7 de junio 2019 - 00:00

Como "Full Monty" pero en versión francesa y acuática

nadando por un sueño. Los desocupados franceses que se unen en una competencia de nado sincronizado masculino.
nadando por un sueño. Los desocupados franceses que se unen en una competencia de nado sincronizado masculino.

Un tipo desocupado, deprimido y no especialmente deportista tiene la extraña idea de unirse a un grupo de “natación sincronizada masculina” que funciona en una pileta del barrio. Ahí se une a un grupo tanto o más patético que él mismo, conducido en esta disciplina por una ex nadadora alcohólica y también bastante fracasada, a la que luego se suma una especie de dictadora discapacitada que los tiene a sopapos desde su silla de ruedas si no cumplen sus órdenes. Hay mucha incorrección política en esta comedia negra que, sin embargo, por momentos se pone sensiblera.

El argumento de “Nadando por un sueño” no tiene ni pies ni cabeza, pero lo cierto es que la premisa es tan absurda que por sí sola ya da risa. Eso sin contar algunos pocos gags y diálogos que logran arrancar carcajadas. Lamentablemente, el director Gilles Lellouche -que es actor, aunque no se reservó ningún papel en el film- es muy despareja en todo lo que tiene que ver con el pulso narrativo, y la duración de dos horas tampoco ayuda mucho. Pero actores del talento de Mathieu Amalrick y Jean-Hughes Anglade tienen escenas que justifican la visión de este incoherente pero divertido ballet acuático masculino, que existe como disciplina artístico-deportiva y hasta tiene su propio mundial.

D.C.

“Nadando por un sueño” (“Le grand bain”, Francia, 2019). Dir.: G. Lellouche. Int.: M. Amalric, G. Canet, J.-H. Anglade.

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