19 de febrero 2014 - 16:42

Cristina: regreso y voz única para licuar disidencias

• Acto mañana en el conurbano.
• Habrá discurso semanal.

Cristina de Kirchner, Pablo Escobar y Juan Carlos Molina
Cristina de Kirchner, Pablo Escobar y Juan Carlos Molina
No fue el más explosivo, sólo el más reciente. El entrevero intracristinista sobre en qué tramo del engranaje narco está ubicado el país, que enfrentó a Jorge Capitanich, y Sergio Berni con Agustín Rossi, precipitó una decisión que Cristina de Kirchner tenía en estudio: sistemarizar, como en otros tiempos, sus discursos periódicos.

Desde su repentina internación en octubre del año pasado y la posterior operación que la forzó a 50 días de reposo, la Presidente no retomó los actos semanales. Mañana, en Florencio Varela, Cristina de Kirchner no sólo volverá a encabezar un show en el conurbano profundo -el último fue en la campaña de las PASO de 2013- sino que se anticipa como el primero de una saga que se repetirá, en adelante, al menos una vez por semana.

La Presidente obtuvo el alta definitiva por lo que puede, de a poco, regresar el antiguo ritmo de actos fuera de Casa Rosada. En su momento, la agenda sobrecargada -y el agotamiento presidencial por tanto vuelo y gira- fue uno de los factores que derramó lluvia ácida sobre Oscar Parrilli, el responsable de armar las giras presidenciales.

El regreso al conurbano, a un lugar emblemático como Varela, tiene clave política: en medio de los sacudones en el PJ tras la derrota del 27-O y la cabriola de Raúl Othacehé hacia el massismo, la Presidente elige la zona sur, territorio que sigue leal y donde el FpV ganó en 2013, para su reaparición conurbánica. En el lenguaje cifrado del cacicazgo es un guiño, además, para el jefe de ese condado: Julio Pereyra.

Fuera de esa gestualidad, en Casa Rosada deslizan que Cristina de Kirchner pretende pararse en el centro de la escena para que haya una "única voz" K sobre las posturas del Gobierno. Los cruces entre Rossi, Capitanich y Berni en torno de si Argentina es un país de tránsito o de producción de drogas, llevaron a un punto de alta visibilidad desencuentros siempre existentes.

El caso narco, que ayer sumó una curiosa cita de Berni a Pablo Escobar Gaviria ("No hay posibilidades matemáticas de que la persecución policial pueda contra el narcotráfico") y su comparación con la "ley seca", explicitó y permitió rastrear cómo la trifulca la tuvo que resolver la Presidente.

La secuencia explica que Rossi habló sobre la base de un estudio que hizo en Santa Fe cuando fue candidato a gobernador en el que detectó, con un equipo de especialistas, el desembarco del "narco" con mandejo territorial.

En Seguridad dicen, a su vez, que detrás de los planteos de Rossi está la intención de encontrar "un rol para las FF.AA." y especulan que se mueve César Milani, el jefe del Ejército.

El otro actor, que por ahora estuvo apenas expuesto, es el cura Juan Carlos Molina, titular del Sedronar, que le llevó a Cristina la queja por los dichos de Rossi. Molina tiene vínculo con los Kirchner desde su trabajo en Santa Cruz donde conoció al matrimonio. Antes de ser designado en el Sedronar, asesoraba a Alicia Kirchner en Desarrollo Social. Molina consideró inoportuno el planteo del ministro de Defensa Rossi y reaccionó. El resultado fueron las refutaciones ejecutadas por Capitanich y Berni.

El episodio es uno más en estos tiempos. Amado Boudou, como vice a cargo, convivió con ese zigzag. La entronización de Capitanich como jefe de Gabinete aportó un período de silencio y quietud de la Presidente en que la vocería oficial estuvo centralizada en el chaqueño. A modo de ensayo de volver a ser la única voz, mañana a las 18, en el polideportivo "La Patriada", la mandataria volverá a encabezar un acto en el conurbano rabioso con letra del plan Progresar. Pidió, además, convocar a empresarios y sindicalistas para bajar línea unificada sobre el programa "Precios Cuidados" y para repetir su rap contra los especuladores. Según el manual K, la ausencia es una de las formas de la traición.

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