9 de febrero 2015 - 00:00

Diálogos en Wall Street

Una explosiva creación de empleo en EE.UU. hace recalcular proyecciones. De ahí la consulta obligada con Gordon Gekko, nuestro hombre en Wall Street.

Alexis Tsipras
Alexis Tsipras
Periodista: La economía de EE.UU. goza de buena salud. Más allá de todos los contratiempos, creó 257 mil empleos en enero...

Gordon Gekko: El promedio de los últimos tres meses -336 mil- es el más alto en 18 años.

P.: Esto habla de un boom laboral.

G.G.: Por cierto. Que era el objetivo del QE3 allá por septiembre de 2013 cuando se lo lanzó. Los resultados están a la vista.

P.: La economía debe estar volando...

G.G.: Hay que tener cuidado con la extrapolación. La productividad se planchó el último año. Cayó un 1,8% el último trimestre de 2014. Es verdad que el mercado laboral fue el talón de Aquiles de la recuperación. Hoy la situación se invirtió y, en la coyuntura, la creación de empleo luce más sostenida que la propia actividad económica.

P.: Pero la economía no está moribunda como sugería el bono largo del Tesoro -a 10 años- rindiendo un 1,65%.

G.G.: De hecho, corrigió y ahora se ubica en un 1,94%.

P.: Rendía el 3% un año atrás, cuando no se sabía qué efectos depararía el "tapering", desmontar el QE3...

G.G.: La desinflación también juega. Y se acentuó fuerte con la caída del precio del crudo.

P.: Los bonos estaban muy caros y tuvieron que bajar. La apuesta a una debilidad manifiesta no se convalidó. Pero ¿y las acciones? Es curioso, también cayeron luego que se conoció el informe de empleo.

G.G.: Con todo, treparon el 3% en la semana. La retracción de enero quedó neutralizada. Inclusive el S&P 400 -una canasta amplia de compañías de mediano tamaño- rompió el hielo y clavó un nuevo récord absoluto.

P.: Uno podía pensar en un desempeño estelar. La inercia ya había instalado un envión.

G.G.: Seguro. El pesimismo acendrado puede haber sido despejado, pero la cautela -por lo visto- sigue vigente.

P.: ¿La baja de calificación de Grecia -y el atasco en que se encuentra el Gobierno de Tsipras- no fue la razón?

G.G.: No. Esa fue la excusa. La novela del aislamiento griego -y el tour frustrado del ministro Varoufakis- se desplegó a lo largo de toda la semana y no fue obstáculo para que la Bolsa avanzara sin titubeos.

P.: Nos queda, entonces, el último villano. El de siempre, la Fed y la suba de tasas de interés. Va a ser difícil postergar el bautismo de fuego. ¿Anotamos la reunión de junio para la primera suba de tasas?

G.G.: ¿No lo tenía marcado ya?

P.: En algún momento, las expectativas se desplazaron hacia noviembre.

G.G.: Pero la Fed nunca se apartó de su mensaje original. Junio se mantiene más allá de todas las vicisitudes del corto plazo.

P.: Aunque la inflación vaya a cumplir tres años por debajo de la propia meta del banco central...

G.G.: Como usted lo dijo, el desvío no es de ahora. La Fed insistirá en el objetivo de normalizar su política.

P.: La economía de EE.UU. está a punto caramelo; la economía mundial, no. Y la desinflación manda en todas partes.

G.G.: Serán tenidos en cuenta. Pero se procederá como con el QE3 y el tapering. Se comunicará la intención de ir adelante con claridad. Y se dejará que el mercado anticipe los efectos. Junio es la fecha marcada. A la manera que lo fue septiembre de 2013, ¿recuerda?

P.: Recuerdo que después no se cumplió. Se dilató el puntapié inicial. Y la política recién se comenzó a ejecutar en enero de 2014.

G.G.: Recuerda muy bien. La Fed necesita conocer nuestra reacción primero, y después hará lo que considere mejor. En rigor, el ajuste ya empezó de la mano del dólar fuerte. Los riesgos de correr los acontecimientos de atrás son ínfimos. Paradójicamente, es el momento ideal para salir de la tasa cero en EE.UU. Pero hay que corroborar que no se nos caerá el mundo encima. El estímulo no desaparecerá de golpe. Se reduce en el margen. Usted quiere quitarle las muletas, pero que el paciente no tropiece, que siga caminando. Como sucedió con el tapering.

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