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El Reino Unido y la UE confirman que tendrán un divorcio civilizado
Habrá un paraguas desde el “brexit”, que formalmente se producirá el 30 de marzo del año que viene. El mismo asegura un tiempo más de derechos para los inmigrantes y de libre comercio. Las empresas obtienen así margen para adaptarse a las nuevas reglas de juego.
Londres y Bruselas también resolvieron sus diferencias sobre la cuestión de los derechos de los ciudadanos que lleguen al Reino Unido en la transición.
"Estamos de acuerdo para que los ciudadanos británicos y europeos de 'los veintisiete' que lleguen durante el período de transición se beneficien de los mismos derechos y garantías que quienes llegaron antes del día del 'brexit'", explicó.
Tanto él como el ministro británico para la desconexión, David Davis, coincidieron en destacar que la transición permitirá a las empresas y la administración del Reino Unido prepararse para el futuro, una vez que se produzca la salida efectiva del bloque.
"Ese tiempo facilitará también nuestra propia preparación desde el lado europeo y ese tiempo de la transición será en el que deberemos finalizar nuestra futura relación", dijo Barnier.
Los jefes de Estado y de Gobierno de "los veintisiete" tienen previsto dar luz verde a las directrices para negociar el marco de la relación definitiva con el Reino Unido en la cumbre de este viernes, si bien las conversaciones formales sobre la asociación entre Londres y Bruselas solo podrán comenzar cuando se haya producido el "brexit", a partir del 29 de marzo de 2019.
La entrada en vigor del acuerdo sobre la futura relación se llevará a cabo cuando concluya la transición, a partir de 2021.
Ese lapso cubre, asimismo, el territorio de Gibraltar, pero su aplicación dependerá de la negociación bilateral entre Madrid y Londres, resaltó el jefe negociador europeo.
Junto con el pacto del período transitorio, Londres y Bruselas lograron, igualmente, un acuerdo "sobre una gran parte de lo que constituirá el acuerdo internacional para la retirada ordenada del Reino Unido", confirmó Barnier, en particular, sobre el acuerdo financiero y los derechos de los ciudadanos.
Igualmente, destacó los progresos sobre la finalización de los procesos aduaneros, la circulación y supervisión de productos o los compromisos británicos en materia nuclear.
No obstante, recalcó que aún quedan cuestiones pendientes como la gobernanza de ese tratado de salida, las indicaciones de procedencia, la protección de datos o la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
A ese respecto, la UE y el Reino Unido decidieron incluir en el documento sobre la retirada la opción de "alinear" las legislaciones en toda la isla irlandesa, que se aplicará salvo que o hasta encontrar una solución alternativa.
En ese supuesto, Irlanda del Norte permanecería en el mercado único y la unión aduanera tras la salida del club comunitario, posibilidad que la primera ministra, Theresa May, había calificado las últimas semanas de "amenaza" para la integridad constitucional de su país.
"Debemos tener una solución práctica y factible para evitar una frontera dura y proteger la cooperación entre el norte y el sur", insistió, en cualquier caso, Barnier.
Mientras tanto, Davis declaró que su Gobierno sigue comprometido con evitar una frontera "dura" entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte y admitió que incluir la opción de homogeneizar las leyes en Irlanda en el tratado de retirada es aceptable para Londres.
"Pero sigue siendo nuestra intención lograr una asociación tan próxima que no requiera medidas específicas con respecto a Irlanda del Norte", agregó.
Agencias DPA, EFE, AFP, y ANSA |
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