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Cristina olvidó abrir las sesiones ordinarias
Interrogante
La solución seguía siendo ayer un interrogante: ¿se darán por abiertas las sesiones o hará falta un mensaje escrito de Cristina de Kirchner para emparchar el error? La doble jura de Barack Obama, también por un error protocolar en la fórmula, sobrevoló el Congreso durante el mediodía.
Asimismo se equivocó la Presidente al mencionar el cargo de su cuñada, en las dos ocasiones en que la nombró. Se refirió a Alicia Kirchner como la ministra de Asuntos Sociales, cuando su cartera es de Desarrollo Social, un equívoco en el que cayó quizás por utilizar el nombre que toma ese ministerio en algunas provincias.
Cristina de Kirchner su-ele hacer alarde de su memoria pronunciando sus discursos sin apelar a un texto escrito o, al menos, un ayuda memoria. Ayer no fue la excepción, pero la ceremonia le jugó una mala pasada. Casi al final de su discurso, cuando recordaba las leyes que su Gobierno había hecho aprobar en el Congreso, Eduardo Fellner tuvo que soplarle que había olvidado una: la estatización de las AFJP. Sin preocuparse, la Presidente reconoció el fallo: «Acá me apuntan -este es el defecto de no leer- que me había olvidado de una ley que también es fundamental, estructural, diría, una ley absolutamente estructural como fue el retorno de la administración de los recursos de nuestros jubilados a manos del Estado nacional. Reforma estructural si las hay», dijo agradeciéndole a Fellner. Minutos después, el presidente de la Cámara de Diputados volvió a oficiarle de apuntador cuando defendió ante la oposición el índice de actualización de haberes jubilatorios que se incluyó en la Ley de Movili-dad Previsional.
Algunos funcionarios del Gobierno dejaron pasar esos bloopers presidenciales y se dedicaron a sumarse a la barra que aplaudía desde los pacos más altos. Uno de esos casos fue el de Guillermo Moreno. El secretario de Comercio Interior no se acercó al palco de funcionarios y prefirió sentarse en el primer piso. Desde allí aplaudió y le dedicó gritos de aliento a la Presidente. Aunque intentó pasar inadvertido y evitar el contacto con la prensa fue imposible que no se lo reconociera camuflado detrás de las cortinas de uno de los palcos.
Es extraño que algún diputado o senador le conteste al Presidente de turno mientras éste pronuncia su mensaje ante la Asamblea Legislativa. Pero ayer la diputada de la Coalición Cívica Patricia Bullrich rompió esa regla. No se pudo contener y cuando Cristina de Kirchner cuestionó la falta de vocación de diálogo en la oposición y en medio del discurso se quejó a los gritos: «No puede aconsejar a la oposición». Tuvo que intervenir Miguel Pichetto, presidente del bloque kirchnerista del Senado para que se callara.
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