19 de julio 2016 - 00:00

El autor de musicales Ángel Mahler, a Cultura

Tras la renuncia de Lopérfido, el Gobierno porteño designó al ex compañero artístico de Pepito Cibrián (con quien produjo “Drácula”, entre otros musicales). Su nombramiento provocó manifestaciones contrarias en referentes de la cultura, quienes cuestionaron su falta de antecedentes en gestión.

Nuevo ministro. Ángel Mahler asumió ayer el cargo, en presencia de Horacio Rodríguez Larreta.
Nuevo ministro. Ángel Mahler asumió ayer el cargo, en presencia de Horacio Rodríguez Larreta.
 Desde ayer a la tarde, el músico, compositor, arreglador, productor y ex compañero artístico de Pepito Cibrián, Ángel Mahler es el nuevo ministro de Cultura de Buenos Aires, tras haber sido puesto en funciones por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. El acto se realizó en el auditorio de la sede del Gobierno porteño en Parque Patricios, con magra presencia de figuras de la cultura (Raúl Lavié, uno de los pocos) y numerosos funcionarios, entre ellos su antecesor y director artístico del Teatro Colón, Darío Lopérfido; el director del Complejo Teatral de Buenos Aires, Jorge Telerman, y la directora general del Colón, María Victoria Alcaraz.

Disuelta hace tres meses la pareja artística que mantuvo por décadas con Cibrián, el compositor de "Drácula" dijo sentirse "muy honrado. Hay oportunidades que son únicas en la vida y uno tiene que decidir si mirar desde afuera o involucrarse". En otro momento de su alocución recordó que él escuchaba ópera desde los 7 años, junto con su padre.

El jefe de Gobierno abundó, por su parte, con la misma idea del "equipo" que reiteró tanto en campaña, "¿Qué mejor que un director de orquesta para un trabajo en equipo?". Aludió también Larreta a las luminosas carteleras de la calle Corrientes gracias a la obra de su nuevo funcionario. Esta debilidad del Gobierno porteño por el repertorio de la dupla Cibrián-Mahler ya había quedado de manifiesto en la gestión anterior, cuando en 2013 le cedió el teatro Presidente Alvear para la puesta en escena de una nueva revisión de "El Jorobado de París", el musical en el que Tito Lectoure había hecho una inversión millonaria en los 90 tras el éxito de "Drácula", pero que nunca funcionó igual. Sus trabajos continuaron en el Alvear, donde en febrero de 2014 estrenaron el musical tanguero "Mireya".

Pero la pasión oficial por Ángel Mahler no es compartida por gran parte de la cultura porteña, como pudo advertirse ayer en las redes sociales o en manifestaciones públicas a través de varios referentes. Entre ellos, el director Rubén Szuchmacher, exdirector del FIBA y actual asesor en el Complejo Teatral, quien no ahorró calificativos y habló de "una catástrofe". "No lo critico porque haya escrito música fea o porque porte un nombre de músico que no le es propio [el apellido real es Pititto], sino porque carece de la más mínima experiencia o reflexión sobre los temas de cultura de la Ciudad. ¿Alguien ha leído o escuchado alguna vez algo de Ángel Mahler hablando sobre los problemas de la cultura de la Ciudad? ¿Qué es lo que nos permite saber acerca de su posible gestión?". En el acto de asunción la prensa se refirió a estas declaraciones, a las cuales Mahler respondió, conciliadoramente, que no conocía en persona a Szuchmacher, pero creía que todo malentendido podría solucionarse con el paso del tiempo.

Al menos hasta ayer esa solución no parecía cercana ya que la designación de Mahler, antes que cerrar las heridas que dejaron las diferentes declaraciones de Darío Lopérfido en la sensible piel de la comunidad artística e intelectual porteñas, las profundizaron. A priori, el nuevo nombramiento resulta para esa comunidad tan irritante como si se elevaran los conciertos de las Elegidas y Elegidos de la música popular en el Teatro Colón al rango ministerial. La "grieta", esa grieta en la que el mismo Mahler dijo ayer no creer, se sigue abriendo. Son concepciones muy distintas de la palabra "popular".

Los desencuentros entre el PRO y la cultura son históricos y se originan en el comienzo de la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad en 2008, cuando antes de que se llegara al nombre de Hernán Lombardi debieron retroceder con más de uno de los candidatos propuestos, que resultaban inaceptables. La desorientación de la nueva gestión porteña en materia de cultura es profunda, y la forzada renuncia de Lopérfido (a quien ayer Rodríguez Larreta agradeció que se hubiera ocupado de dos cargos en simultáneo durante el primer semestre) la puso más en evidencia. Inclusive hay cargos para los que no hallaron candidatos, como la Dirección General de Música que ocupaba Juan Carlos Cuacci (quien no quiso continuar tras el cambio de gobierno), y para el cual debieron nombrar a la gerenta administrativa, la abogada Gabriela Aranaz.

Sustituir a Lopérfido no fue tarea sencilla. En primer lugar, no se quiso ceder ante varios autopostulados (algunos de ellos aplaudían ayer en Parque Patricios); tampoco se pudo recuperar para la Ciudad a funcionarios que ahora fungen en Nación, como Enrique Avogadro (hoy en Cultura y Creatividad); y finalmente líberos famosos no aceptaron. Se mencionó a Gustavo Yankelevich y al más improbable Juan José Campanella. La misión era más ardua porque una de las condiciones era la de "no tocar nada" de la estructura armada, cosa que lógicamente siempre desea hacer un ministro. Mahler ayer habló de un "gabinete del disfrute", antes de iniciar la recorrida por distintos canales de televisión que le preparaba, entusiastamente, su jefe de prensa privado, aunque ahora sea ministro.

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