14 de marzo 2011 - 00:00

Cupones bursátiles

Deberá quedar para próximos días que el desastre natural que se vivió en Japón -ahora la tercera economía del mundo- reciba su correspondencia cuantificación, en función de cómo pegará esto, respecto de un panorama económico y financiero que siempre suma nuevas complicaciones. Como sucedió en la misma semana, con España y su rebaja de calificación, o la sensación de temores que apunten nuevamente a Grecia y Portugal. Sin dejar de lado el vuelco total que parecen haber dado las cuestiones en Libia y donde, lo que se daba casi como un hecho resultó luego desvirtuado, para retornar a la situación inicial. Si bien, y seguramente, nada quedará como era entonces en esa sociedad. De todo, en una enorme «ensaladera» de hechos que incluyen tanto lo político, como lo económico, el drama bélico, y el de orden natural. Básicamente, la precariedad de condiciones en que se encuentran los principales países, sin poder llegar a doblegar el problema que venía de arrastre -la crisis-, todavía posee energías, para encarar el racimo de situaciones de todo color que se han presentado.

Es demasiado nutrido, demasiado importante, demasiado apretado el nudo que se ha formado: como para tener el atrevimiento de discernir y pronosticar sobre estos asuntos. No lo haremos, aunque se verán cantidad de hipótesis lanzadas en los medios por todo calibre y prestigio de personajes donde el lector deberá aplicar el necesario filtro y elegir a los que le parezcan opinadores en serio, superando a los audaces y atrevidos. Tanto, como para no verse tapados de información -y el mundo de internet se presta para que ello ocurra- que sólo aumente la propia confusión, que cada uno tenemos.

Lo que nos pareció adecuado es dejar planteado que éstas han sido variables de fuste -no las pavaditas de los ratios mínimos, de la economía de Estados Unidos- como para esperar «réplicas» y reacomodamientos, en términos sismológicos, de las propias «placas» de los mercados. Cuando el horror del primer impacto se suavice, y haya necesidad de otorgarle incidencia económica a la cadena de circunstancias que se eslabonaron y de muy distinto origen y tópico. Si se podrá seguir, como si nada hubiera ocurrido. O si no.

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