22 de diciembre 2015 - 00:00

El PP y su última jugada: ¿una mujer para ocupar la Presidencia de España?

Soraya Santamaría, actual vicejefa de Gobierno cuenta con mejor reputación que Mariano Rajoy, incluso entre sus contrincantes políticos.
Soraya Santamaría, actual vicejefa de Gobierno cuenta con mejor reputación que Mariano Rajoy, incluso entre sus contrincantes políticos.
 Madrid - Al día de hoy, Mariano Rajoy no puede ser investido de nuevo jefe del Ejecutivo español. El voto en contra a su investidura anunciado por el Partido Socialista (PSOE) lo deja definitivamente fuera de juego. Al Partido Popular (PP), sin embargo le queda un cartucho por quemar: dejarlo caer y presentar otro candidato a la votación para seguir gobernando España.

La persona que en estos momentos parece mejor situada para eso es la que ha sido la mano derecha de Rajoy en sus cuatro años de Gobierno: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

El domingo por la noche, cuando Rajoy salió al balcón de la sede del PP para dirigirse a los militantes, dos mujeres lo flanqueaban tras haber perdido casi cuatro millones de votos y la mayor cota de poder en la historia de la formación conservadora. A su izquierda, su esposa, Viri Fernández; a su derecha, la vicepresidenta.

Él mismo dio a Sáenz de Santamaría un protagonismo sin precedentes en la campaña electoral. La imagen de la número dos del Gobierno rivalizó con la suya en los carteles electorales que el PP colgó de las luminarias de toda España, en la primera ocasión que el partido conservador planteó una campaña bicéfala a la norteamericana.

Rajoy la envió además en su nombre al debate que enfrentó a los candidatos de los cuatro partidos que rivalizaban en los primeros puestos en la encuestas. Sáenz de Santamaría salió airosa del enfrentamiento con el socialista Pedro Sánchez y los emergentes Pablo Iglesias (Podemos) y Albert Rivera (Ciudadanos).

Iglesias fue el que en plena campaña electoral habló de la "Operación Menina", especulando con que el PP estuviera colocando en buena posición a la vicepresidenta por si la formación conservadora quedaba tras las elecciones ante la disyuntiva de tener que dejar caer a Rajoy para poder seguir al frente de España.

La número dos de Rajoy tiene 44 años, 16 menos que él, una edad que la aproxima más que a su jefe a los líderes con los que el PP tiene que entenderse obligatoriamente en la nueva legislatura en un Congreso de los Diputados más fragmentado que nunca. Sánchez tiene 43; Iglesias, 37, y Rivera uno menos.

Retirar a Rajoy abriría la posibilidad a una abstención del PSOE y de Ciudadanos, e incluso quizá un voto a favor por parte del partido emergente liderado por Albert Rivera.

El número dos de los socialistas, César Luena, anunció ayer un voto en contra de la investidura de Rajoy, pero no en contra del PP. "Lo que tenemos claro es que rechazaremos la investidura de Rajoy", dijo. Pero también pronunció otra frase: "Al que le toca formar Gobierno es al PP y el PSOE va a ser responsable siempre".

El líder de Ciudadanos aseguró en la campaña que no votaría a favor de hacer presidente a Rajoy, pero en la recta final admitió que se abstendría en una votación de investidura del líder conservador. Ayer habló abiertamente de permitir un Gobierno del PP en minoría.

La opción de un Ejecutivo del PP con un presidente distinto a Rajoy alejaría un escenario que desde el domingo no se puede descartar: la convocatoria de nuevas elecciones en marzo o abril ante la imposibilidad de la formación de Gobierno.

El Ejecutivo, no obstante, sería frágil y estaría bajo la amenaza constante de una moción de censura. Pero al día de hoy, en espera de que los partidos se sienten a hablar, aparece como la única opción por la que el PP podría mantenerse en La Moncloa.

A favor de Sáenz de Santamaría juega su experiencia en el Gobierno, del que ha sido la persona fuerte tras Rajoy: vicepresidenta única, ministra de la Presidencia y portavoz del Ejecutivo, la mujer que más poder ha acumulado en 40 años. Entre sus parcelas han estado la dirección de los servicios secretos, la política de comunicación, la coordinación legislativa y la gestión de las crisis políticas.

En el exterior está bien vista, por ejemplo, en círculos de poder político en Berlín, la capital oficiosa de la Unión Europea.

Recién comenzada la campaña electoral, en una entrevista, ella misma lanzó enigmática un titular que ocupó a gran escala la portada del diario El Mundo: "Llegará un día en que haya una presidenta". Ahora, ese día podría estar cerca.

Agencia DPA

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