11 de febrero 2016 - 00:21

Clave: el Gobierno ya diseña el nuevo Consejo (la Corte también juega)

Germán Garavano
Germán Garavano
 En el ocaso del kirchnerismo la Justicia en lo Contencioso Administrativo federal fulminó la reforma que Cristina de Kirchner impulsó desde el Senado para con la Magistratura. Ordenó regresar a la composición anterior, que contemplaba mayor representación para los organismos técnicos y le daba una silla al titular de la Corte Suprema.

Esa resolución, que ya fue apelada y está en estudio en el máximo tribunal, es el disparador que el macrismo tomó para comenzar a reformar al organismo que administra a todo el Poder Judicial con excepción de la Corte.

En los últimos días en el Ministerio de Justicia se lleva a cabo un brainstorming que debería dar por resultado un nuevo formato con distintas modificaciones. Veamos.

Recuperan terreno abogados y académicos. El oficialismo está a favor de un organismo con más carga técnica que política. Éste fue uno de los puntos más criticados de la reforma del kirchnerismo, pero cuando el caso llegó a la Corte, el tribunal entendió que los abogados no debían recuperar sus asientos en el pleno. Esa doctrina ahora podría reverse.

• Final de juego para los legisladores. Cerca de Germán Garavano sostienen que el Congreso retendrá su participación pero que ésta no será ejercida directamente por diputados y senadores sino por técnicos designados por los bloques. Esta tesis siempre ha sido defendida por Eugenio Zaffaroni, quien solía atribuir el mal funcionamiento del cuerpo colegiado a las injerencias de los políticos. Salvo contadas excepciones los legisladores tardan demasiado en conocer los reglamentos de la Magistratura (cuando lo hacen ya se tienen que retirar), asumen esa función como un asunto secundario y cuando son años electorales el organismo se paraliza de modo irreversible por la ausencia de los legisladores. En 2013 el entonces representante del Ejecutivo Hernán Ordiales había llevado a Olivos un proyecto para que los legisladores pudieran repetir mandato en la Magistratura (lo cual achicaba las curvas de aprendizaje en favor del funcionamiento) pero nunca llegó a implementarse.

Las subrogancias, siempre a cargo de las cámaras. Se trata de otro aspecto con un diferencial sobre lo último que ha dicho la Corte. Se pretende liberar al organismo de cuestiones rutinarias de las diversas jurisdicciones y focalizar los esfuerzos en definir concursos para nombrar magistrados permanentes y no sólo suplencias. En el fallo Uriarte la Corte sostuvo que las subrogancias debía definirlas el Consejo.

• La Corte al pleno. Se mantendría el mandato del fallo del fuero contencioso que reclama un lugar para el máximo tribunal. Esta modificación cobra fuerza en un escenario potencial en el cual el PRO logre imprimir su propio diseño a la integración del máximo tribunal.

• La puja por los fondos. Es una de las grandes incógnitas en los conciliábulos del oficialismo. En el formato anterior la Corte controlaba los recursos de la Magistratura. No era deficitaria como lo es actualmente pero tampoco tenía los gastos que exhibe en el presente. Es otra cuestión atada al futuro del máximo tribunal y al rol que el macrismo pueda jugar en éste.

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