29 de agosto 2013 - 00:00

Crece protesta campesina y ya gana el apoyo urbano

En la localidad de La Calera (periferia noreste de Bogotá) bloquearon el tránsito a una hora de la mañana en que numerosas personas se desplazan hacia la capital, según informó la Policía.
En la localidad de La Calera (periferia noreste de Bogotá) bloquearon el tránsito a una hora de la mañana en que numerosas personas se desplazan hacia la capital, según informó la Policía.
Bogotá, Distrito Capital de Bogotá - La protesta campesina que arrancó hace diez días en Colombia se intensificó ayer en las cercanías de Bogotá, e incluso camioneros cerraron una importante avenida en el sur de la capital, mientras el Gobierno intentaba disolver las movilizaciones a través de un diálogo regional.

Ayer, en la localidad de La Calera (periferia noreste de Bogotá), manifestantes detuvieron cinco camiones y les pincharon los neumáticos, bloqueando el tránsito a una hora de la mañana en que numerosas personas se desplazan hacia la capital, según la Policía.

Los agricultores también tomaron la carretera para realizar un cacerolazo, una demostración que se repite desde el lunes en varias ciudades del país, incluida Bogotá.

En la tarde de ayer, cerca de 100 camiones tipo volqueta fueron estacionados en la avenida Boyacá, en el sur de Bogotá, impidiendo totalmente el paso, confirmó un vocero de la alcaldía. Los camioneros reclaman en contra de una restricción a su tránsito por la capital.

Estos incidentes se suman a una asonada el martes en Facatativá (40 kilómetros al oeste de Bogotá), donde fueron atacadas la alcaldía y varios comercios.

En otras localidades vecinas a Bogotá, como Sibaté, Usme (sur) y Zipaquirá (norte), se han registrado bloqueos de vías y choques entre manifestantes y agentes.

Mientras tanto, delegados del Gobierno del presidente Juan Manuel Santos dialogaban por segundo día con cultivadores de tres departamentos (Boyacá, Cundinamarca y Nariño). El secretario general de la Presidencia, Aurelio Iragorri, quien participa en las negociaciones en la ciudad andina de Tunja, reportó avances en aspectos como precios de fertilizantes y salvaguardas frente a las importaciones de cebolla.

Poco después, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, consideró que con la propuesta gubernamental "están dadas las condiciones para que se levante el paro, se desbloqueen las vías, y podamos entrar en los otros temas de este movimiento".

Los campesinos piden ayudas económicas para paliar una "crisis estructural" que, dicen, se ha visto agravada por los altos precios de los insumos agrícolas y los tratados de libre comercio.

A medida que pasan los días, la protesta campesina ha ido ganando apoyo en las ciudades y en las redes sociales, desde las que se ha convocado a cacerolazos y otras manifestaciones bajo el hashtag #yotambienmepongolaruana, en alusión al poncho típico de los labriegos colombianos.

En Bogotá se han cumplido ya dos de esas convocatorias, la última el martes en el sector comercial más lujoso de la ciudad, desde donde cientos de personas marcharon hacia la céntrica Plaza de Bolívar.

"Esas manifestaciones urbanas buscan reivindicar una solidaridad que no deja de ser extraña, porque históricamente ha habido una indolencia frente a los problemas del campo, mucho más en un país donde la protesta social ha estado satanizada", comentó el sociólogo Adolfo León.

Diversas autoridades han denunciado en los días recientes que la guerrilla comunista FARC busca infiltrar las protestas campesinas, que a su vez han despertado simpatía entre la delegación rebelde que lleva a cabo un proceso de paz en La Habana.

Para León, académico de la Universidad Eafit de Medellín, si bien esas protestas han sido espontáneas, no se descarta que puedan ser aprovechadas por políticos opositores a Santos para atacarlo. "En Colombia hay razones de sobra para protestar. Pero esa misma protesta que hace cinco años era considerada como ilegítima, de terroristas, hoy se volvió de buena familia", dijo León. Y agregó: "La protesta social ha sido penetrada, no por la guerrilla, sino por grupos políticos interesados en generar un clima adverso al Gobierno".

En tanto, la obstrucción de rutas se mantiene en 13 de los 32 departamentos de Colombia, especialmente en las fronterizas Arauca y Pasto, según Eberto Díaz, vocero de la Mesa de Interlocución Agraria (MIA), que organiza la protesta. "El paro se sigue fortaleciendo ante la falta de voluntad del Gobierno de sentarse con los diferentes sectores", afirmó este dirigente, reiterando que la medida sólo se levantará cuando Santos acepte un diálogo nacional.

Díaz manifestó que la negociación en Tunja "al parecer no va por buen camino, porque el Gobierno escogió a los negociadores, lo que develaría que detrás están los intereses de grandes productores".

El dirigente anunció que hoy habrá marchas en las principales ciudades con el apoyo de unos 5.000 trabajadores petroleros sindicalizados y profesores del sector público.

Agencia AFP

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