2 de enero 2023 - 00:00

El líder inoxidable pondrá a prueba sus habilidades como negociador

El jefe de Estado, que rehabilitó su imagen tras haber pasado cerca de dos años en prisión, asumió las riendas de un país polarizado.

EXPECTATIVA. Lula da Silva ha adelantando que mantendrá las ayudas sociales y se focalizará en reducir el hambre de la población.
EXPECTATIVA. Lula da Silva ha adelantando que mantendrá las ayudas sociales y se focalizará en reducir el hambre de la población.

Brasilia - El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva regresó el domingo por tercera vez al poder en Brasil, que había dejado con una popularidad récord antes de que un escándalo de corrupción lo enviara a la cárcel y casi a la tumba política.

El logro de un tercer mandato conmovió a este autodefinido “joven” de 77 años, que no pudo contener el llanto durante la certificación de su elección en diciembre, luego de imponerse por poco (50,9% a 49,1%) al mandatario saliente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.

Tras su paso por prisión y anuladas sus condenas, que muchos interpretaron como su fin, Lula, el ícono de la izquierda brasileña y latinoamericana vuelve a la primera línea de la política.

De 2003 a 2010 gobernó la mayor potencia de América Latina, dejando el cargo con una aprobación nunca vista, del 87%.

El exlíder sindicalista fue elogiado por administrar una bonanza del precio de las materias primas que permitió sacar a 30 millones de brasileños de la pobreza.

Pero luego, la suerte cambió para el otrora niño lustrabotas.

Condenado por corrupción en el “Lava Jato”, el mayor escándalo político en la historia del país, estuvo preso 580 días, de abril de 2018 a noviembre de 2019.

La máxima figura del Partido de los Trabajadores (PT) sostiene que fue víctima de una venganza política que permitió el triunfo de Bolsonaro en las elecciones de 2018, cuando él era gran favorito.

Pero las nubes de su vida política empezaron a disiparse en marzo de 2021. La Corte Suprema anuló sus condenas y le restituyó sus derechos políticos.

La decisión del alto tribunal, sin embargo, no declaró a Lula inocente en las investigaciones sobre sobornos pagados a políticos para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobras.

Pero 12 años después de salir del poder, este orador de voz rasposa que sufrió un cáncer de laringe llevó adelante su sexta campaña presidencial, la tercera exitosa.

Al mundo anuncia que “Brasil está de vuelta” a la escena internacional, especialmente con sus compromisos medioambientales, mientras a sus ciudadanos promete unirlos, tras un crispado mandato de Bolsonaro que polarizó todavía más a la sociedad.

Lula, con la barba más famosa de la política brasileña, es muy popular en las regiones más pobres del noreste, donde persiste la memoria de sus programas de ayuda. Pero es odiado por una parte de los brasileños, para quienes representa sobre todo el estigma de la corrupción.

También reposicionó la imagen de Brasil en el mundo, al conformar el grupo de países emergentes BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), y sobre todo siendo anfitrión del Mundial de fútbol de 2014 y los Juegos de Rio-2016. Conocido por sus habilidades de negociación política, fue puesto a prueba este mes en la composición de su gabinete, que finalmente completó el jueves con 37 ministerios (contra 23 actuales) y 11 ministras mujeres, un récord.

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