Formando programa doble, se estrenan en el Gaumont estos documentales muy diferentes uno del otro, en casi todo sentido. Dos al precio de uno, tientan al espectador y lo enganchan con distintos estilos, asuntos y recursos. "Huellas" parece un cuento narrado por el autor, que evoca el misterio de su abuelo italiano, nunca visto en persona. Cuando niño, lo imaginaba como un héroe de la II Guerra. Ya grande, el autor ya piensa de otro modo, y lo imagina otra persona. Más bien, lo sospecha. La búsqueda de la posible verdad lo lleva hacia viejos tiempos, el norte de Italia y la precordillera catamarqueña, secretos de familia peores de lo imaginado, y reflexiones dichas de modo calmo sobre asuntos a veces demasiado incómodos.
"Boxing Club", en cambio, no cuenta nada. Muestra. Baja al subsuelo del andén 14 de Estación Constitución, donde está el gimnasio ferroviario, se acerca al conurbano, presencia rutinas, esfuerzos, agotamientos, nuevas rutinas, expectativas, algún fruto. Lo suyo es eso que se llama documental observacional, que puede dejar al público afuera, a menos que lo atrape y lo deje sin respiración. Así ocurre en este caso, por suerte.
Especialmente destacables, la fotografía de Miguel Rivarola para el primer trabajo, el sonido de Martín Grignaschi para el segundo (y la valiosa figura del entrenador Alberto Santoro, y la voz de Walter Nelson). Pero todo está bien cuidado en ambas obras. Colombo, salteño de origen, es egresado de la Enerc, la escuela del Incaa, coautor del valioso "Rastrojero, utopías de la Argentina Potencia", y montajista requerido incluso en Brasil, España y EEUU. Víctor Cruz, egresado de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, autor de "La noche de las cámaras despiertas" y "El perseguidor", también es creador de la productora 16M ("Jevel Katz y sus paisanos", "Las vidas posibles", "Un tren a Pampa Blanca", "La toma", etc.). Gente valiosa.
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