina era de «B+» hasta mediados de 2008, dos niveles por arriba del actual, a pesar de que el país todavía no había solucionado el problema con los tenedores de bonos que quedaron fuera de la reestructuración de 2005. Sin embargo, la tasa de inflación y la preocupación en torno a las estadísticas empezaron a crecer durante 2007.
A pesar de los bajos déficits presupuestarios esperados para 2010 y 2011, de alrededor del 1% del PBI, la dinámica fiscal afrontará el desafío que plantea tanto el inicio del ciclo electoral como la búsqueda de fuentes de financiamiento.
Si los mercados siguen cerrados a corto plazo, el Gobierno continuará con la política de cubrir estas necesidades con los recursos provenientes de agencias gubernamentales, en particular la ANSES, el Banco Nación y con el uso de reservas.
Estimamos que el PBI crezca al menos el 5% en 2010. Además, la cuenta corriente alcanzaría un superávit del 2% del PBI, limitando así el riesgo de presiones sobre la moneda. Sin embargo, estas políticas de expansión se traducirán en crecientes presiones inflacionarias, erosionado algunas de estas fortalezas en el mediano plazo.
Se espera que la inflación se encuentre cerca del 25% al cierre de 2010, aunque el riesgo es claramente que sea mayor.
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