Nada cambiará para el sindicalismo peronista hasta el balotaje, con excepción del ánimo entre los patrocinantes mayoritarios de Sergio Massa y el de Luis Barrionuevo, solitario escudero de Javier Milei. Cada uno seguirá aferrado a su plan original: la CGT, convencida de que su labor fue protagónica en la remontada del candidato de Unión por la Patria y será decisiva para lo que consideran un triunfo seguro en la segunda vuelta, y el gastronómico sin un plan B pero con expectativas reducidas hacia el libertario, su apuesta in extremis luego de la pirueta fallida con Eduardo “Wado” de Pedro.
CGT celebra y Barrionuevo se ata a la suerte de Milei
Para la central obrera, Massa ganará “sin dudas” la segunda vuelta; el gastronómico seguirá junto al libertario.
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Pasada la resaca del recuento de votos ayer el análisis era coincidente en ambos campamentos. Por lo pronto, y más allá de las sensaciones encontradas a partir del resultado, la impresión común era de un protagonismo recuperado por parte del sindicalismo tradicional, en los últimos años relegado de la “mesa chica” de las campañas electorales. Sufrieron ese proceso el grueso de los dirigentes de la CGT, opacados o sujetos a la figura de Cristina de Kirchner, omnipresente en todos los trances previos.
“La segunda vuelta se gana sin lugar a dudas”, le dijo anoche a este diario Héctor Daer, cosecretario general de la central obrera y uno de los animadores del búnker del oficialismo desde media tarde y hasta pasada la medianoche. Junto al dirigente de Sanidad habían acudido al centro de campaña sus colegas en la jefatura, Pablo Moyano y Carlos Acuña, así como Gerardo Martínez, Andrés Rodríguez, Sergio Palazzo y Omar Plaíni, entre otros.
La evaluación de la “mesa chica” de la central mayoritaria arrancó con la ponderación de Massa como artífice principal de su triunfo, y le añadió la propia labor de los dirigentes sindicales por haber activado, dicen, un debate público por encima de los eslóganes de campaña y un empeño en el esclarecimiento en los lugares de trabajo por parte de los cuadros intermedios de cada sindicato.
Además de la confianza expresada por Daer en cuanto al resultado de noviembre en la CGT esperan un escenario económico menos tumultuoso que en la previa a las generales. Incluso arriesgan con una desaceleración de la inflación que, dicen, mejorará el ánimo de sectores de la población que todavía no votaron en el actual proceso. En la cima de la central no tienen, de momento, nuevas movilizaciones o acciones callejeras como los seis actos que le ofrendaron a Massa desde julio hasta este mes para apuntalar su candidatura. Al apoyo casi unánime de la CGT debe sumársele el respaldo lineal de la CTA de los Trabajadores y de la CTA Autónoma.
Por el lado de Barrionuevo, ayer tanto su entorno como el de Milei confirmaban la continuidad de la alianza entre ambos a pesar de un resultado que a ninguno de los dos convenció. Incluso se encargaron en las dos partes de desmentir rápidamente el mismo domingo que hubiera una pelea entre ambos que ponía en riesgo la fiscalización masiva que el gastronómico había garantizado.
En La Libertad Avanza explicaron ayer que la labor partidaria de control de la elección se enfocó en 90 mil fiscales, 15 mil de ellos de carácter general, aunque dijeron no estar en condiciones de brindar detalles acerca de la porción asignable a Barrionuevo. En ese punto se limitaron a señalar que había conformidad por la fiscalización y que al menos ese hecho permitía suponer una continuidad del acuerdo hacia noviembre.
El titular de la Unión de Trabajadores Gastronómicos (Uthgra) recaló en Milei casi por decantación: a pesar de haber sido uno de los padrinos de la carrera política de Massa, la distancia entre ambos se acrecentó en los últimos años y terminó de agudizarse luego de la separación del sindicalista con Graciela Camaño, una de las mayores influencias dirigenciales para el tigrense.
Con una relación cortada y siempre tensa con el kirchnerismo desde 2003, cuando sus aliados recibieron con huevazos a Cristina de Kirchner en un acto en Catamarca, Barrionuevo hizo varios intentos en los años posteriores por convertirse en mecenas de presidenciales como Roberto Lavagna. Y dio el batacazo en el arranque de la campaña de este año, cuando todavía no había nominaciones oficiales, cuando se declaró primer patrocinante de De Pedro, el fugaz intento de la vicepresidenta por ubicar a uno propio en la carrera. El mismo aparato de fiscalización y presupuesto que le ofreció al actual ministro del Interior lo puso, horas después, al servicio del libertario cuando la candidatura de UP finalmente recaló en Massa.
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