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“Da bronca terminar el año de esta manera”
Manuel Carizza sabe bien que la camiseta número 4 de Los Pumas le costó mucho sacrificio, sudor, trabajo y sinsabores conseguirla y que lo aprendido en estos últimos años le sirvió para convertirse en uno de los jugadores que más ha crecido en todos los aspectos dentro de esta estructura. Ha crecido en juego y también en experiencia y en personalidad. Desde las alturas intenta ver las cosas con la mayor claridad posible. Cuesta, porque estos últimos partidos de Los Pumas oscurecieron el panorama. Pero así y todo, el rosarino le pone garra para intentar explicar cosas que parecieran hoy tener pocas explicaciones posibles. Dos sopapos aleccionadores contra Francia e Irlanda causaron efectos indudables. Los Pumas están golpeados como pocas veces se los ha visto y Manucho acepta eso con entereza.
Tiempo de análisis. “Creo que hubo un crecimiento a lo largo de este año”, aseguró el rosarino Carizza.
Se explaya. Puede hacerlo porque está tranquilo más allá de lo ocurrido.
Creo que hubo a lo largo del año un crecimiento. Fueron doce partidos muy intensos, estuvimos juntos mucho tiempo y hubo una evolución en algunos aspectos del juego, dice como buscando algo que pareciera estar ahora lejos a la distancia.
¿Cómo estoy en lo personal? Me siento bien. Me tocó jugar un montón y creo que para mí el balance es positivo más allá de lo que pasó. Hoy estoy triste de que se acabe el año. Y encima así, comentó Carizza.
En relación a su futuro, consolidado en Los Pumas, la convocatoria para el Rugby Championship significó su salida del Biarritz, equipo en el que jugó durante muchas temporadas en Francia. Los vascos no le renovaron el contrato y se volvió a Argentina. Pero, ni lerdos ni perezosos, tras el gran campeonato jugado por este fanático de Newell's, llegó un llamado del Racing Metro. Una de las sucursales argentinas en Francia lo requería como Medical Joker en reemplazo del neozelandés de origen samoano Johnny Leo'o, quien estará fuera de acción todo el resto de la temporada y tal vez para siempre (tuvo un embolia pulmonar y se duda que pueda regresar a la actividad deportiva de alto nivel, además de tener ya 34 años).
Así las cosas, se fue al prestigioso e histórico equipo de la Ciudad Luz, en el que tiene muchos compañeros de selección como Álvaro Galindo, Juan Pablo Orlandi, Juan Imhoff y Juan Martín Hernández, además del entrenador Gonzalo Quesada, seguramente atento a su salida del Biarritz para convocarlo.
Hubo un montón de razones que tomé en cuenta para irme a Racing: un gran club con aspiraciones, con una estructura que es impresionante, con la posibilidad de estar hasta fin de temporada y espero prorrogar el contrato más allá de la misma. Es una gran ciudad, hay compa-ñeros argentinos... todo tuvo mucho que ver, asegura y se lo ve contento porque sabe que eso es fruto de su trabajo actual y no sólo de las buenas tempo-radas en la costa vasca.
Si hay un puesto en el rugby en el que hay una comunión entre compañeros casi total es en la segunda línea. Y en Los Pumas muchísimo más. La historia lo marca también. Milano-Branca, Llanes-Sporleder, Álvarez-Fernández Lobbe y ahora Albacete-Carizza. El rosarino sabe que ha crecido mucho en su manera de afrontar los partidos y admite que gran responsabilidad de eso es haber jugado y desarrollado al lado de Patricio Albacete. Con Pato tenemos una muy buena complicidad dentro y fuera de la cancha. Es cierto que los segundas líneas hacen todo juntos y que se hablan constantemente. Con Pato hablamos muchísimo, nos comunicamos muchísimo y funcionamos bárbaro. Eso no quita que con Julio (Farías, su compañero en esta ventana en ausencia del Pato, lesionado) tengamos muchísimo diálogo, que nos digamos todo en ataque, en defensa... eso es muy importante en una función en la que hacemos muchas cosas parecidas durante el partido. Por eso la comunicación es clave, comenta.
El año de Los Pumas -más allá de todo lo ocurrido- dejó cosas para analizar dentro y fuera de la cancha. Consultado al respecto, el ex Jockey de Rosario dice que siempre hay cosas para mejorar, en todos los aspectos. En el juego y en las estructuras que lo sostienen. Fue nuestro primer año y hay que hacer un balance de todo lo que se hizo bien y de lo que se hizo mal. A mí, como jugador, me corresponde analizar lo que pasa dentro de la cancha y los errores que cometemos en el campo. Creo que el día que se revea la estructura para el año que viene, se charlarán las cosas que se puedan mejorar porque siempre hay. El que dice que no, está errado. Tenemos que hacer un buen balance, analizar lo ocurrido en este primer año de aprendizaje y mejorar para el que viene.


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