19 de diciembre 2013 - 00:00

El sauna de los cisnes

“El lago de los cisnes” cerró un año positivo para el Ballet Estable del Colón, pero el martes debió enfrentar una sala no refrigerada, por culpa de un corte de luz que también dejó momentáneamente a oscuras el foso de la orquesta.
“El lago de los cisnes” cerró un año positivo para el Ballet Estable del Colón, pero el martes debió enfrentar una sala no refrigerada, por culpa de un corte de luz que también dejó momentáneamente a oscuras el foso de la orquesta.
La magia indeleble de "El lago de los cisnes", tal vez el título más emblemático del repertorio, regresó al Colón envuelta en algunos avatares pero con un muy buen saldo, y cerró un año muy positivo para el Ballet Estable que dirige Lidia Segni.

La versión elegida fue la del británico Peter Wright (con los aportes de Galina Samsova) que sintetiza y a la vez enriquece la creación de Marius Petipa revisada por Lev Ivanov, a la que es fiel en su espíritu. Montada en un tiempo relativamente muy corto para un título de esta complejidad, tuvo además en la función de estreno inconvenientes sobrellevados con heroísmo por músicos y bailarines.

Luego de un primer acto aceptable salvo por una muy desprolija ejecución del vals-, durante el "pas de deux" de Odette y Sigfrido del segundo se cortó la luz en el foso de la orquesta, se cerró el telón y la función quedó interrumpida durante casi diez minutos, sin que ninguna voz oficial se alzara para explicar lo que ocurría. Una vez restablecido el suministro (y reiterado el fragmento) se debió padecer el corte general en el sistema de refrigeración, que sólo volvió algunos minutos antes del final de la función.

En su debut en el muy difícil doble papel de Odette (el cisne blanco) y Odile (el cisne negro, en que se la notó más a gusto), Carla Vincelli cumplió con soltura y limpidez técnica, y seguramente el correr de las funciones y luego de los años de darán más profundidad a su interpretación. Muy compenetrado en su papel de Sigfrido, Federico Fernández brilló en cada intervención y mostró buena química con la protagonista.

Impecable el Von Rothbart de Vagram Ambartsoumian, logrado el "pas de trois" del primer acto (Natalia Pelayo, Macarena Giménez y Maximiliano Iglesias) y la intervención de las princesas (Gabriela Alberti, Hominal y Pelayo) en el tercero. En los actos "blancos", el cuerpo de baile femenino tuvo un desempeño digno. La escenografía y el vestuario de Peter Prowse y la iluminación de Peter Teigen complementaron con gran belleza el cuadro coreográfico.

Muy desmerecida por las circunstancias mencionadas más arriba, la Filarmónica de Buenos Aires dirigida por el colombiano Hadrian Avila Arzuza tuvo un buen desempeño general, excepción hecha de un par de solos vacilantes (en especial los de violín, lindantes con lo impresentable). 



"El lago de los cisnes", ballet en cuatro actos. Música: P. I. Tchaikovsky. Coreografía: P. Wright y G. Samsova, basada en el original de M. Petipa y L. Ivanov. Ballet Estable del Teatro Colón (directora: L. Segni). Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. Director: H. Ávila Arzuza (Teatro Colón, 17 de noviembre).

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